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| Foto: Foto: Massimo Sestini eyevine

INTERNACIONAL

Refugiados en la mira por atentados en París

El hallazgo del pasaporte de un refugiado sirio abre muchos interrogantes a los que la extrema derecha se ha apresurado a dar respuestas fáciles.

16 de noviembre de 2015

“Al menos un migrante entre los terroristas: detengamos la entrada de migrantes a nuestro territorio” trinó esta Marine Le Pen, líder del partido de extrema derecha Frente Nacional.
 
Se refería a la información según la cual se le encontró un pasaporte sirio a uno de los tres terroristas suicidas del Stade de France, que el viernes hicieron estallar sus cinturones con explosivos en los alrededores del estadio, donde se encontraba el presidente François Hollande.
 
El documento pertenece a Ahmed Almohamed, quien habría llegado el 3 de octubre a la isla griega de Leros, en el mar Egeo. Una ruta por la que según Naciones Unidas ha entrado este año al país más de medio millón de personas.
 
Allí, Almohamed se habría registrado como refugiado y dos días después habría viajado a Atenas, según pudo comprobar el diario local Protothema. Y desde allí habría continuado hacia el norte del continente pasando por Macedonia, Serbia, Croacia, Austria y finalmente Francia.
 
Y aunque Le Pen fue la única que pidió “detener inmediatamente la acogida de migrantes”, no fue la única que expresó su preocupación. El ministro de Finanzas alemán, Markus Soeder le dijo a un periódico de su país que “los días de la inmigración sin control y de la entrada ilegal no pueden sencillamente continuar así. París cambia todo”.
 
A su vez, el ministro de Asuntos Europeos polaco, el derechista Konrad Szymanski, se refirió hoy a la cuestión recordando que su país no está de acuerdo con la distribución de migrantes según un sistema de cuotas establecido por la Comisión Europea.
 
El vínculo entre migrantes y terrorismo es particularmente delicado y las preocupaciones políticas son legítimas. Tomarlo a la ligera puede magnificar el terror que hoy se vive, por lo que las responsabilidades son altas.
 
En efecto, sus implicaciones pueden ser gravísimas para millones de europeos que esta semana han visto burlada la seguridad de una de sus principales ciudades.
 
Pero también para centenares de miles de personas que huyen de un horror varias veces peor que el que se vivió el viernes en París.
 
Las hipótesis

 
Por un lado, es posible que un yihadista haya seguido esa ruta y que el pasaporte hallado en las inmediaciones del estadio le pertenezca.
 
En efecto, el autoproclamado Estado Islámico (EI) se ha jactado de haber introducido a cientos de militantes a Europa haciéndolos pasar por migrantes. Como han podido confirmar los periodistas de The Guardian, el registro de entrada a Grecia es una simple formalidad en la que no se revisan antecedentes.
 
La presencia en pleno Stade de France del pasaporte de un combatiente de EI que había pasado por Grecia sería la confirmación del éxito de esa estrategia.
 
Sin embargo, la cuestión tiene varias zonas de sombra. Para comenzar, es llamativo que un kamikaze recuerde llevar a un atentado sus documentos de identidad. Al respecto, Charlie Winter, un especialista en islamismo extremista se pregunta en su cuenta de Twitter “¿Por qué un yihadista que ha rechazado explícitamente todas las nociones modernas de ciudadanía lleva su pasaporte a una misión suicida?”
 
Su respuesta es muy sencilla: “Para que alguien lo encuentre”.
 
Y al respecto es importante tener presente que EI ha rechazado en múltiples ocasiones a los migrantes, que constituyen un pésima propaganda para el “paraíso” islamista entre siria e Irak.
 
En ese sentido, difundir la idea de que un migrante ocasionó los atentados favorecería su objetivo de poner a los migrantes en el punto de mira.
 
Como lo señala en una entrevista publicada hoy por Le Monde el autor Gilles Kepel, especialista sobre el islamismo en Francia, “lo que busca Isis es desencadenar una guerra civil”.
 
La sospecha de que los migrantes pueden estar implicados en el horror del viernes no haría más que agravar una fractura ya presente en la sociedad europea, que recientemente ha visto crecer el caudal electoral de grupos de extrema derecha como el liderado por Marine Le Pen.
 
“La multiplicación de los atentados va a desencadenar el linchamiento de los musulmanes, los ataques contra las mezquitas y las agresiones contra las mujeres que llevan el velo para así provocar guerras de enclaves, que incendiarán a Europa, a la que se percibe como un objetivo fácil de Occidente”, afirma Kepel.
 
Por otro lado, los vínculos entre el terrorismo y los refugiados que insinúa el hallazgo de un pasaporte sirio en el Stade de France se deben tomar con reserva del sumario. Pues existen realidades en las zonas con altos flujos de migrantes que les dan un valor particular a esas piezas.
 
Como reporta una investigación publicada por The Guardian a principios de septiembre, el trato preferencial que reciben los sirios en Alemania y en Suecia ha convertido sus documentos de identidad en artículos muy valorados.
 
Y si bien eso constituye para los nacionales de ese país una ventaja a la hora de pedir asilo, también se ha convertido en un riesgo adicional. Según el informe del diario británico, son frecuentes los robos de pasaportes sirios, que se pueden vender en el mercado negro hasta por 5.000 dólares.
 
Sin olvidar a los falsificadores, que están haciendo su agosto entre los migrantes que quieren multiplicar sus posibilidades de lograr un asilo, o que simplemente han perdido sus documentos por las razones expuestas.
 
Para tener respuestas concretas, hay que dejar que las autoridades establezcan la autenticidad del documento y si su propietario estaba o no presente en el lugar del atentado.
 
Lo que no quiere decir que no se puedan sacar dos conclusiones preliminares de carácter general.
 
La primera es que Europa tiene que ocuparse con seriedad de la recepción de los migrantes sus fronteras, y no dejarles todo el peso a los países mediterráneos. La crisis social y económica de Grecia es de tal magnitud, que es sorprendente incluso que el país helénico haya soportado con entereza el drama migratorio de este verano.
 
La segunda trata sobre quién es el enemigo de la guerra en la que está envuelta Francia.
 
Pues haya o no el tal Ahmed Almohamed pasado por los Balcanes tras huir de Siria para detonar un cinturón con explosivos en el Stade de France, lo cierto es que es al propio Isis a quien favorece que se extienda la idea de que fueron los migrantes los autores del drama.
 
Y, por las mismas razones, los principales damnificados de esa interpretación son los propios refugiados.
 
Justamente, las principales víctimas de un conflicto que ya ha dejado medio millón de muertos en Siria, tres millones de refugiados en otros países, siete millones de desplazados internos y un país en ruinas.