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Y volver, volver, volver

Desde Carlos Salinas de Gortari hasta Alberto Fujimori, pasando por Efraín Ríos Montt, la obsesión por regresar de los políticos en desgracia atraviesa a América Latina.

11 de agosto de 2003

El fenomeno no es nuevo. Basta recordar los nombres de Juan Domingo Perón en Argentina, Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera en Venezuela o José María Velasco Ibarra en Ecuador para darse cuenta de que en América Latina los gobernantes salen de palacio con la obsesión de regresar al poder. Algunos, como los anteriores, lo han logrado, y otros no han podido, como Carlos Menem en Argentina o Alan García en Perú. Pero la tendencia tiene sus expresiones actuales.

El caso más reciente es el del ex dictador guatemalteco José Efraín Ríos Montt, quien a sus 77 años consiguió inscribirse como candidato presidencial luego de una batalla que se escenificó en las calles y en los tribunales. En efecto, a pesar de que la ley prohíbe a un golpista presentarse a elecciones, la Corte de Constitucionalidad de ese país dio vía libre el miércoles 30 de julio a la inscripción de su campaña en medio de un clima de violencia e inestabilidad política protagonizado por los seguidores del ex militar.

Lo que resulta aún más escandaloso es que según organizaciones de derechos humanos entre 1982 y 1983, durante el gobierno del ex general, hubo alrededor de 200.000 muertos y desaparecidos. Aún así Ríos Montt, quien es actual presidente del Congreso y jefe del partido gobernante, además de cristiano evangelista, se perfila como la opción más firme para gobernar a Guatemala. Al parecer ni siquiera una denuncia de sus opositores políticos, por la que se lo declara víctima de una enfermedad conocida como 'obsesión compulsiva', lo detendrá en su camino hacia la presidencia.

Pero el de Guatemala no es un caso excepcional. También en México, el odiado ex presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) Carlos Salinas de Gortari podría volver a la escena política, cabalgando sobre el fracaso del actual presidente Vicente Fox. Desde su retiro de la vida pública el nombre de Salinas ha sido sinónimo de corrupción, represión y de las peores mañas asociadas con la hegemonía del PRI. Se le acusa no sólo de la crisis económica en que se sumió el país después de su gobierno y del auge de las guerrillas y del narcotráfico, sino también de uno de los escándalos de fraude electoral más famosos del continente y que al parecer tuvo que ver con las muertes de Luis Donaldo Colosio, candidato de ese partido, y de su cuñado, Francisco Ruiz.

No obstante, Salinas ha logrado sacarle provecho a los constantes enfrentamientos de Fox con el Congreso y a su incapacidad de cumplir con las promesas de reforma social, pues su imagen y la del PRI han mejorado en los últimos meses. Fue en este contexto que el ex presidente apareció el 6 de julio en las urnas para votar en las elecciones al Congreso. Cuando le preguntaron si su regreso se debía a que pensaba volver a la vida política, sonrió y se mostró bastante evasivo: "México es y siempre será mi casa", dijo. Según se comenta Salinas no puede buscar la reelección porque, al igual que en Guatemala, las leyes mexicanas no lo permiten. No se descarta, entonces, que esté jugando las cartas para convertirse en el poder detrás del trono en la presidencia de 2006.

Otro caso que suena por estos días es el de Alberto Fujimori, ex presidente de Perú y quien ha sido pedido oficialmente en extradición por el gobierno de ese país al Japón. Aprovechando su doble nacionalidad Fujimori vive en Tokio desde 2000, año en que el Congreso de Perú rechazó su renuncia y lo destituyó del cargo por "incapacidad moral permanente". El gobierno vecino, junto con ONG como Amnistía Internacional o Human Rights Watch y servicios como la Interpol, ha realizado esfuerzos por capturarlo para que responda ante acusaciones que van desde tráfico de armas hasta desaparición forzosa, secuestro y presunto homicidio calificado. No obstante él no esconde sus ilusiones al afirmar en su página web que su exilio "es solamente una pausa, un pequeño alto en el camino. El chino está con ustedes (los peruanos, por supuesto), el fujimorismo vive".