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100 días de luna de miel

SEMANA le mide el pulso al país al cumplirse los primeros tres meses del gobierno de Juan Manuel Santos.

13 de noviembre de 2010

Casi todos los presidentes de Colombia empiezan bien sus mandatos y la expresión 'luna de miel' se ha convertido en un lugar común para definir el sentimiento de los ciudadanos en los 100 primeros días. En el caso de Juan Manuel Santos, sin embargo, esa figura se queda corta para definir la manera favorable como la opinión pública ha recibido los nombramientos, anuncios y cambios de estilo de su gobierno. La luna de miel actual es una de las más dulces que se pueden recordar.

Así lo registra la primera gran encuesta realizada por la firma Ipsos-Napoleón Franco para SEMANA, en las 10 principales ciudades del país. El pulso de los colombianos en los actuales momentos arroja un diagnóstico optimista y positivo frente a la nueva administración, aunque hay desafíos hacia adelante que tienen que ver, sobre todo, con el manejo de la economía y, en concreto, con aspectos como el desempleo.

El ambiente es de optimismo. El porcentaje de ciudadanos que considera que el país va por buen camino creció 10 puntos desde las elecciones presidenciales y es ligeramente superior al promedio de los ocho años de la presidencia de Álvaro Uribe. La confianza en el país, en el gobierno y en el presidente Santos es sólida y se extiende a las expectativas de la gente sobre su propio porvenir: solo el 11 por ciento cree que las cosas van a empeorar en los próximos seis meses y el 10 por ciento considera que su vida personal está empeorando. También hay matices: en los estratos altos se ve con mejores ojos la situación del país y los que votaron por Santos son más positivos que quienes lo hicieron por Mockus. Llama la atención que los jóvenes son más optimistas que los mayores en su percepción sobre las perspectivas de su vida. Pero, en general, la ola de entusiasmo se extiende a casi toda la población encuestada.

La percepción sobre los problemas más graves que golpean a la nación se ha modificado. Aunque el desempleo y el costo de la vida, que son categorías simbólicas en los sentimientos de las personas sobre su situación personal, siguen en primer lugar. No obstante, han bajado desde mayo, cuando fue elegido Juan Manuel Santos, y en cambio se ha incrementado la preocupación por los asuntos relacionados con inseguridad ciudadana y violencia.

La evaluación del presidente Juan Manuel Santos es positiva: 73 por ciento tiene una imagen favorable, 66 por ciento dice que ha cumplido lo que prometió al iniciar su mandato, y solo el 7 por ciento califica la tarea del mandatario como mala o muy mala. El nivel de aceptación de Santos, un político que durante años no tuvo buen desempeño en las encuestas, es el segundo más alto de su carrera, y se aproxima al que alcanzó como ministro de Defensa cuando lideró la Operación Jaque para rescatar secuestrados de las Farc. Los índices de satisfacción son generalizados, pero también son más altos en los estratos altos y menores entre los jóvenes y entre quienes votaron por Antanas Mockus en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Las diferencias, sin embargo, no son significativas.

La encuesta incluyó un interesante grupo de preguntas sobre la manera como la opinión pública percibe la relación entre el presidente Santos y su antecesor y mentor, Álvaro Uribe. La idea que han divulgado algunos columnistas sobre un cambio de rumbo y de estilo del nuevo gobierno que podría generar un conflicto entre Uribe y Santos no ha llegado a las percepciones generales. Para empezar, ambos son casi igual de populares: Uribe, con el 76 por ciento de imagen positiva, Santos, con el 73. En lo que se refiere a la identidad ideológica de ambos, la opinión los pone casi en el mismo lugar: en el centro derecha, un poco más a la derecha que el centro-centro en el que se ubican los encuestados. Curiosamente, la encuesta indagó sobre temas que suelen ser indicadores eficaces sobre la ideología de los ciudadanos, y encontró que amplias mayorías -superiores al 80 por ciento- se oponen al matrimonio entre parejas del mismo sexo y a la legalización de la marihuana.

A la pregunta sobre si Santos representa continuidad o cambio frente al gobierno de Uribe, las respuestas se dividieron casi por mitades, aunque con algunas diferencias significativas. A los mockusistas y al segmento más joven (de 18 a 25 años) les parece que la nueva administración es más continuista que al promedio de los encuestados. En los estratos altos, la cifra de quienes ven un giro es mayor. La hipótesis que han planteado algunos analistas sobre la existencia de un fenómeno significativo de santismo no uribista no encuentra ratificación en esta encuesta.

Paradójicamente, a Santos le va muy bien con sus principales propuestas de gobierno. La mayor parte de ellas tiene un apoyo amplio, incluso las que marcan una rectificación de la línea que había fijado el gobierno anterior de Álvaro Uribe. En el campo internacional, el 84 por ciento está de acuerdo con la nueva actitud del presidente Santos hacia su "nuevo mejor amigo" venezolano, Hugo Chávez, y la canciller María Ángela Holguín es la segunda ministra con mayor aprobación, solo superada por el ex candidato presidencial y ex senador Germán Vargas Lleras. También tienen aprobación la composición del gobierno de Unidad Nacional con personas diferentes al Partido de la U, la reforma de tierras y la ley de víctimas, incluso en los aspectos que hoy defiende el gobierno Santos y a los que en su momento se opuso la administración de Álvaro Uribe.

A pesar de lo anterior, apenas el 4 por ciento considera que Uribe es un opositor y el 75 por ciento lo percibe como un consejero o como un aliado de Santos. Este resultado corrobora los hallazgos de otros estudios en los que se observa que los colombianos ven con buenos ojos la cooperación entre los líderes políticos, la prefieren a la confrontación. Al menos hasta el momento, la buena percepción que tiene Santos conduce a que la gente apoye sus proyectos, incluso si se oponen a posiciones que defendió Uribe.

El estudio de Napoleón Franco también arroja algunas luces sobre los desafíos que enfrentará el gobierno, una vez superada la luna de miel de los 100 primeros días. El mayor de ellos tiene que ver con la economía. No solo porque el desempleo y la inflación preocupan a la gente, sino porque la gestión en este campo es la única que se raja hasta el momento: el 56 por ciento de los encuestados desaprueba el manejo del problema del desempleo. Un punto de alerta, no solo por su significado social, sino porque la generación de nuevos cupos de trabajo fue la principal promesa electoral de Santos.

El gobierno también debe prestarle atención al tema de seguridad. En la dimensión de lucha contra la guerrilla no existe un optimismo equivalente al de otras áreas, pues el 57 por ciento cree que el conflicto armado entre el Estado y la guerrilla se terminará dentro de 50 años, o nunca. En la seguridad ciudadana -que no solo depende de políticas del gobierno nacional, sino también de las alcaldías- se concentra la mayor preocupación de la gente. Todo indica que los ciudadanos están ansiosos por mejorar este aspecto.

De igual manera, la opinión pública, que está enganchada con los anuncios del gobierno en su etapa inicial, a la larga puede llegar a ser exigente en materia de resultados. Uribe mantuvo su popularidad durante ocho años porque su compromiso se reducía, en la práctica, a un tema que mostró avances continuos: la lucha contra las Farc. De Santos, los colombianos esperan más, en campos en los que no se cosechan frutos de la noche a la mañana. Y si en los primeros 100 días Juan Manuel Santos rompió todos los registros de aprobación con anuncios que entusiasmaron a la opinión pública, sostenerse en ellos dependerá de su capacidad de convertirlos en obras. La gran pregunta que se hacen muchos analistas es cuánto va a durar la luna de miel de un gobierno que se perfila reformista y que ha demostrado que las administraciones que sacuden el statu quo dividen a las sociedades.
 
Vea los resultados de la encuesta desplegando las imágenes.