Japón

21 de julio de 2007

El terremoto y la planta

El terremoto de magnitud 6,8 en la escala de Richter que sacudió en la mañana del lunes 16 al noroeste de Japón, tuvo implicaciones que van más allá de los nueve muertos, el millar de heridos y los cuantiosos daños materiales. El sismo ocasionó graves daõs en la planta nucleoeléctrica de Kashiwazaki-Kariwa, en Niigata, la más grande del planeta. Se rompieron varios bidones de residuos tóxicos, se declaró un incendio (que fue controlado rápidamente) en el transformador de uno de los reactores de la planta y, lo que es más preocupante, se produjeron varias filtraciones de agua radiactiva. El líquido contaminado fue a parar al mar de Japón y aunque se asegura que el nivel de radiactividad no representa peligro alguno al medio ambiente, las implicaciones para la imagen de la industria nuclear sí son graves. Las actividades en la planta estarán suspendidas hasta cuando se reparen los daños que dejó el terremoto. Pero en la comunidad científica internacional quedó sembrada la inquietud sobre los riesgos de la energía atómica en las áreas más susceptibles de sufrir movimientos telúricos.