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SUPER-KOZIREV

¿Quien es ese curioso canciller que a nombre de la alicaída Rusia se atreve a arreglar los entuertos mundiales?

21 de noviembre de 1994

CUANDO EL MUNDO PAREcía acercarse a una nueva confrontación en el Golfo Pérsico, debido a los movimientos de tropas iraquíes hacia Kuwait, el canciller ruso Andrei Kozirev consiguió desmontar la bomba. En un viaje relámpago que lo llevó a Bagdag, Kuwait y Nueva York, Kozirev logró lo que parecía imposible: el retiro pacífico de los iraquíes de la frontera y el reconocimiento del Emirato y de sus fronteras. A cambio, Kozirev intentó infructuosamente convencer al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de levantar el bloqueo que pesa sobre Bagdad desde 1991 después de la guerra del golfo. Pero aunque no lo consiguió, si pudo frenar la resolución del Consejo de Seguridad que apelaba al uso de la fuerza contra Irak, amenazando con usar el derecho de Rusia al veto.
Estados Unidos reaccionó con amargura, quizas porque el presidente Bill Clinton necesitaba algún éxito fácil y pensaba prolongar las horas de gloria de la Tormenta del Desierto, la guerra relampago contra Hussein en 1991.
"Son celos", comentó Kozirev, que se llevó los laureles robandole el protagonismo de la crisis a los funcionarios occidentales y al mismísimo Hussein.
Hijo de diplomático, nacido en Bruselas en 1951, con apenas 43 años, casado, con una hija, Andrei Kozirev ocupa uno de los cargos diplomáticos más importantes del mundo. Con su look elegante, el joven canciller ha remozado la cara de la politica exterior rusa.
Los cancilleres soviéticos durante la confrontación de la Guerra Fria eran viejos burócratas del Politburó del Partido Comunista, a quienes se conocia como 'Doctor No' o 'Doctor ñet'. Kozirev es la imagen positiva de la nueva política exterior orientada hacia Occidente, pero que al mismo tiempo busca recuperar para Rusia el rol de potencia .
Trabajó en una fábrica de construcción de maquinaria antes de entrar al prestigioso Instituto de Relaciones Internacionales de Moscu -MGI-MO-, de donde egresó en 1974. Entró a trabajar al Ministerio de Relaciones Exteriores de la Unión Sovietica, y llegó a encabezar el Departamento de Relaciones Internacionales.
Desde la época de la perestroika, Kozirev era un claro partidario del ala democrática. Abandonó su promisoria carrera en el Ministerio de Relaciones Exteriores soviético tras responder al llamado de Boris Yeltsin en 1991, que había sido elegido presidente de Rusia.
Aceptó el cargo de canciller sin saber muy bien que función podia cumplir en un país que no existía independientemente de la URSS hasta ese momento.
Cuando ocurrió el fracasado golpe de Estado de agosto de 1991, Yeltsin mandó a Kozirev como emisario a las capitales occidentales con la misión de formar un gobierno en el exilio si las cosas iban mal.
Estuvo en el corazón del nuevo gobierno, junto con Yegor Gaidar, Anatoly Chubais, Gennady Burbulis y Alexandr Shokhin. Miembro de Rusia Democratica, salió elegido para la duma en las elecciones de diciembre por la región de Arxangelesk en el norte, pero sólo ha asistido a una sesión del Parlamento.
Kozirev aparece en todos los puntos mas conflictivos, a veces perturbando al Departamento de Estado norteamericano. Se le ha visto en la misma semana en Bagdad, Kuwait y Nueva York, en Jerusalen, Tel Aviv y Tunez, negociando con Arafat o Shimon Peres, en Belgrado y Ginebra buscando la paz en Bosnia, en Bruselas discutiendo la 'Asociación para la Paz' con la OTAN.
El avión del canciller parece competir con el del secretario de Estado norteamericano Warren Christopher. Pero a la hora de la verdad, casi siempre termina imponiendose el acuerdo sobre las diferencias. En la crisis de Irak, si bien Clinton se sintió disgustado por la interferencia rusa, el resultado es bastante positivo para Estados Unidos y Occidente, pues Kozirev logró el reconocimiento de Kuwait por parte de Hussein.
La cabeza de Kozirev es una de las más codiciadas por la oposición al gobierno de Yeltsin, pero el ministro ha demostrado una importante capacidad de resistencia. Junto con el primer vicepremier Alexandr Shokhin y con Anatoly Chubais, son los únicos del equipo de jóvenes que rodeó a Yeltsin en 1991 que se mantienen en el poder. -