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Una tarde en Teherán

En 2007 Irán se consolidó como el país clave del Oriente Medio, a pesar de las amenazas de Estados Unidos. Y la población sigue, expectante, los acontecimientos.

Catalina Gómez Ángel. Corresponsal de SEMANA en Teherán
15 de diciembre de 2007

Al caer la tarde del jueves, que equivale al sábado en Occidente, no cabe una persona más en los pasajes comerciales de la céntrica calle Jomhuri-ye-Eslam. Desde el bus se ve cómo cientos de personas, la mayoría mujeres vestidas con su chador negro, llenan estos centros comerciales. Parecen días próximos a la Navidad. Pero no es así. La Navidad para nada afecta a esta parte del mundo.

Los periódicos en los quioscos traen en primera página al presidente Mahmoud Ahmadineyad proclamando la "victoria" de Irán. Se refieren al informe en el que la CIA y otros 15 servicios de inteligencia estadounidenses reconocieron que Irán suspendió desde 2003 su programa de armas nucleares gracias a la presión internacional. En la actualidad, dice el informe, este programa sólo tiene fines pacíficos.

"Hasta hace dos años los periódicos no eran tan insistentes con el tema nuclear, hasta la llegada del nuevo gobierno (en 2005). explica Nabid, un lingüista experto en política con el que me reúno en el café Naderi, uno de los más tradicionales y punto de encuentro de los intelectuales. A esta hora está lleno, hombres y mujeres jóvenes que conversan animadamente. "A este gobierno se le convirtió el tema en una obsesión. Como no tenían gran respaldo de la gente la congregó alrededor de este tema", dice Nabid. "sin embargo, la gente es más indiferente, aún hoy nadie sabe bien en qué consiste", dice.

En la comunidad internacional, y a pesar del informe de la CIA, quedan dudas sobre las intenciones de Irán. La primera es cuál puede ser el futuro de los 3.000 centrifugadores que están funcionando, que son el paso más importante para construir armas nucleares. "Irán fue peligroso, Irán es peligroso, Irán será peligroso. ¿Qué se puede decir, qué no pueden empezar de nuevo?", dijo el presidente George W. Bush en un intento de quitarle importancia al documento de su propia inteligencia.

Las sanciones que llegan

Pero Washington no ha abandonado la idea de que el Consejo de Seguridad apruebe un tercer paquete de sanciones en las próximas semanas. "Los otros países entienden que el problema tiene que ser encarado", dijo Bush después de conocer el informe de su inteligencia. El Consejo de Seguridad le pide a Irán desde hace años que suspenda su programa nuclear, a lo que el país islámico se niega, con el argumento de que sólo busca fines pacíficos. A esto se suma que muchos analistas piensan que si no se presiona a Irán, nada asegura que en un futuro no vuelva a retomar el proyecto de armas nucleares que, al fin y al cabo, ya tuvo en el pasado. Él único de los políticos iraníes que parece tener clara esta situación es el ex negociador nuclear Ali Larijani, que reconoció que "debido a ciertas ambigüedades", el informe "deja algunas puertas abiertas que permitirán a Estados Unidos seguir con sus aventuras".

La renuncia de Larijani a su cargo hace unos meses, debido a supuestas diferencias con Ahmadineyad, no sólo desconcertó a la comunidad internacional, que lo consideraba un interlocutor serio, sino también a Irán. Más de la mitad del Parlamento dirigió una carta al Presidente con su malestar y mostró de paso las fuertes divisiones respecto al tema nuclear.

Por esta razón los analistas esperan las elecciones parlamentarias de la primavera de 2008. Entonces se verá si los reformistas consiguen retomar la mayoría que tenían hace unos años, o si, por el contrario, el ala más conservadora, que representa Ajmadineyad, consolida su poder. De las elecciones dependerá el futuro de un posible diálogo entre Irán y la comunidad internacional, en especial Estados Unidos.

Los problemas económicos

La tercera ronda de sanciones del Consejo, si fueran aprobadas, se uniría a las que adoptó Estados Unidos hace unos meses. Los norteamericanos acusan a la Guardia Revolucionaria iraní de terrorista y prohíben cualquier negociación con los principales bancos del país, a los que señala de ser utilizados por ella para ayudar a financiar el programa nuclear. La Guardia, conocida como Pasdarán, es un estamento paramilitar que tiene gran influencia sobre el programa nuclear, y es poderosa en el área económica y financiera. Se dice que maneja el 30 por ciento de la economía del país.

Como consecuencia de las sanciones, hacer negocios con Irán es cada más difícil debido, entre otras cosas, a que las transacciones bancarias son cada vez más complicadas. Y, por ello, los analistas coinciden en afirmar que unas sanciones más duras repercutirían duramente en la economía. La cifra oficial de la inflación es de 18 por ciento, pero se dice que puede alcanzar el 30 por ciento al terminar 2007. Ya se anuncia, incluso, que a muchas compañías iraníes se les ha empezado a negar créditos internacionales, lo que preocupa mucho a la gente.

"Después de la guerra (contra Irak entre 1980 y 1988) muchas familias alcanzaron una estabilidad económica que no quieren perder. Les preocupa ser atacados, y por eso pienso que no van a apoyar al gobierno en otra guerra", dice Arash, estudiante de derechos humanos. "Lo más importante para un iraní es su situación económica, nunca hay que olvidarse de eso", cuenta, y dice estar convencido de que si hay un ataque, la sociedad no se uniría en torno al gobierno, como dicen algunos analistas.

Pero desde las altas esferas se oyen advertencias a Estados Unidos. "El enemigo debe saber que recibirá una fuerte respuesta si arremete contra el territorio iraní", dijo hace poco el Líder de la Revolución y máxima figura religiosa (y por lo tanto política) del país, el gran ayatolá Ali Jamenei. Estas respuestas de Irán pueden ir, como lo advirtió el semanario británico The Economist, desde "disparar cientos de misiles a Israel, atacar las fuerzas norteamericanas en Irak y Afganistán, organizar ataques terroristas" hasta "parar el estrecho de Ormuz". Sin embargo, dice un analista iraní, estas son todas hipótesis sin respaldo. "La estructura de poder en Irán es tan compleja, que nadie puede asegurar lo que podría pasar".

"Todo es una farsa"

En Irán todos tienen su teoría para pensar que nunca serán atacados. Una de las más aceptadas es que los dos países son más cercanos de lo que parece, y que están utilizando esta retórica para obtener resultados en casa. "Todo esto es una farsa montada entre ambos gobiernos", dice Fátima, una ingeniera iraní que regresó hace unos meses después de vivir 15 años en Estados Unidos. Y los expertos también lo creen. "Estados Unidos ha trabajado con Irán en Irak y Afganistán, son más aliados de lo que se piensa", explica un analista político.

En efecto, Estados Unidos acusa a Irán de apoyar las facciones chiitas en Irak, pero al mismo tiempo representantes de ambos países se han reunido para discutir sobre cómo estabilizar ese país. En Irán se argumenta que el futuro de Irak pasa por Teherán. Y eso parece demostrado cuando se observa que al atacar a Irak, Estados Unidos lo que hizo fue fortalecer a Irán y darle el mayor protagonismo en la región.

"Quién iba a pensar que con todo lo que ha hecho Estados Unidos en estos años iba por terminar fortaleciendo a su enemigo", concluye Nabid mientras se termina su segundo café turco. Él dice, sin embargo, que los verdaderos problemas de Irán son otros, como los derechos humanos, las mujeres y la economía. Mira a su alrededor y dice que lo importante es que la gente pueda seguir ganando espacios. "Defendemos el derecho a tener un proyecto nuclear y tiene que ser así. Pero también nos damos cuenta de que seguir adelante con él puede ser peligroso para nuestra seguridad ", dice.

Cuando salimos ya es de noche, pero las calles siguen repletas. Nos despedimos y me dice que está seguro de que nada va a pasar. Lo único que se me ocurre decirle es que eso es lo que todo el mundo espera.