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TIEMPO DE VENGANZA

Resurgen los grupos subversivos en Panamá y en Chile.

18 de junio de 1990

Por motivos y en circunstancias diferenles, dos países de América Latina enfrentan el resurgimiento de movimientos subversivos, caracterizados por la violencia. El primero es Panamá, donde la invasión norteamericana sigue siendo fuente de tensión ante el creciente rechazo a la presencia del ejército de ocupación. El segundo es Chile, donde los atropellos de 17 años del general Augusto Pinochet en el poder dejaron demasiadas heridas abiertas.

En el istmo, la reaparición del grupo M-20 contribuyó a complicar aún más el intrincado panorama político panameño. El movimiento se atribuyó la autoría del asesinato de un militar estadounidense perpetrado el 2 de marzo y del secuestro, la semana pasada, del médico y político liberal Mealquíades Riega, a quien mantuvo como rehen por varias horas.

Según reveló el diario oficialista Crítica Libre, Riega fue secuestrado por un grupo que vestía uniformes de la nueva Fuerza Pública, el cual le dijo que esa acción formaba parte del plan de rescate de Gonzalo González, mayor de las Fuerzas de Defensa del depuesto general Manuel Noriega que permanece desde la invasión norteamericana refugiado en la embajada del Perú. Según otros medios, el mismo viernes 18 el grupo M-20 logró interceptar la frecuencia radial de la Fuerza Pública para lanzar amenazas contra sus miembros: "Cobardes, bailaron con Noriega y ahora bailan con Endara. Abran los ojos, muchachos, matar o morir". La Fuerza Pública está integrada fundamentalmente por antiguos miembros de las fuerzas de Noriega.

Las amenazas rebeldes se presentaron a tiempo que en el país crecen las críticas contra el gobierno de Guillermo Endara, que no ha podido explicar el asesinato de un niño de 3 años hijo del antiguo jefe del estado mayor de Noriega, coronel Marcos Justine, ni un tiroteo que se presentó en Palacio en el que murió un empleado.

En Chile, varios grupos se responsabilizaron del asesinato del coronel retirado de la policía Luis Fontaine, involucrado en el "caso de los degollados", tres dirigentes comunistas secuestrados y decapitados, aparentemente, por efectivos policiales en 1985. Se trata del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, el Frente Nacionalista de Combate y una hasta ahora desconocida "Brigada de mártires del 73", cuyo anónimo portavoz calificó a Fontaine de "traidor".

Al repudio generalizado de la sociedad chilena contra el crimen, se sumo la declaracion de la Comision Chilena de Derechos Humanos, según la cual "este es el resultado de 16 años de violaciones criminales de los derechos humanos, realizadas masivamente y en la más grave impunidad". Según muchos observadores, las intenciones militares de cubrir sus actuaciones con un manto de olvido, no ayudan en nada a la paz de Chile.-