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Tercer Sector: ¿ilusión o realidad ?

La semana pasada tuvo lugar en Barcelona el VI Encuentro Iberoamericano del Tercer Sector, que reúne a las más importantes organizaciones de la sociedad civil. SEMANA estuvo presente.

Rodrigo París Rojas*
26 de mayo de 2002

Diez años se cumplieron desde que la sociedad civil organizada en fundaciones, asociaciones y organizaciones no gubernamentales de diversa índole, generara la iniciativa de abrir, a escala iberoamericana, un escenario para que se debata el papel del Tercer Sector dentro de la política y la economía de la sociedad.

Ciudades como Cáceres (España), Guadalajara, Rio de Janeiro, Buenos Aires y Cartagena de Indias sirvieron desde 1990, y cada dos años respectivamente, como punto de convergencia para que diversas organizaciones de este tipo en el ámbito iberoamericano debatieran sobre la realidad de lo que es llamado el Tercer Sector. El turno le llegó en este año a Barcelona.

Alrededor de 500 asistentes de 18 países iberoamericanos se hicieron presentes en los recintos del edificio de la Cámara de Comercio de la ciudad catalana para debatir, reflexionar y aprender de las diversas experiencias y retos que la sociedad civil, como fuerza organizada, tiene y afronta en estos momentos de globalización e inicios de un nuevo siglo.

El balance al final de tres días de sesiones pareciera ser mucho más atado a la realidad que al altruismo y filantropía que persiguen este tipo de organizaciones. No basta con converger en una ciudad y hablar tres días de múltiples temas que relacionan el papel de ese Tercer Sector —poco entendido en su nombre y esencia, para quienes representa—, y lograr los objetivos que se pretenden.

Ya decía en alguna de las charlas el abogado y autor de la reciente obra sobre este tema El Tercer Sector Iberoamericano, José Luis Piñar, que se debió llegar a un acuerdo con la editorial para anexar un subtítulo a ese incomprensible nombre para muchos. Finalmente el libro se publicó con la etiqueta: El Tercer Sector Iberoamericano: Fundaciones, Asociaciones y ONG.

Pero aparte de ese problema conceptual e identitario que refleja el Tercer Sector, los logros de la última reunión de Cartagena en el 2000 fueron tan visibles, según los reincidentes participantes, que Barcelona quedó en deuda, no como ciudad pero sí como experiencia de intercambio de ideas y enriquecimiento colectivo de quienes conforman representativamente al Tercer Sector. En este sentido Alvaro Dávila, gerente de la Fundación Social, dijo a SEMANA: "Como aspectos importantes de la reunión se puede destacar la amplia convocatoria lograda por los organizadores, pues se logró reunir un grupo amplio de entidades de los distintos países iberoamericanos. Sin embargo, la misma amplitud, conformó un grupo muy heterogéneo de organizaciones, cuyo único aspecto común era su naturaleza de entidades sin ánimo de lucro, pero dedicadas a muy diversas actividades y con muy distintos intereses y grados de desarrollo; esto hizo difícil el tratamiento de los temas propuestos en los debates. Por otra parte, resalto que se perdió en cuanto a la profundidad y coherencia de la línea temática y de pensamiento sobre el papel del Tercer Sector, que se había alcanzado antes, especialmente en el encuentro de Cartagena".

La decantación del debate

A lo largo de las jornadas y después de concluidas se pueden resaltar y dejar sobre la mesa varias reflexiones que pueden servir más para entender la realidad del Tercer Sector, no sólo para quienes hacen parte de él, sino para quienes son el objetivo de su existencia, es decir cada uno de nosotros.

El Tercer Sector es una fuerza enmarcada en la economía social y la filantropía que opera por fuera del aparato estatal, que no persigue beneficios lucrativos y que es abierta a que las personas, pertenezcan o no a ellas.

En su ponencia inaugural el catedrático español Manuel García habló del Tercer Sector como un "continente perdido de la sociedad moderna" debido a la inmensa potencialidad que tiene aún y que no ha sido explotada. Sin embargo, debe tenerse en cuenta el hecho de que ese Tercer Sector aglutinado en términos globales es comparable en términos numéricos a un país que representa la octava economía del mundo.

En segundo lugar, el Tercer Sector trabaja teniendo en cuenta la problemática de la gente pero aún dista mucho de lograr los resultados deseados. "Por más que seamos en tamaño comparativo y unidos, la octava economía del mundo, cada una de las organizaciones que componemos este cuerpo que no están enmarcadas en lo público o en lo privado, todavía trabajamos muy independientemente, y eso en parte es porque las realidades de cada país y de cada uno de los problemas que llegan a ser nuestro objeto social son generalmente iguales pero específicamente diferentes", así lo dijo a SEMANA, Jorge Contreras, director general de la Fundación Bancomer de México.

Otra reflexión para resaltar es la fuerte crítica de varias ponencias hacia los medios de comunicación por marcar como "invisible" al Tercer Sector, con lo que la opinión pública no tiene la oportunidad de conocer lo que éste representa, requiere o pretende. Se hizo un fuerte llamado a los medios para que amplíen esa cobertura informativa de este tipo de iniciativas con carácter local, nacional, regional y mundial; y a la vez se presentó una autocrítica como lo manifestó a SEMANA, Cornelio Marchán, presidente de la Fundación Esquel de Ecuador, "las organizaciones no gubernamentales y fundaciones deben ser más agresivas informativamente para que no permanezcan en un ostracismo que las perjudica notoriamente".

Sin embargo, uno de los logros que claramente se percibe es que el Tercer Sector ha actuado en la apertura de un camino, en el sentido de mostrar a la sociedad o a los propios gobiernos realidades complejas y difíciles de entender o de comprender. Así lo reafirma Javier Benayas, vicerrector del campus de la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en ciencias ambientales: "Por ejemplo a pesar de sus errores que siempre existen, la ONG de carácter medioambiental Greenpeace ha ayudado a la sensibilización social ante problemas que hace 40 años existían pero de los que no se tenía conciencia".

Otro logro que se expuso por parte del presidente de la Fundación Abrinq de Brasil, Helio Mattar, y en el que los asistentes mostraron un claro consenso fue la transparencia y eficacia en muchos de los proyectos que adelantan las fundaciones; la satisfacción de estas organizaciones al ser coautoras de iniciativas necesarias en campos como el medio ambiente, los servicios públicos, el desarrollo local y la educación; y la llamada de atención que se debe hacer para no entregar la responsabilidad de solucionar los problemas sociales a quienes están en el sector público o en el privado: los problemas y sus soluciones deben tener la conciencia y el trabajo para resolverlos por parte de toda la sociedad.

A pesar de puntos a favor o en contra es innegable el papel creciente que está teniendo la sociedad civil organizada para brindar soluciones a las diversas problemáticas que padece. El Tercer Sector parece poco a poco ir encontrando ese espacio natural a él —ese gris entre lo público y lo privado—, pero que por la presión de fuerzas políticas o del mercado es difícil de ejercer como se quisiera.

Barcelona fue un punto de reencuentro, la nueva cita será en Caracas dentro de dos años y allí se espera no sólo que el Tercer Sector haya aumentado el reconocimiento que la sociedad debe hacer de él, sino que el balance de logros sea más amplio que el de las promesas. Por lo pronto, como dijo en su conferencia el colombiano Ricardo Correa, secretario general de la Andi, "más que como empresarios tenemos una tarea impostergable como seres humanos".

*Corresponsal en Madrid