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SUEÑOS DE INDEPENDENCIA

Expectativa ante las posibilidades de que gane el sí en el referéndum sobre la separación de Quebec del Canadá.

20 de noviembre de 1995

EN ESTA OPORTUNIDAD EL grito separatista ha tomado más fuerza. El lunes 30 de octubre los ciudadanos de Quebec acudirán a las urnas para pronunciarse por tercera en vez en 15 años sobre la independencia de su provincia del Canadá. Como de acuerdo con las encuestas del viernes 20 los separatistas tenían una ventaja del 2 por ciento sobre sus opositores, esta vez el asunto parece ir en serio, lo que tiene en vilo a más de uno a ambos lados de la frontera con Estados Unidos.
El hecho ha creado preocupación entre los observadores internacionales, porque la secesión de la provincia francófona iniciaría un cataclismo en Canadá. Muchos opinan que si Quebec se separara, su ejemplo sería seguido por Alberta, que se uniría a Estados Unidos.
Los vientos divisionistas no son nuevos. Quebec siempre ha procurado mantener su idioma (el 85 por ciento de sus habitantes tienen el francés como lengua materna) y su mayoría católica. Pero con la llegada al poder en 1993 de Jacques Pariseau del Partido Quebequense, la independencia comenzó a verse como una posibilidad real. El 7 de septiembre Pariseau presentó al parlamento provincial un proyecto de ley de soberanía y anunció que la separación sería nuevamente sometida a referéndum en octubre.
Al gobierno de Estados Unidos la idea de un Canadá dividido no parece entusiasmarlo mucho. El miércoles pasado el secretario de Estado, Warren Christopher, dejó escapar un pronunciamiento al señalar que la nueva entidad resultante no debería dar como adquiridos los lazos existentes entre Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo a los separatistas eso no parece trasnocharlos. Sostienen que los vínculos son tan fuertes que no tendrían mayores problemas en negociar nuevos tratados. Su confianza obedece a que la provincia francófona es el octavo socio de Estados Unidos y sus negocios superan los 21.000 millones de dólares anuales. El tamaño de su economía también les da tranquilidad, su producto interno bruto es de 122.000 millones de dólares, similar a la de países como Suecia, Austria o Dinamarca.
Y es que los motivos para que Quebec desee su secesión son sobre todo de índole económica. La cuarta parte de la población canadiense reside en la provincia francófona, que genera también el 25 por ciento de la riqueza del país. Para los separatistas, Quebec subsidia a los territorios más pobres y sus esfuerzos no le son compensados ni siquiera con algún poder de decisión sobre la deuda externa canadiense.
Por otro lado, los gravámenes que se pagan en Quebec son varios puntos más altos que en otras provincias canadienses. Esa carga impositiva ha provocado que varias industrias se muden de Quebec. Otra fuente de incertidumbre son las relaciones comerciales entre los dos posibles estados. Mientras los separatistas esperan contar con un régimen similar al de la Unión Europea, los líderes de otras provincias señalan que esos lazos no se establecerían de forma inmediata.
Durante un posible proceso de negociaciones, los secesionistas esperan tener un as bajo la manga. Se trata de Lucien Bouchard, quien actualmente se desempeña como representante de Quebec ante el gobierno federal, y que sería el vocero de la provincia libre. A pesar de formar parte del establecimiento, su tarea no sería fácil porque líderes de algunas provincias como Alberta han anunciado que las negociaciones sobre los términos de la separación serán muy duras.
Las cosas serían aún más complicadas si los separatistas pierden el referéndum. Todo parece indicar que les sería imposible conseguir nuevas concesiones constitucionales, pues en un discurso político en la ciudad de Quebec el primer ministro, el liberal Jean Chretien, no realizó ningún ofrecimiento, únicamente se refirió a la provincia como una sociedad distinta.
Ello obedecería a que el resto del Canadá estaría cansado de la curiosa relación que mantiene con Quebec. Por más de 25 años los canadienses han permanecido a la espera de su partida. En este período los deseos de secesión se han manifestado de las formas más diferentes, que van desde los vítores al general Charles de Gaulle: 'Viva el Quebec libre' hasta el asesinato del ministro Pierre Laporte por parte del movimiento separatista Frente de Liberación de Quebec. El 30 de octubre las dudas podrían quedar resueltas.