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WRIGHT IS WRONG

El número 2 en la sucesión presidencial de Estados Unidos podría ser expulsado del Congreso.

22 de mayo de 1989

Jim Wright está contra los palos.El vocero de la Cámara de Representantes, el número dos de la sucesión presidencial del país más poderoso del mundo, el hombre que durante 34 años se ha aprendido de memoria la letra menuda de una institución que pone el dedo en las heridas de las demás, fue acusado esta semana por la Comision de Etica de ese mismo cuerpo legislativo de haber realizado maniobras en beneficio propio, conductas en su mayoría quizás dentro de la ley, pero que a la luz de los códigos morales pierden piso.
Según la comisión, Wrigth habría cometido 67 violaciones contra las reglas de la institución que él preside. El caso es interesante no en relación con la importancia del personaje involucrado ni por las consecuencias que tendría para la política de los demócratas el que se le encontrara culpable. Lo que asombra de Wright es que, conociendo al dedillo la reglamentación de la institución legislativa, parece haberse dedicado con ingenio a encontrar todos los beneficios personales posibles, pero sin violar la letra de la ley. Y esto es, precisamente, lo que podría hacer que cayera como coco maduro desde el curubito majestuoso de su posición.
De acuerdo con las reglas de la Cámara, un representante no puede recibir más de 2 mil dólares al año por conferencias o discursos. El hábil Wright pronunció todos los discursos que le pidieron, pero en lugar de recibir directamente el dinero, hizo que el cliente comprara una buena cantidad de su último libro. Así el dinero llegaba a la editorial y ésta le giraba a Wright un cheque por concepto de regalías, que no han sido prohibidas en la Cámara.
La Comisión de Etica descubrió que Wright y su esposa formaron una compañía sin contabilidad ni archivos desde hace varios años con George Mallick y señora, una pareja de negociantes de su propio estado, Texas, con intereses concretos en distintos proyectos que llegan a la Cámara en busca de legalización. Lo raro es que desde sus inicios, los Mallick han estado poniendo dinero en el negocio mientras los Wright lo están sacando. Un sueldo para doña Betty Wright, un condominio, varios carros. La última operación de esta extraña asociación fue comprar un pozo de petróleo por 9 mil dólares y venderlo por 440 mil en un santiamén. La investigación continúa y es posible que no se pueda agarrar con las manos nada tangible contra el señor Wright, pero la evidencia enorme de sus triquiñuelas y maniobras, el mecanismo de sus presiones para conseguir sus fines, las componendas desde su alto sillón, mostrarán de él un retrato tan monstruoso e inmoral ante los ojos puritanos de la opinión pública norteamericana, que limpio de toda culpa legal, el correcto Mr. Wright tendrá que salir en poco tiempo. Sin embargo, por la puerta del servicio. Porque simplemente están saliendo a la luz pública los mecanismos que él ha utilizado para lograr algunos propósitos que están -no cabe duda, Mr. Wright sabe lo que hace- dentro de la ley. Pero la heterodoxia de su método asombra.
Los ejemplos abundan, y van de castaño a oscuro. Se comenta, por ejemplo, que utilizó su acceso al presidente Sadat de Egipto, para lograr que se pagase indemnización a una compañía petrolera norteamericana cuando el sitio de explotación en el Medio Oriente pasó de ser israelí a ser territorio egipcio. Poco después, Mr. Wright invirtió en un proyecto de esa misma compañía. El proyecto fracasó. Entonces los dueños de la compañía abrieron hueco para que él invirtiera en otro proyecto que ya había dado ganancias millonarias.
Los observadores políticos estiman que tales indecencias y bajezas hasta ahora conocidas por el público son las que terminarán cortando y dando el empujón final a la cabeza del legal pero incorrecto señor Wright, que podría terminar así rodando hacia la calle, por las mismas escaleras del capitolio.