Barack Obama ha recibido más de cien amenazas serias, según el Servicio Secreto, encargado de protegerlo. | Foto: AP

ESTADOS UNIDOS

Bienvenida con vigilancia

Washington se prepara para la llegada de millones de personas que presenciarán la toma de posesión de Barack Obama el próximo 20 de enero. El Servicio Secreto dispuso un impresionante operativo.

Alianza BBC
17 de enero de 2009

La juramentación del primer presidente negro de Estados Unidos ha sido designada como un "evento de seguridad nacional" lo cual le da el mando al Servicio Secreto de las 60 diferentes agencias policiales y militares que custodiarán la zona.

Según fuentes consultadas por BBC Mundo, el alto número de amenazas contra Obama, más de 100 por día, ha llevado a la creación de una división supersecreta dentro de la agencia federal enteramente dedicada a la protección del presidente electo.

Ningún otro político ha contado con este nivel de vigilancia, ni de amenazas y la existencia de este despacho no se ha hecho pública.

Los complots contra Obama que han salido a la luz, como el de dos jóvenes neonazis en Tennessee que tenían la intención de asesinar al entonces candidato en octubre, son parte de la estrategia pública del Servicio Secreto para mandar una clara advertencia de que no tolerarán ningún tipo de amenaza por más novato que sea.

Esta táctica se usa para camuflar las amenazas más graves y los casi 10 complots serios que se han desbaratado desde que Obama lanzó su campaña presidencial, explicó la fuente.

Vigilancia de 360 grados
Lo que sí dice públicamente el Servicio Secreto, es que la juramentación de Obama será vigilada desde todos los ángulos.

"Tenemos un plan de 360 grados, lo que significa que queremos proteger todo lo que esté a nuestro alrededor, todo lo que venga de arriba, o venga de abajo. Tenemos en la mira a cualquier elemento que pueda venir de cualquiera de esas direcciones", dijo en una entrevista Malcolm Wiley, portavoz del Servicio Secreto.

El plan incluye la vigilancia de 5.265 cámaras de seguridad, perros anti-explosivos, agentes encubiertos, francotiradores, patrullas aéreas y puestos de seguridad por los que tendrá que pasar todo el mundo, desde los músicos que participen en el desfile presidencial hasta los periodistas que cubran el evento.

Ningún detalle de la logística está fuera de la jurisdicción del Servicio Secreto.
"Por ejemplo, en enero en Washington típicamente hace frío, así que tenemos que planear con los servicios de urgencia por si alguien sufre problemas de salud por las inclemencias del clima. Hay que asegurar que se coloquen más baños. No son estrictamente medidas de seguridad, pero tenemos que tomarlas en cuenta al armar el plan", agregó Wiley.

También se ha designado un equipo especial sólo para amenazas cibernéticas, ya que la internet es un arma de organización de los grupos racistas del país.

Sin sombrillas, ni mochilas, ni termos
Como ya es costumbre en los eventos relacionados con Obama, hay una lista larga de objetos prohibidos. Esta vez están prohibidas las sombrillas, cochecitos para niños, pancartas, mochilas, termos, y bebidas alcohólicas entre otros objetos.

El perímetro de seguridad se extenderá ocho cuadras alrededor de la Casa Blanca, y quien quiera ver a Obama, aunque sea desde lejos, tendrá que pasar por máquinas de rayos X, y puede esperar una minuciosa revisión por parte de alguno de los miles de agentes que custodiarán la zona. Incluso los que no quieran ir, serán afectados si viven o trabajan en la zona aledaña a la Casa Blanca o el Capitolio.

Aunque el Servicio Secreto no da detalles, ya se están implementando medidas de seguridad que afectarán los edificios, residencias y comercios del centro de Washington.

Y aunque nadie en Washington cuestiona la necesidad de un masivo operativo de seguridad para la toma de posesión de Obama, las nuevas medidas han acabado con una tradición extra oficial promovida por el pastor evangélico Richard C. Weaver.

Ni Dios se salva de la seguridad
Conocido como el "hombre del apretón de manos", Weaver, con su pinta de religioso amigable, logró burlar la seguridad más de una vez para llevarle al presidente entrante una medalla y "un mensaje de Dios".

Bill Clinton y el primer presidente Bush, recibieron el apretón de manos, la medalla y el mensaje divino de Weaver en sus respectivos eventos oficiales, y todavía nadie se explica cómo se las arregló para pasar desapercibido. Su foto fue circulada entre los servicios de seguridad para impedir más percances.

En su carrera como el colado más famoso de Washington, el reverendo le llegó a dar la mano a seis presidentes y a un sin número de senadores. Pero su autorización celestial no conmovió a los agentes de seguridad que lo detuvieron en la segunda juramentación del presidente George W. Bush, antes que le pudiera dar el recado divino.