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YANKEE AL FONDO DEL MAR

Hundimiento de submarino soviétlco, oportunidad para gestos amables entre Washington y Moscú

10 de noviembre de 1986

Ni fue el primero, ni habrá de ser el último. Ya dos submarinos nucleares norteamericanos y otro soviético habían corrido la misma suerte. O peor, si se considera que en ellos murió la mayor parte de la tripulación. En el caso del Yankee --como se denomina en el lenguaje de la OTAN este submarino de 9.400 toneladas construido hace más de 20 años y con capacidad para transportar 16 misiles nucleares--, las víctimas fueron solamente tres, según los reportes oficiales soviéticos.

Un incendio originado en la mañana del 3 de octubre, cuando la nave se encontraba en el Atlántico Norte a unos 1.400 kilómetros de Nueva York, fue el causante del accidente.
Aunque no se han revelado mayores detalles sobre la forma como sucedieron los hechos, expertos norteamericanos creen que el fuego pudo haberse originado en el combustible líquido utilizado para impulsar los misiles.

Contrariamente a lo que el conocimiento común indicaría en casos en los que se encuentran involucrados misiles nucleares, las posibilidades de radiación en este tipo de incidentes son mínimas o prácticamente inexistentes. Los tres casos anteriores ya lo han demostrado. La razón tiene que ver particularmente con la estructura dentro de la cual se encuentran los reactores nucleares de los misiles.
Construidas en material anticorrosivo, las cajas "se corroen aun dentro de agua salada a una velocidad que podría tipificarse como una fracción de milímetro cada mil años", según lo expresado por el vicealmirante Powell Carter, jefe del Estado Mayor Conjunto del Pentágono. Y aun en el caso de que las cajas se rompieran en el accidente, cualquier tipo de contaminación se diluiría con facilidad en la inmensidad del mar.

Si bien el hecho de que un submarino nuclear se hunda causa no sólo algo de curiosidad sino también asombro, lo cierto es que--según expertos en asuntos de seguridad--el accidente no representa gran pérdida para la flota soviética. El Yankee constituye un modelo ya bastante anticuado de submarino, que se en contraba próximo a ser reemplazado por modelos más modernos. En el caso, no obstante, hubo dos hechos que sorprendieron. El primero, el saber a ciencia cierta que los soviéticos mantienen en el Atlántico, no muy lejos de las costas norteamericanas, no uno sino tres submarinos nucleares que patrullan constantemente el área. Y el segundo, el que contrariamente a lo que acostumbran los soviéticos--para la muestra Chernobyl--, hubiera sido el mismo Gorbachev el que diera aviso del accidente al presidente Reagan a las pocas horas de ocurrido.
Actitud que indiscutiblemente, debe interpretarse dentro del contexto de las no menos sorprendentes actitudes que de lado y lado ha producido la cercanía de la precumbre de Islandia, que ha resultado hasta ahora, una especie de caja de Pandora de las relaciones Este-Oeste. --