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A UN PASO DE LA GUERRA

Los sandinistas parecen haber frenado la invasión de las fuerzas del FDN pero subsiste el temor de una guerra con Honduras

25 de abril de 1983

Matagalpa es un amplio departamento nicaraguense, sumamente montañoso. Aunque no pasa por él la frontera con Honduras, su topografía es similar a la de Jinotega y otras regiones fronterizas, predominando en él colinas y macizos, algunos difíciles de penetrar.
Quizás por esas características, los antisandinistas de la denominada "Fuerza Democrática Nicaraguense" (FDN), escogieron dicha zona para intentar adentrarse por primera vez a fondo, en territorio nicaraguense, al lanzar una masiva invasión, a comienzos de la semana pasada.
Pero transcurridos los primeros ocho días de esa operación, el balance militar que hicieron los observadores en Managua, era claro: de los 1.200 hombres que cruzaron la frontera, unos 800 permanecen cercados y bajo el fuego de las milicias y el ejército sandinistas en las áreas fronterizas de los departamentos de Matagalpa, Chinandega y Jinotega, mientras los restantes han sido desarticulados y se persigue a sus remanentes.
Tal balance contrastaba con las declaraciones de Fernando Cha-morro, dirigente del FDN, del 23 de marzo, según las cuales la invasión progresa y "en un plazo de 60 días caerá el régimen marxista-leninista que gobierna a Nicaragua". En realidad, tal pronóstico sería muy optimista si se entiende que los sandinistas lograron impedir el asentamiento de las fuerzas invasoras siete días después de las primeras acciones. "El acoso no les ha permitido siquiera atacar un poblado pues se han visto obligados a pasar a una guerra defensiva que los priva de la iniciativa militar", dijo el ministro de Defensa nicaraguense Daniel Ortega, el 22 de marzo, agregando que el apoyo logístico terrestre de los somocistas había sido cortado por los nicaraguenses y el abastecimiento aéreo de los invasores era ya muy difícil, a menos que los helicópteros hondureños entraran en acción.
Los actuales combates han sido desde luego los más duros registrados hasta la fecha, desde que se iniciaran, a comienzos del año pasado desde Honduras, las incursiones armadas de los antisandinistas. De hecho, tales acciones se habían recrudecido entre enero y comienzos de marzo de este año, período en el cual el ejército sandinista afirma haber dado de baja 309 somocistas, perdiendo ellos 97 miembros. Lo que muestra las dimensiones de la ofensiva invasora actual es que las bajas al final de la sola semana pasada eran de 350 en el campo de los infiltrados y de 100 en el sector sandinista, entre muertos y heridos.
Sin embargo, no han sido estas refriegas el motivo de mayor preocupación del gobierno nicaraguense.
Como lo dijera el vicecanciller nicaraguense, Víctor Hugo Tinoco, al solicitar una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para analizar la invasión a su país, el mayor temor de Managua es que la infiltración de las fuerzas somocistas "pueda ser parte de un plan maestro para atacar a Nicaragua desde la zona pacífica" en un esquema de ataque militar más amplio que involucre a Honduras.
Tinoco sustentó esa afirmación en el hecho de que, pareja con la invasión denunciada, se estaba dando una concentración de tropas hondureñas a los largo de la frontera, en estrecha relación con los somocistas. Daniel Ortega, fue aún más lejos al declarar que "el imperialismo, su agencia central de inteligencia, introdujeron estas tropas en nuestro país con el objetivo de forzarnos a combatir en el borde fronterizo y convertir el asunto en una guerra con Honduras". No obstante, el mismo vocero declaró que su país no caería en la trampa de tomar la iniciativa contra Honduras, invadiéndola en su lucha por defender la totalidad del territorio. "No iremos una pulgada más allá" de las fronteras de esa nación, explicó Ortega.
Días antes la cancillería nicaraguense había denunciado que tropas hondureñas habían realizado simultáneamente con la invasión dos ataques contra territorio nicaraguense en el lugar denominado Las Lomas de los Pastores, a dos kilómetros de Santo Tomás, en Chinandega comprobándose así la participación del ejército hondureño en la infiltración de los grupos somocistas.
Tinoco, aunque en su exposición no mencionó a ningún otro país que pudiera estar involucrado directamente en la invasión, recordó que durante la campaña electoral norteamericana de 1980, el entonces candidato republicano Ronald Reagan, actual mandatario estadounidense, afirmó que apoyaría "a todos aquellos cuyo objetivo sea el derrocamiento de la revolución nicaraguense".
Por su parte, la actitud de Washington ante la invasión ha consistido en negar que tenga informaciones sobre la misma y alabar al mismo tiempo la oposición en Nicaragua, calificándola de "diversa, nacionalista e independiente". Alan Romberg, vocero del Departamento de Estado, leyó en ese sentido una larga declaración sobre el conflicto, el 22 de marzo, negándose a responder las preguntas relacionadas con el tema de si norteamérica apoya a los invasores. Un día después, el Presidente Reagan, acusó a Nicaragua de ser un peligro para la paz en la región y presentó fotografías en donde se ven helicópteros y armas antiaéreas en el aeropuerto Augusto César Sandino, de Managua.
"Las acusaciones contra nuestro país pretenden justificar el alto presupuesto que Reagan pide en el terreno militar, en el marco de sus amobiciones de incendiar el mundo en una nueva guerra", respondió de inmediato Tomás Borge, ministro del Interior nicaraguense. En opinión de Borge, Reagan quiere presentar la situación en su país como la de una guerra civil, con el objetivo de impulsar la tesis de que si hay "dos guerras civiles " en Centroamérica-la del Salvador y la de Nicaragua-se debe discutir la cuestión regional globalmente, tal como lo han planteado Honduras y Costa Rica.
Sin embargo, los diarios "Washington Post", el "New York Times" y la revista "Newsweek", entre otros medios informativos norteamericanos, han revelado que desde 1981, el gobierno estadounidense adelanta una campaña secreta contra Nicaragua mediante abastecimiento, entrenamiento y financiación de las fuerzas antisandinistas basadas en Honduras.
Al mismo tiempo, el gobierno de Ronald Reagan ha rechazado las reiteradas exhortaciones del gobierno nicaraguense, así como de los presidentes de México, Venezuela y Colombia, para que se negocien las diferencias con Nicaragua.
Por su parte, el FDN se apresuró el 21 de marzo a proclamar en Honduras una "junta de gobierno" en la que figurarían Edén Pastora, Alfonso Robelo y otras tres figuras vinculadas a la derrotada dictadura somocista.
Dieron también a conocer la estructura política del FDN, consistente en una mezcla de ex militares de Somoza hacendados y grandes propietarios que huyeron de Nicaragua en los últimos tres años. La estructura militar del FDN, según los datos y fotografías dados a conocer, sería en su totalidad un mando compuesto por ex oficiales del ejército somocista.
Según el gobierno de Managua aunque el hijo de Anastasio Somoza no aparece en ninguna de las variantes contrarrevolucionarias, los hombres que encabezan las tropas del FDN son parte de lo que fue el "estado mayor de la EEBI", un ejército especial creado por Somoza Portocarrero, el hijo del dictador, cuerpo al que se culpa de la mayoría de los crímenes cometidos durante la dictadura.
Respecto de Pastora, de quien el comandante Ortega dijo que "en los últimos días ha viajado varias veces a Estados Unidos para recibir instrucciones", se conoció una declaración en San José de Costa Rica, negando su particiación en los combates en el norte de Nicaragua y rechazando versiones que insisten en que desarrolla actualmente conversaciones con el FDN para lograr un acuerdo. Debe recordarse que entre Pastora y Fernando Chamorro hubo un rompimiento a fines del año pasado, tras descubrirse en Costa Rica algunos campamentos donde se entrenaban grupos armados antisandinistas. Según fuentes en San José, las diferencias entre Chamorro y Pastora que ocasionaron esa ruptura girarían en torno a la aplicación de la ayuda exterior y los contactos con los ex militares somocistas.
Chamorro, al parecer, era partidario de trabajar con los somocistas y entrar en convenios de tipo militar en la zona fronteriza con Honduras.
Chamorro fue expulsado de Costa Rica el año pasado tras ser detenido en el poblado de Naranjo, al norte de San José, con armas y otro equipo bélico.
También en el campo diplomático las cosas le irían yendo mejor a Managua que a la gente de Chamorro Aparentemente, el gobierno de Costa Rica está dispuesto a arreglar la situación con Nicaragua, según lo pronosticó el 22 de marzo el ex presidente costarricense José Figueres, lo que fue seguido del anuncio de que el 3 de abril visitarán a Managua tres ministros costarricenses, "para dialogar con los dirigentes sandinistas y reducir las tensiones entre ambos países".
Por su parte, los gobiernos de Suecia y Granada, así como diversas organizaciones de Estados Unidos, República Dominicana y Perú, enviaron mensajes de apoyo al gobierno sandinista frente a la agresión armada de los ex guardias somocistas y en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas durante dos días fueron debatidas las denuncias nicaraguenses. Los representantes de México, Panamá, Cuba y Ecuador, se pronunciaron allí en favor de un diálogo y negociaciones para hallar la paz en Centroamérica y rechazaron la intervención extranjera en la región, relanzando así la opción propuesta a comienzo de este año por Panamá, Colombia, Venezuela y México en la isla Contadora. -