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¡A leer!

Dante, Víctor Hugo y Tolstoi llegan por primera vez a los sitios más olvidados del país. El Ministerio de Cultura creará 160 bibliotecas nuevas.

3 de noviembre de 2003

Shakespeare llegara a Barbacoas. Hanna Arendt a Sibundoy y Anton Chejov a Mapiripán. Los habitantes de Fortul podrán imaginar guerras más justas que la suya. Y los de Roberto Payán en el Pacífico hirviente soñarán con las gélidas estepas rusas de Tolstoi.

Todo esto será posible gracias a que dentro del Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas del Ministerio de Cultura llegará en noviembre una colección de 25.000 títulos de la mejor literatura a 160 pueblos colombianos.

La colección que dotará a las bibliotecas públicas fue definida entre la subgerencia cultural del Banco de la República, que aportó 10.000 millones de pesos, y la Biblioteca Nacional, con base en los libros más solicitados en la Luis Angel Arango, una de las bibliotecas con mayor demanda en el mundo.

La compilación incluye la Nueva Enciclopedia Durvan, los diccionarios de María Moliner, el Manual Merck con información médica para el hogar, el Contrato Social de Rousseau y las narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe. Los niños podrán escoger entre leer el Tragasueños de Michael Ende o el maravilloso Zoom de Istvan Banyai. Y los jóvenes inquietos, según sus inclinaciones, podrán optar por ¿Qué es la política? de Arendt o el Control Natural de Insectos del Brooklyn Botanic Garden.

Hay libros para todos los gustos. Y lo único que tienen en común es que vale la pena leerlos, que están nuevos y que llegarán a donde hasta ahora sólo ha llegado la guerra. El gobierno escogió para esta primera fase de un proyecto que pretende dotar a 500 bibliotecas públicas en cinco años los departamentos de Arauca, Sucre, Nariño, Putumayo, Amazonas, Guainía, Vaupés, Cesar, Tolima y Meta, donde el apoyo del gobernador ha sido ejemplar.

El Ministerio de Cultura, con el apoyo del Banco, aporta la colección de libros ya catalogados y sistematizados, un computador, un televisor con VHS, la maleta de cine colombiano y la capacitación para el bibliotecólogo, que es pagado por el municipio.

El sector privado también pone su grano de arena. Por un lado aportó 10.000 libros a través de la Cámara Colombiana del Libro. Pero más importante aún, las editoriales le vendieron al gobierno los libros con un descuento de 65 por ciento, lo que permitió duplicar el número de bibliotecas en los municipios. Fundalectura, creada por el gremio editorial y de la industria papelera para fomentar la lectura, catalogó los 400.000 libros, los empastó y empacó las colecciones en cajas para enviar a los municipios. También capacitará a los tutores que invitarán a la gente del pueblo a leer. En ese campo ya hay experiencias interesantes. En Sabaneta, Antioquia, por ejemplo, hay bibliocarretas y en el Cesar biblioburros que van de casa en casa prestando libros.

El escritor Thomas Carlyle dijo una vez que "la verdadera universidad del hombre de hoy es una biblioteca". En un país donde muy pocos acceden a la educación superior y la gente lee menos de un libro al año, esta colección puede ser la puerta hacia un país más ilustrado.