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TODOS PARA UNO

La integracion de los países del Maghreb, otro paso hacia la unidad árabe.

27 de marzo de 1989

Que los aires de integración recorren el mundo entero, es algo bien sabido en estos días, sobre todo ante los muy conocidos procesos de Europa y Norteamérica. Sin embargo, ha recibido muy poca atención hasta ahora en Occidente un proceso análogo que se desarrolla en el mundo árabe con gran éxito y con unas consecuencias económicas y políticas que parecen hacerse cada día más importantes.
La última manifestación de esa tendencia ha sido la creación de la "Unión del Maghreb Arabe", una confederación de países del norte de Africa, que tienen en común mucho más que un idioma y una herencia cultural milenaria. La firma del tratado tuvo lugar tras una cumbre de dos días en la ciudad de Marrakech, e incluyó a Argelia, Libia, Mauritania, Marruecos y Túnez. Como todo organismo internacional, dispondrá de un cuerpo administrativo integrado por un consejo ministerial, una secretaría permanente, un órgano consultivo y una instancia de arbitraje para resolver los conflictos entre los miembros.
La idea había tenido su primer impulso decisivo desde el pasado junio, cuando los líderes de los países se reunieron en Argelia. Desde entonces se espera que el bloque inicial se adicione con otros países de la región del Sáhara como Mali y Niger, lo cual fue abogado expresamente la semana pasada por el dirigente libio Muammar Gaddafi, quien tiene gran responsabilidad en el éxito de esta gestión diplomática.
Las implicaciones económicas de la unión del Maghreb son importantes. En 1986, la deuda total de los países de la región ascendía a US$44.000 millones, exceptuada Libia. El año pasado Argelia se vio agitada por una serie de disturbios por el deterioro del nivel de vida de su población, que depende en un 95% de los ingreos petroleros. Ese país destina, por lo demás cerca del 54% de sus ingresos al pago de sus obligaclones internacionales, mientras Marruecos debe hacer lo propio con el 40.5 % y Túnez el 28.5%. De ahí la trascendencia de la integración, en vista de la inestabilidad de los precios del petróleo y las materias primas minerales, fuente primordial de ingresos de esos países.
Sin embargo, la importancia del tratado firmado no es sólo económica. A nivel político debe empezar a dar frutos casi de inmediato, por virtud de una estipulación según la cual los cinco estados miembros no podrán permitir que en sus territorios se lleve a cabo actividad alguna que pueda atentar contra "la seguridad, integridad o régimen político de los otros países". Este aspecto tiene una consecuencia inmediata en el conflicto del Sáhara Occidental, la antigua colonia española que conforma lo que hoy se conoce como la República Democrática Arabe Saharaui. Desde hace varios años se desarrolla allí una lucha entre el llamado Frente Polisario, que cuenta con el respaldo de Argelia y Marruecos, que tiene pretensiones territoriales sobre el área. La firma del tratado de integración viene a refrendar los contactos que desde el principio de febrero había hecho el rey Hassan II de Marruecos con el presidente argelino Benjedid Chadli y con el propio Frente Polisario, para poner en práctica un plan de la ONU según el cual se llevaría a cabo un referéndum para decidir el futuro de ese país, rico en minerales.
La integración del Maghreb forma parte, además, de una tendencia muy visible. En el otro extremo del mundo árabe, en Bagdad, y simultáneamente con la ceremonia de Marrakech, se anunciaba la creación del Consejo de Cooperación Arabe, compuesto por Egipto, Iraq, Jordania y Yemen del Norte. Tanto esta como la agrupación del Maghreb son consideradas por los observadores como consecuencia del éxito del Consejo de Cooperación del Golfo, que reúne a Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Arabes Unidos, Bahrein, Qatar y Omán. Tras ocho años de funcionamiento, el Consejo del Golfo está a punto de integrarse plenamente, de una forma muy similar a la Comunidad Económica Europea.
La creación de estos bloques regionales ha sido aplaudida desde Túnez por el Secretario General de la Liga Arabe, Chedli Klibi. Para nadie es un misterio que la consolidación del mundo árabe jugará un papel crucial en el cercano futuro.