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VIENTOS DE PAZ

Después de la cumbre Reagan-Gorbachov, parecen acabarse, de un plumazo, cuatro guerras en el mundo.

19 de septiembre de 1988

Que sin duda alguna la tarde más silenciosa de toda la década.
Aparte de unos cuantos soldados aquí y allá y del sol intenso que calentaba todo alrededor, nada más se destacó en la soporífera escena del pasado 20 de agosto en plena frontera entre Irán e Irak. Al cabo de ocho años de guerra el tan esperado cese al fuego entró en vigor, ante las miradas de varios centenares de observadores de las Naciones Unidas enviados especificamente para el evento.

La escena era tan tranquila, que aún la mismísima paloma de la paz habría podido pasar volando por un sitio donde hace apenas unas semanas habría perdido todas las plumas. Pero así es la vida. Bastaron unos cuantos dias de conversaciones para lograr que la rama de olivo germinara en un sitio del mundo donde durante mucho tiempo el único argumento que se escuchó fue el de las balas.
Y la cosa no para ahí. Asumiendo que habrá un poco de cordura y buena voluntad, 1988 pasará a la historia por ser uno de aquellos raros años donde la paz se impuso sobre la guerra y no viceversa. De las cinco grandes confrontaciones existentes en el mundo al comienzo de los 80, por lo menos tres parecen estar enrutadas hacia una solución. A pesar de que a lo largo y ancho del planeta todavía subsisten una treintena de conflictos internos (entre los cuales se encuentra el de Colombia), en lo que atañe a las confrontaciones entre paises el panorama es ahora más optimista.

Esa afirmación es indebatible.
Apárte del humo blanco entre Irán e Irak, hay esperanza de paz en Angola, disminución de tensiones en Afganistán, conversaciones sobre el futuro de Cambodia y una relativa calma chicha en Centroamérica. En la mayoría de los casos, el pronóstico de los especialistas es optimista, mientras que hace apenas unos meses la situación se veía muy oscura.

¿Qué pasó? Para los conocedores, lo que está sucediendo es la conjunción de un clima internacional favorable, con un relativo cansancio entre los bandos en guerra. La primera piedra de esa nueva estructura fue colocada cuando se confirmó el clima de distensión entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, que dio paso al tratado sobre desarme nuclear firmado en diciembre en Washington. Del lado de la URSS se intuye una nueva actitud de menor intervención armada en los asuntos de otras naciones.
Más por pragmatismo que por convencimiento, el Kremlin se está saliendo de zonas consideradas como espinosas, al tiempo que presiona a sus aliados para que hagan lo mismo.
Con la cabeza ocupada en poner en práctica las ideas de Glasnost y Perestroika, Mikhail Gorbachov desea el minimo de preocupaciones venidas del exterior.

A su vez, a Washington le está pasando algo parecido, pero por razones diferentes. Las metidas de pata de la administración Reagan en materia de política externa, unidas a una oposición demócrata que contraría el gasto de dinero en guerras lejanas, se han conjugado en términos prácticos en favor de la paz.

Curiosamente, la guerra más próxima a finalizarse oficialmente--la del golfo Pérsico--tiene más del segundo elemento (el del cansancio) que primero. Para ponerlo en términos simples, el conflicto se terminó cuando Teherán reconoció que ocho años de combates no habían dejado ningun saldo a favor. El resto fue tragarse orgullo y llamar a la ONU para negociar el cese al fuego.

En cambio, en los demás casos coyuntura internacional ha sido de nitiva. Eso es claro en Afganistán donde el Ejército Rojo continúa retirada a pesar de que los mujaidin (los guerrilleros que se oponen al régimen comunista de Kabul) han ocupado el terreno dejado por los soviéticos. Aunque la fortaleza militar de los rebeldes y el hecho de que éstos dividen en múltiples grupos aseguran la continuación del conflicto durante muchos años, la salida de la URSS vuelve a darle carácter local a la lucha, en un sitio del mundo donde; confrontación armada es el pan de cada día.

Algo similar puede suceder en Angola si cubanos y sudafricanos aclaran esta semana en Ginebra los puntos oscuros de un acuerdo anunciado a comienzos del mes. Inicialmente ambos países se han comprometido evacuar sus tropas (unos 50 mil soldados por bando) de los territorios de Angola y Namibia, pero todavía falta saber cómo y en qué circunstancias. Al parecer Pretoria y La Habana fueron presionadas por Washington Moscú, respectivamente, pero falta ver si especialmente los sudafricano demuestran por fin algo de buena fe. Si ésta se obtiene, el conflicto angolés se limitaria al del gobierno contra los guerrilleros de la Unita, con lo cual se aumentan las posibilidades de un arreglo definitivo.

Las probabilidades de éxito son menores en el caso de Cambodia, la nación invadida por Vietnam a fines de 1978 con el fin de expulsar a los ultracomunistas del Khmer Rojo (comandado por Pol Pot), quienes fueron acusados de haber asesinado a por lo menos un millón de sus compatriotas a partir de 1975. Si bien a lo largo de este año se han venido celebrando conversaciones entre los diferentes lados interesados y Vietnam ha anunciado el retiro gradual de sus tropas, las posiciones son todavía muy lejanas. La semana pasada, una propuesta del Khmer Rojo en torno a un posible gobierno provisional fue rechazada por las demás partes. Los intereses de China, la URSS y el propio Vietnam juegan en contra de los moderados que sueñan con instalar la democracia en la actual Kampuchea.

Pero si ahí las cosas se ven dificiles, en Centroamérica se consideran casi imposibles. La presencia de guerrillas de todas las denominaciones, los intereses de las superpotencias, la fragilidad de los gobiernos y la volatibilidad de la zona, la convierten en una madeja aparentemente imposible de desenredar. El país más complicado sigue siendo Nicaragua con sus 11 mil contras en estado de tregua temporal, que pueden volver a la lucha con tan solo una inyección de dólares. El segundo grado de dificultad es El Salvador, donde el poderio de la guerrilla y la nueva fuerza de la derecha aseguran muchos años de conflicto. A éste le siguen Honduras, Guatemala y Panamá, paises en estado de calma relativa, donde la situación puede variar de la noche a la mañana. El comienzo esperanzador del Plan Arias fue suficiente para darle a su creador el premio Nobel de la Paz, pero nada más Actualmente Centroamérica se encuentra en medio de la confusión y desánimo que la han caracterizado a lo largo de su historia.

La nota amarga de esa región no alcanza a borrar, claro está, la euforia dejada por los avances en la solución de las demás confrontaciones grandes de esta década. No obstante, a pesar del ambiente optimista, los analistas reconocen que la aparición de nuevos conflictos es siempre una posibilidad.
Pero por ahora el clima es favorable y por más golpeada que esté, lo cierto es que la paloma de la paz puede volar hoy en dia por muchos más sitios que hace doce meses. --