FUEGO AMIGO

16 de septiembre de 1991

DE LAS POCAS BAJAS que sufrieron las fuerzas norteamericanas en la guerra contra Irak, muchas fueron inflingidas por sus propios compañeros. La razón es que la tecnología capaz de producir armas inteligentes, tiene una cierta ventaja sobre la dedicada a diferenciar a los camaradas de los enemigos. Según un estudio llevado a cabo por el Pentágono, de los 148 soldados gringos muertos en el conflicto, 20 perecieron alcanzados por balas de su propio bando. Así mismo, de los 458 heridos, entre 65 y 70 lo fueron por las mismas causas.
Esto significa que el