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SE ALARGA EL CHICO

Tras una semana de tiras y aflojes, la suerte de los rehenes sigue en veremos.

11 de septiembre de 1989

Que sí, que no, fue la tónica en que se movieron durante la semana pasada las negociaciones sobre la liberación de los rehenes occidentales secuestrados en Líbano. En un cauteloso, y en ocasiones ambiguo lenguaje, se cruzaron mensajes Estados Unidos, Irán, Israel, las autoridades del Líbano y hasta los dirigentes de Hizbollah (Partido de Dios), sin que se llegara a algo diferente de una conclusión generalizada: la crisis va para largo, va a ser muy compleja y no se descartan los "golpes duros" en medio de las negociaciones.
El que primero parece haber observado esta situación fue el propio Marrack Goulding, subsecretario de las Naciones Unidas, quien tan pronto estalló la crisis viajó a entrevistarse con los dirigentes del Hizbollah y posteriormente se entrevistó con las autoridades de Israel. El viaje del enviado de la ONU resultó infructuoso debido fundamentalmente a que existe una especie de diálogo de sordos entre las autoridades de Jerusalén y los líderes del Hizbollah. Con cierta decepción por no haber podido recuperar el cadáver del norteamericano William Higgins de manos de los líderes chiítas y por no haber logrado que Israel dejará en libertad al dirigente integrista pro-iraní Abdel Karim Obeid, Goulding dijo a su regreso que su misión no era "negociar intercambio de prisioneros".
El intercambio de prisioneros parecía ser la salida razonable, pero el problema que ha surgido es que cada quien quiere ahora sacar el mejor partido de la crisis. Mientras Israel ha manifestado que está dispuesto a canjear a Obeid y a 150 chiítas que tiene detenidos,por los 17 rehenes occidentales y 3 soldados israelíes que se encuentran en poder de los fundamentalistas libaneses, Líbano como tal no ha hecho ofertas, porque cada grupo chiíta tiene una visión particular de la negociación. La Organización de la Justicia Revolucionaria, por ejemplo, exige que Israel libere a Obeid, a los 150 chiítas y a cerca de 300 palestinos que tienen las autoridades de Tel Aviv y que, además, permita que todos los desterrados de Gaza y Cisjordania regresen a casa.
Por otro lado, tanto Iran como Estados Unidos se han trenzado en un tira y afloje desde el mismo momento en que el presidente iraní, Hashemí Rafsanjani, ofreció "colaborar para que la crisis tuviera una salida de diálogo". Mientras el presidente norteamericano, George Bush, se alegró con este pronunciamiento, también mostró su desconfianza por no saber qué era lo que quería decir concretamente el jefe de Estado iraní. Sin embargo, dos días después apareció en el periódico británico Sunday Express, la noticia de que la Casa Blanca estaría dispuesta a desbloquear cerca de 4 mil millones de dólares que estaban congelados desde 1979, cuando el entonces presidente Jimmy Carter toma esta medida a raíz del secuestro de 54 funcionarios de la embajada norteamericana en Teherán.
La propuesta fue desmentida por el portavoz de la Casa Blanca, Marvin Fizwater, quien afirmó que Washington mantiene una postura oficial de "no intercambiar armas o dinero por rehenes, ni pagar rescates por su liberación". Sin embargo, no dejó totalmente cerradas las puertas. Por su parte el diario Teheran Times afirmó que una fuente cercana a Rafsanjani, dijo que "Estados Unidos debe dar el primer paso y, una vez los fondos esten descongelados, Irán dará el paso siguiente".
Probablemente dentro de esta lógica es que Estados Unidos e Israel también han estado jugando a la cara dura. Se han hecho públicas las noticias según las cuales la VI flota norteamericana habría estado dispuesta a atacar diversos objetivos musulmanes por orden de Bush, según The New York Times. Por otro lado, el periódico Al lttihad, de Abu Dhabi, dijo que entre Jerusalén y Washington se había diseñado un plan destinado a secuestrar a varios líderes de las milicias libanesas, en caso de que fracasen las negociaciones. El propio ex secretario de Estado, Henry Kissinger, ha hablado de que Estados Unidos no debe bajar la guardia porque "por primera vez está en posición de acabar con el terrorismo de Estado. Debemos continuar la concentración de fuerzas y no dudar en usarlas si la diplomacia fracasa ".
Las cosas están de tal forma que Estados Unidos también ha pensado en la posibilidad de solicitar en extradición al jeque Obeid, para juzgarlo por asesinato y terrorismo.
Por su lado, el Hizbollah no se ha quedado quieto. El miércoles pasado un comando suicida hizo estallar un carrobomba contra un convoy militar israelí. Cinco soldados quedaron heridos y el conductor del carrobomba murió. Una organización del Partido de Dios, denominada "Hijos de Hussein", afirmó estar vengando de esta manera el secuestro de su líder chiíta.El epísodio alcanzó a asustar a los negociadores, pero otra llamada del Hizbollah sostuvo que se trataba de un amigo personal de Obeid, que había decidido actuar motu proprio. Pero como bien decía el presidente Bush, "del Libano no se sabe nada" todo hace pensar que las cosas van para largo.