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SEXO EN THE CITY

Tras revelaciones de su amante despechada, cae el subgobernador del Banco de Inglaterra, uno de los más respetados del mundo.

24 de abril de 1995

RUPERT TENNANT-REA SE había convertido en la estrella del mundo financiero de Londres, no sólo por su excelente desempeño como subgobernador del Banco de Inglaterra (un puesto de primer nivel en el banco central más respetado del mundo), sino porque como ex editor del semanario The Economist había roto todas las reglas que hacen de la carrera financiera un bastión inexpugnable para los no iniciados desde abajo. Que se convirtiera en gobernador era cuestión de tiempo, toda vez que, a los 40 años, se le consideraba el lógico sucesor del titular Eddie George.
Pero la semana pasada su destino dio un giro brusco, de la mano de su antigua amante, la estadounidense Mary Ellen Synon. Tennant-Rea había terminado su affaire un año atrás, pero la mujer despechada decidió que si ella había dañado su vida, por lo menos él debía perder el puesto. Al fin y al cabo le había prometido separarse de su esposa y a la hora de la verdad le había salido con una terminación destemplada.
Dicho y hecho, a tiempo que su ex amante acumulaba méritos en el banco, la señorita Synon comenzó a divulgar su romance a través de entrevistas a diversos medios de comunicación, que concedía gratis a cambio de obtener su propósito. Sin embargo el objetivo sólo fue cumplido luego de que entregara su dossier al tabloide sensacionalista Sunday Mirror, con lo que la carrera del subgobernador llegó a su fin.
Entre las revelaciones que hizo el periódico se cuenta que Pennant-Rea le llegó a escribir en mayo de 1991 más de 50 cartas a Mary Ellen, en un momento en el que se tomaban críticas decisiones monetarias. El periódico reveló también que el subgobernador utilizó en muchas ocasiones los automóviles y los conductores del banco para trasladar a su amante hacia sus lugares de encuentro y que la llevaba a sus viajes oficiales, para lo cual pagaba su pasaje, no se sabe con fondos de quién.
Eso no hubiera rebosado la copa si el diario no publica la bomba definitiva: por lo menos en una ocasión Tennant-Rea hizo el amor con Mary Ellen nada menos que en el baño de la oficina del gobernador del banco, esto es, su jefe.
La publicación se hizo el 19 de marzo y la renuncia de Tennant-Rea se produjo dos días más tarde. La revista The Economist, en su editorial de esta semana, se preguntó por qué los asuntos privados de los funcionarios públicos siguen pesando más que su desempeño, pues Tennant-Rea había enfrentado con lujo la tarea de reestructurar al banco. Pero, por lo visto, algunos medios británicos siguen obsesionados en explotar la dualidad de la personalidad colectiva de los ingleses: puritanos por fuera y libertinos por dentro.