UN NUEVO HORIZONTE
El discurso programático de César Gaviria es el primer síntoma de una nueva era en el organismo continental.
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UN NUEVO HORIZONTE
EN LUGAR DEL ACARTOnado discurso que se acostumbraba en la Organización de Estados Americanos (OEA) para una ocasión como esa, las palabras de César Gaviria Trujillo, al posesionarse como secretario general, estuvieron llenas de significado. Atrás quedaron las metáforas almibaradas sobre la hermandad de América, la familiaridad de sus pueblos hermanos y el pasado común, para dar paso a un discurso práctico, poco florido y más bien directo.
Gaviria centró la responsabilidad primordial de la OEA en "su acción política en favor de la defensa, la promoción y el desarrollo de la democracia". Semejante objetivo debería obtenerse a través de lo que llamó "tres dimensiones".
Primera, "desempeñar un papel directo en el manejo de las crisis que atenten contra la democracia en el hemisferio". En ese sentido, criticó las viejas concepciones de la no intervención, que agota la agilidad, y en nombre del cual "sin proponérnoslo, permitimos que la inacción consolide las fuerzas no democráticas (...) Ha llegado la hora de generar la confianza y la cooperación que nos permitan buscar verdaderos consensos para la acción". Y aún si el tema trasciende a lo universal, la OEA no debe quedarse por fuera mediante "mecanismos de cooperación con la Organización de Naciones Unidas".
En segundo lugar, anunció la creación de "instrumentos permanentes, necesarios para anticipar y desmantelar las tensiones que puedan desencadenar (...) la ruptura democrática, mediante la asesoría, la mediación, la conciliación o los buenos oficios". Y tercero, la OEA debe "dar apoyo al desarrollo institucional y al buen gobierno, a la transparencia electoral y al afianzamiento de una cultura democrática ". Para ello, propuso la creación de un Centro de Estudios para la Democracia.
Gaviria también entró en el tema de los derechos humanos, en el que anunció el fortalecimiento de la Comisión y la Corte Interamericana, con el objetivo no solo de evitar la impunidad, sino de crear "una cultura social de respeto a los derechos humanos".
La conservación del medio ambiente y la integración también tuvieron lugar preponderante en el discurso. En cuanto a lo primero, para consolidar estándares internacionales en la región. Y lo segundo, para promover mecanismos de negociación multilateral que hagan converger los 23 acuerdos bilaterales existentes en el hemisferio. Como para subrayar la prioridad que le otorga a este tema, dijo que "esta sería la primera vez que la OEA cobra reconocida relevancia en temas económicos, después de la que tuvo durante la Alianza para el Progreso".
En el tema de la seguridad hemisférica, habló de una agenda orgánica, enmarcada en los tradicionales debates sobre la Junta Interamericana de Defensa y el Tratado Interamericano de Defensa Recíproca (Tiar), y algunos vieron una referencia a los rumores sobre la creación de una fuerza militar permanente.
La lucha conjunta contra el narcotráfico, la eficiencia administrativa y un par de referencias a los dos problemas que recibe, Cuba y Haití, completaron un discurso que se salió del molde. Si las cosas le salen como lo planteó, se confirmará lo tantas veces dicho en el sentido de que Gaviria está allí para hacer el cambio en una organización que, acercándose al medio siglo, parecía irremediablemente anquilosada.-