Home

Mundo

Artículo

A VOTO LIMPIO

Grandes expectativas por la elección de un sacerdote católico para la presidencia del país.

21 de enero de 1991

Muy pocos analistas internacionales se atrevían a afirmar que las elecciones del domingo pasada en Haití podrían terminar en algo bueno. Y su cautela les hizo equivocarse por completo. Al finalizar la jornada, no sólo se había producido una copiosa votación, sin incidentes considerables, sino que se había elegido por abrumadora mayoría a un personaje enteramente libre de vínculos con el duvalierismo, el rezago partidista de la dinastía que gobernó al país con mano de hierro durante más de 30 años.
Las especiales condiciones del nuevo presidente, le hicieron objeto de la especulación sobre cuál será el rumbo que dará al país más pobre del hemisferio occidental. Para empezar, Jean Bertrand Aristide es un sacerdote católico con fuerte preferencia por la Teología de la Liberación.
Aristide ha denunciado en diversas oportunidades las actuaciones de Estados Unidos en su país, y ha dicho que la Casa Blanca ha manipulado la política haitiana para evitar el cambio radical de las inoperantes estructuras de su país. Tras la caída de Jean Claude Duvalier en 1986, Aristide (quien tiene un gran ascendiente entre los pobres de Puerto Príncipe) se convirtió en un propulsor enérgico de la erradicación de todos los rastros del duvalierismo. Por eso, algunos temen que su actuación ahora pueda polarizar las fuerzas políticas haitianas.

Por lo pronto, el departamento de Estado de Washington no ha podido hacer otra cosa que reconocer la limpieza de las elecciones y el resonante triunfo de Aristide (70% de los votos) sobre su oponente Marc Bazin a quien apoyaba en forma velada. Para tal efecto contó con un testigo de excepción, pues el ex presidente Jimmy Carter presidió la comisión de observadores internacionales.