SUICIDIO EN EL AIRE
Desconcierto mundial ante la hipótesis de que un piloto auxiliar habría estrellado <BR>deliberadamente el avión de EgyptAir en el Atlántico.
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Durante dos semanas se habían tejido toda suerte de conjeturas sobre la causa del accidente
del vuelo 990 de EgyptAir, ocurrido en la medianoche del 31 de octubre. En un comienzo los investigadores
pensaron en la posibilidad de que una bomba hubiera provocado el súbito picado de la aeronave en el
Atlántico. También se puso en el banquillo a la Boeing por supuestas fallas en el diseño de su modelo 767. En
algunos círculos se consideró incluso la idea de que factores meteorológicos hubieran incidido. Hasta
se elaboró una teoría sobre la maldición del Atlántico Norte, que convertía las costas de Nueva York _donde en
los últimos años han ocurrido varios accidentes _ en un Triángulo de las Bermudas. Pero la hipótesis que ha
ganado más fuerza entre los investigadores, y que ha sido recogida por los medios norteamericanos más
respetados, es tal vez la más aterradora. Según esa teoría uno de los miembros de la tripulación condujo
deliberadamente el avión hacia el desastre, ocasionando la muerte de 217 personas. El principal
sospechoso es Gamil al-Batouti, un piloto que viajaba como tripulación de refresco en la cabina y que,
según los investigadores norteamericanos, habría aprovechado un descuido para apagar el piloto automático
y clavar la nave en las frías aguas del Atlántico.El vuelo 990 decoló del aeropuerto John F. Kennedy
comandado por el piloto Ahmed al-Habashi, de 57 años, y su copiloto, Adel Anwar, de 36. Aunque este avión
sólo requiere dos tripulantes, en un vuelo tan largo se acostumbra llevar a un piloto capaz de asumir el vuelo
en los descansos de la tripulación principal. Esa es la razón por la cual Batouti iba a bordo. Según sus
amigos ese sería su último vuelo antes de su retiro, planeado para marzo próximo.El misterio pareció
develarse cuando fue encontrada la caja negra que contiene la grabación de las voces en la cabina de
mando. Gracias a ella los expertos pudieron determinar que hasta la 1: 49 de la madrugada, después de 40
minutos de vuelo y cuando el avión iba a 33.000 pies de altura, todo marchaba sin contratiempos. Para
ese momento Batouti había reemplazado al copiloto. Pero la calma se interrumpió cuando el capitán salió
de la cabina por unos segundos y Batouti tomó el control del avión. Según The New York Times, con base
en testimonios de los investigadores, en la grabación se puede oír al copiloto decir "Tawakilt ala Allah", que
en árabe significa "pongo mi fe en Dios" o "me encomiendo a Dios". Acto seguido, según parece, Batouti
procedió a apagar el piloto automático. Cuando el capitán regresó exclamó aterrado: "¿Qué está
pasando?, ¡Arreglemos esto!". Ocho segundos después el avión inició un picado. Qué pasó durante los
segundos siguientes es un enigma. Pero los agentes se atreven a especular que mientras el capitán
trataba en forma desesperada de recuperar altura Batouti dirigía el avión hacia abajo. Esta teoría se apoya
en que dos alerones de la cola que se deben mover en forma coordinada hacia arriba o hacia abajo fueron
encontradas en direcciones opuestas, lo cual indica que el aparato recibió órdenes contradictorias.Al parecer
el forcejeo continuó unos segundos más hasta que alguien _presumiblemente Batouti_ apagó los
motores. Más tarde el avión recuperó altura, pero por fin cayó en el Atlántico.La noticia de que este piloto
veterano pudiera tener impulsos suicidas aterró al mundo entero. En Egipto más que consternación la teoría
causó indignación. Según voceros del gobierno, la frase que Batouti dijo antes de morir es muy empleada
en el lenguaje diario. En este escenario, sin embargo, creen que pudo deberse a una situación de
emergencia que luego lo llevó a desconectar el piloto automático. La exclamación del capitán podría haberse
emitido en el mismo contexto.Otro argumento contra la teoría es que Batouti era un hombre muy creyente
y como tal nunca rompería las reglas del Islam, que condenan la autoeliminación. De hecho, Egipto es uno
de los países con más bajo índice de suicidios en el mundo, según declaró a The New York Times Frank
Wisner, ex embajador de Estados Unidos en El Cairo .Pese a las críticas los investigadores siguen
defendiendo su tesis. Pero hay una pieza del rompecabezas que no logran encajar. Si no tenía una razón
aparente, ¿por qué Batouti tomó la decisión de acabar con su vida y la de los pasajeros? En las pesquisas
preliminares no parece haber motivo alguno. El veterano piloto acababa de adquirir una villa en las afueras
de El Cairo, no tenía deudas, adoraba a su familia y tenía gran trayectoria y prestigio. La única razón visible
es que Batouti había manifestado frustración por tener que retirarse a los 60 años sin haber logrado el
ascenso a capitán. Haber perdido la oportunidad de tener más rango y una mejor jubilación le habría
generado una depresión que lo pudo llevar a quitarse la vida.Si bien esta hipótesis puede resultar
verdadera, lo cierto es que la investigación continuará para despejar todas las dudas. Entre tanto la
hipótesis dominante se ha convertido en un nuevo hito de horror en la historia de la aviación comercial.