UN BUEN "IDEAL"
Pekin pacta con Londres que en 1997 Hong Kong dejará de ser colonia británica
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El futuro de Hong Kong acaba de ser garantizado, por lo menos por los 60 años siguientes. Después de lo que observadores ingleses han calificado como "uno de los problemas más truculentos y difíciles en la historia política y diplomática del desmantelamiento de coloniaje inglés", Gran Bretaña y China parecen haber llegado a un acuerdo. En 1997 la isla dejará de ser colonia británica y pasará a manos de la República Popular China.
Tradicionalmente el asunto de Hong Kong ha sido tratado con gran cautela por ambos gobiernos. Sin embargo, durante las últimas semanas la paciencia china pareció tocar fondo, y a finales de julio Sir Geoffrey Howe, secretario de Exterior, fue sorpresivamente invitado a continuar las conversaciones en Pekín. Para acabar de golpear a la flema inglesa, el señor Zhou Nan, jefe de la negociación de la China Popular, decidió pasar por alto las formalidades protocolarias de la primera reunión, e insistió en que Gran Bretaña expusiera definitivamente sus propósitos. Este cambio dentro de la habitual sutileza china no dejó de sentirse en Londres, y muchos añadían ya el tratado de Hong Kong a la lista de "mala racha" que parece acompañar a la Thatcher últimamente.
A juicio de los analistas, la premura china se debería al temor del gobierno de la República Popular de que la ausencia de un pronto acuerdo entre ambos países, le permitiera a la Gran Bretaña salir de su colonia en 1997 "dejando la tienda vacía". Para evitar esto la China insistía en la conformación de una comisión de control con la participación de ambos gobiernos hasta el momento en que la transferencia del territorio tuviera lugar en 1997. Inglaterra por su parte se negaba a aceptar esta condición invocando el malestar que una comisión como ésta podría causar en la colonia. No obstante, la reunión habría superado el punto muerto el 2 de agosto pasado, cuando la China optó por "curarse en salud" y alcanzar un acuerdo sin forzar a la "Dama de hierro" más allá de cierto límite.
Aunque "aún queda mucho por ha cerse" según las palabras de Sir Geoffrey, lo principal parece haberse logrado, y el tratado estaría listo para recibir los últimos toques en la reunión de las Naciones Unidas en septiembre próximo. El acuerdo contempla garantías chinas de mantener el sistema capitalista de Hong Kong durante cincuenta años a partir de 1997. Se mantendrá la convertibilidad del dólar de Hong Kong, y la libertad de entrar y sacar divisas de la isla. Además el territorio continuará con el poder de hacer sus leyes, decidirá sus políticas económicas y de comercio y mantendrá su status de puerto libre.
La comisión de control a la que aspiraba China, finalmente se conformó como órgano de consulta, sin poderes de supervisión, y no jugará ningún papel en la administración del territorio. Hasta 1997 la administración de Hong Kong seguirá siendo asunto exclusivo de la Gran Brataña. "No debe haber duda alguna de que seguiremos cumpliendo con esa responsabilidad justo hasta esa fecha", afirmó Sir Geoffrey.
María Clara Rueda, corresponsal de SEMANA en Londres.