El enemigo adentro

12 de febrero de 2006

La persecución contra terroristas islámicos desde hace tiempo dejó de ser exclusivamente en contra de ciudadanos de países de Oriente Medio. En Estados Unidos dos casos despertaron la atención en este sentido la semana pasada. José Padilla, un estadounidense de ascendencia puertorriqueña y convertido al Islam, pasó tres años en un recinto militar de ese país como "combatiente ilegal", sin saber cuáles eran los cargos en su contra. El martes por fin fue acusado formalmente de conspiración y colaboración terrorista. Por otro lado, Ahmed Omar Abu Ali, un joven estadounidense de 24 años, fue declarado culpable de conspirar para asesinar al presidente George W. Bush, de planear atentados terroristas y de pertenecer a la red Al Qaeda. La pieza clave en el juicio es una confesión que el joven hizo a las autoridades de Arabia Saudita en 2001, pero que él asegura fue hecha bajo tortura. Los dos hombres podrían afrontar sentencias de cadena perpetua.