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Una de las imágenes icónicas de Rock al Parque. Foto: Juan Carlos Sierra.

Reportaje

¿Qué pasará con los festivales al parque en Bogotá?

No se unirán los festivales Colombia, Salsa y Jazz al Parque. El Festival de Rock al parque se mantendrá fiel a su naturaleza pero debe crecer para no verse opacado por los privados. La gran apuesta del distrito será Hip Hop al Parque.

César Rojas Ángel
9 de febrero de 2016

Sábado, 15 de octubre de 2005, dos de la tarde. Llovía. Al principio una llovizna tenue y luego un aguacero que espantó a muy pocos. La banda paisa Kraken abría la undécima edición del Festival Rock al Parque en compañía de la Orquesta Filarmónica de Bogotá.

Había cerca de 40 mil almas empujando hacia el frente y los que estaban en primera fila quedaban aprisionados contra las barandas de seguridad.

“Demostremos que tenemos más cultura que los que usan corbata y demos un paso atrás”, pidió Elkin Ramírez, vocalista de la agrupación que se inmortalizó con temas como Lenguaje de mi piel o Vestido de cristal.

El Parque Metropolitano Simón Bolívar nunca había estado tan lleno al comienzo de un festival y en los años que vinieron ha sido difícil repetir la hazaña.

Y sin embargo, casi todo ha crecido en Rock al Parque. Creció el presupuesto, la cantidad de tarimas, el número de bandas y, a veces, hasta el público.

Fito Páez, Andrés Calamaro, Charly García, Luis Alberto Spinetta, Manu Chao, Antrax, A.N.I.M.A.L., V for Volume, Black Rebel Motorcycle Club, Nawal, Bloc Party, entre un largo etcétera, son solo algunas de las bandas que se presentaron en los años siguientes.

La celebración de los 15 años, en 2009, con documental y libro incluido, parecía indicar que el niño seguiría creciendo sano y fuerte. Pero llegaron nuevos vecinos.

Rock al Parque ya no es el único

La edición 19, en 2013, marcó un punto crítico. La asistencia más baja en toda la historia. Menos de 200 mil personas en tres días para un festival que en 2009 reunió a cerca de 320 mil.

Un par de meses antes, el Festival Estéreo Picnic consolidaba su proyecto con la visita de The Killers, New Order y Café Tacvba. Era la cuarta edición del festival privado y tanto los organizadores como los asistentes sabían que nada volvería a ser como antes.

“Antes de que aparecieran estos nuevos festivales, estaba solo Rock al Parque y ese era el referente que tenían las personas en Bogotá”, apunta Chucky García, periodista musical y programador artístico de Rock al Parque.

“La oferta musical en Bogotá era muy pobre. Hasta ahora se está empezando a enriquecer y en la ciudad todavía hay espacio para 8 o 10 festivales más”, añade Felipe Jaramillo, director de 10Music, una productora de eventos que ayudó en el montaje de Estéreo Picnic entre el 2013 y el 2015.

Ambos coinciden en que la llegada de festivales como Estéreo Picnic, el Jamming, y este año Lollapalooza, es buena para la ciudad. “Por dos razones –dice el director artístico de Rock al Parque-. La primera es que sin duda eso sigue abriendo puertas para todos porque pone a Colombia dentro del panorama mundial de países donde es bueno realizar conciertos. Y además siento que todos estos festivales terminan cubriendo una audiencia y unas demandas del público que Rock al Parque no puede suplir”.

¿Por qué no pueden competir?

Todas las fuentes consultadas para este artículo dicen que no están compitiendo. En parte porque la música que traen es distinta (aunque Café Tacvba ha estado en Rock al Parque en tres ocasiones y los capitalinos soñarían con tener a The Killers en un festival gratuito). Pero en el fondo la explicación más obvia es el dinero.

Julio Correal concibió Rock al Parque junto a Mario Duarte, vocalista de La Derecha, en 1994. Él mismo dice que solo pudieron hacer un montaje con producción profesional hasta 10 años después y que ese festival costó cerca de 1.350 millones de pesos.


Mario Duarte, Bertha Quintero (la mamá de Rock al Parque) y Julio Correal en la décima edición del festival. Foto: Juan Carlos Sierra.

Correal ha sido uno de los promotores del Estéreo Picnic desde su primera edición en 2010 y afirma que hoy hacer este festival puede costar cerca de 3 millones de dólares (alrededor de 10.101 millones de pesos al cambio actual del dólar).

Es difícil saber cuánto cuesta Rock al Parque. Arcadia revisó las cifras de contratación de Idartes en 2015. Al sumar los rubros relacionados con los festivales al parque (Rock, Jazz, Salsa, Hip Hop y Colombia al Parque) es posible calcular que la entidad invierte al menos 6.260 millones de pesos en la producción de estos eventos.

Ahí entran detalles como el convenio entre Idartes y el Teatro R-101, por 2.317 millones de pesos, para realizar proyectos previos y posteriores a los festivales al parque. O el contrato con Iluminación Jaime Dussán S.A.S., por 1.326 millones, para el diseño de los escenarios y la ejecución del montaje, así como el alquiler de los equipos necesarios para realizar los 5 festivales.

Las cifras reportadas en años anteriores indican que la producción de Rock al Parque puede estar por el orden de los 3 mil millones de pesos. Pero en cualquier caso, para conocer el costo total del festival hace falta añadir lo que cuesta traer a los artistas.

Chucky García dice que el año pasado se gastaron 1.600 millones de pesos en la producción artística y que este año el presupuesto base está en 900 millones. Que puede crecer, pero depende de factores como la negociación con las bandas y los patrocinios.

En resumen, mientras las cifras de Estéreo Picnic pueden superar los 3 millones de dólares, las de Rock al Parque difícilmente alcanzan el millón y medio. Por eso para muchos no tiene sentido comparar el festival público y gratuito con los privados que, como en el caso de Loollapalooza, ya tienen una marca consolidada a nivel internacional.

Los demás “al parque”

“Hip hop al Parque es el futuro Rock al Parque. Es un fenómeno social. Está interesado el Gobierno, está interesado Idipron (Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud) y la verdad es que a mí me gustan los problemas, las cosas donde hay retos importantes y ese es el caso de Hip hop al Parque”, explica Juan Ángel, actor y gestor cultural que lleva un mes en la dirección de Idartes.


Imagen de Hip Hop al Parque 2009. Foto: Juan Carlos Sierra.

Su apuesta está orientada en el componente social y el potencial artístico que tiene este género. En ediciones pasadas ha habido actividades relacionadas con el arte urbano y el grafiti que también hacen parte de esta cultura (a propósito, Ángel adelantó en entrevista con Arcadia y Semana que le dará continuidad a estas políticas pero en zonas autorizadas, pero ese es otro tema). Pero desde el punto de vista social quieren hacer más.

“Me parece muy bien que Hip Hop al Parque tenga cierto despliegue porque atiende a un público marginal. Y es una apuesta que se hizo muy tímidamente hace unos años cuando llevaron a La Etnia a Rock al Parque”, apunta Jaime Andrés Monsalve, jefe musical de la Radio Nacional de Colombia. En el fondo, añade, “somos tribus, pero hay cosas que nos unen. Hacia eso le debería apostar la curaduría musical”.

Pero la apuesta más arriesgada está en los otros tres festivales.

Juntos, pero no revueltos

Juan Ángel dice que han identificado debilidades en los festivales de Jazz, Salsa y Colombia al Parque. En la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte aclaran que no quieren mezclarlos, sino unir esfuerzos entre los tres.

“Estaban regados en momentos distintos de programación, lo que vamos a hacer es programarlos en dos semanas seguidas, para que todos los esfuerzos de producción permitan hacer mucho más eficiente ese gasto y que existan los tres festivales”, aclara Ángel.

En otras palabras, la idea es, como dice la secretaria de cultura María Claudia López, “hacer economía de escala”. De modo que se pueda aprovechar el mismo montaje de tarima, sonido y logística para que se haga uno detrás de otro.

“No me parece”, responde Julio Correal al escuchar la propuesta. “Lo bonito que tienen los festivales al parque es que son en diferentes épocas del año, que se descentralizan los escenarios. Así queda ‘sancocho al parque’ y además no hay escenario que aguante dos semanas seguidas de actividad”.

El jefe musical de la Radio Nacional de Colombia coincide parcialmente con Correal. “El componente temporal no es tan grave porque los públicos son distintos. Pero los tres festivales se hacen en escenarios diferentes y eso tiene que ver con el aforo. De los tres, el que más se llena es Salsa al Parque, que se hace o en la Plaza de Bolívar o en el Parque Simón Bolívar. ¿Será que un mismo escenario sirve para los tres? ¿Se va a perder la propuesta musical de Colombia al Parque en ese maremágnum de cemento que es la plaza de eventos del Parque Simón Bolívar?”, pregunta Monsalve.

Sin embargo, el periodista musical aplaude que exista un interés por darle más atención a Colombia al Parque. “Ese es un festival que para nosotros como radio pública es muy interesante. Debería ser una especie de termómetro de lo que está pasando en el país en la escena independiente y tradicional colombiana. Pero no ha llegado a eso. No ha generado un público afianzado que haga veeduría de qué se está haciendo con ese escenario”.

El factor privado

Al final, la serpiente se muerde la cola. Todo gira alrededor de los recursos. Juan Ángel apunta que por directiva de Enrique Peñalosa están buscando alianzas público-privadas para ser más eficientes.

“Estamos buscando un contacto con el proyecto del Festival de Jazz del Teatro Libre y los demás festivales de jazz del país para que se fortalezca Jazz al Parque”, adelanta el director de Idartes. Pero no es el único festival que buscará a los privados.


María Claudia López, secretaria de cultura del distrito; Mauricio Uribe, director del Instituto Distrital de Patrimonio, y Juan Ángel, director de Idartes. Foto: Juan Carlos Sierra.

En el pasado, Virgin Mobile y Coca Cola fueron socios importantes de Rock al Parque y hasta Red Bull ha tenido su propia tarima. La secretaria de cultura María Claudia López apunta que esto no ha sido suficiente y que hay que buscar más de estas alianzas. Juan Ángel dice que hablará con comercializadores y centrales de medios para buscar alternativas, sin perder la gratuidad para los asistentes.

Al respecto, Felipe Jaramillo, director de 10Music, resalta que en ese aspecto ha sido muy efectivo Estéreo Picnic. “La economía que mueve un festival de estos es gigante, hay al menos 2000 personas trabajando en distintas áreas”. Y añade que la publicidad ya no se basa en poner inflables y pasacalles. “Las empresas son muy creativas para hacer sus activaciones de marca y todo eso contribuye a la experiencia del festival”. Dice Jaramillo que en ocasiones el espíritu distrital puede chocar contra toda esa creatividad.

El sueño sigue vivo

Un año antes de la crisis de 2013, el festival lo cerró un disminuido pero lúcido Charly García. La edición 19 trajo a Illya Kuryaki & The Valderramas. En 2014, el año en que Chucky García asumió la dirección artística, el festival lo cerró Anthrax y el año pasado Café Tacvba hizo su tercera aparición en un Rock al Parque.  

Frente a este tipo de artistas (con la excepción de Anthrax) Julio Correal tiene una opinión formada: “ya vinieron todos”, le dijo a Arcadia hace poco, “ha hecho falta Bunbury, Juanes o Caifanes, pero el espectro iberoamericano está prácticamente cubierto. Y la gente sigue preguntando ‘oiga, ¿cuándo traen a alguien grande?’”.

Pero Chucky García dice que no está de acuerdo con la idea de “el artista de cierre”.

“El concepto de artista de cierre se cambió por una jornada de cierre. El artista de cierre me parecía como una forma innecesaria de crear expectativa. Así que dijimos juguémonosla por una jornada de cierre que desde temprano tenga varias alternativas”. Y añade el director artístico que al fin y al cabo el festival trae entre 70 y 80 bandas, de modo que es injusto centrar la atención en una sola.


Chucky García

Además, dice García que con los nuevos festivales, Rock al Parque ha sabido mirar hacia otro lado.

“En los 3 años que he estado como programador o como director artístico, me parece que la razón de ser del festival ha sido mirar hacia sus orígenes, que es la representación del ecosistema musical de Bogotá de los últimos 20 años. Ahí siempre ha existido la diversidad. Siempre hubo metal, punk, rock mestizo o ska. Rock al Parque se volvió un abanderado de esa diversidad y esa inclusión. No es una política. Esa es la naturaleza. Para mí la misión que tiene Rock al Parque es entender su naturaleza. Quizá eso no parece tan a la moda, tan de vanguardia, pero también es una apuesta”.