SOLO PARA SHERLOCK HOLMES

En cosa de minutos se llevan 6.800 lingotes de oro de un depósito ultraseguro de Londres

2 de enero de 1984

Apoderarse de tres toneladas de oro y dos cajas de diamantes, lo que en su conjunto suma 30 millones de libras esterlinas (40 millones de dólares), es algo que sólo podía hacer la delincuencia londinense famosa por la audacia de sus metas, la sofisticación de su estilo y lo certero de sus golpes. Este asalto, perpetrado contra una cámara acorazada y ultra vigilada electrónicamente de la sociedad Brinks Mat, especializados en el transporte de valores comerciales, es, de hecho, el mayor robo en la historia de Inglaterra y deja como un enano al del Bank of America de 1975 (ocho millones de libras) y al famoso Asalto al Tren de Londres de comienzos de los 60s en el que se esfumaron más de siete millones de dólares.
Sin testigos distintos a los seis guardias que fueron rápidamente inmovilizados, la policía logró reconstruir en parte el escenario del robo: seis enmascarados pistola en mano irrumpen a las 6.40 de la mañana del sábado 26 de noviembre en el depósito número siete de la Brinks-Mat -situado cerca del aeropuerto londinense de Heathrow, desierto a esa hora- y logran dominar y después rociar con gasolina a los guardias. Bajo la amenaza de que los incinerarán vivos si no revelan donde se hallan los 6.800 lingotes de oro, los asaltantes encuentran el precioso cargamento en 76 baúles, los cuales iban a ser enviados a un país del Lejano Oriente. Se apoderan también de las cajas de diamantes y rápidamente embalan todo en dos camiones, desapareciendo después tan rápido como habían llegado.
¿Cómo lograron desactivar todos los sistemas de alarma y las cárnaras electrónicas que vigilan la entrada del depósito? El misterio sigue intacto.
Vendados, esposados y maltratados, los vigilantes no lograron llamar a la policía sino hasta las ocho y media de esa mañana. Llamó la atención el hecho de que durante la noche que antecedió al robo no hubo un servicio regular de guardias en el edificio. Los funcionarios de la compañía asaltada tampoco pudieron explicar por qué semejante cantidad de oro había sido depositada allí al mismo tiempo. Scotland Yard se consuela diciendo que el oro no ha salido de Inglaterra. Saben que los ladrones tendrán que fundir los lingotes para borrar su numeración antes de comercializarlos. Además, el oro no podrá ser vendido de manera masiva sin provocar una fluctuación súbita de ese mercado.
¿Pistas hasta el momento? Muy pocas. El nombramiento del inspector Frank Carter para dirigir la investigación hace pensar que la policía ha establecido una relación entre este robo y el atraco cometido en abril de este año contra otra sociedad de transporte de fondos, la "Security Express" .
Carter había sido encargado de ese caso en el cual los ladrones, utilizando los mismos métodos, se habían alzado con siete millones de libras. La policía confía que los tres millones de libras, que ha ofrecido la compañía de seguros, a todo aquel que suministre información que lleve a recuperar los lingotes, avive las contradicciones entre los medios criminales ingleses hasta llevarlos a denuncias claves. Por lo pronto, el espectacular robo ha ocasionado un neto incremento del valor del metal amarillo en el mercado de Londres y servido de tema para las más deliciosas especulaciones.