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¿A qué viene Bush?

La reunión relámpago entre el Presidente de Estados Unidos y Álvaro Uribe en Cartagena es una oportunidad para que el país asegure nuevos recursos contra el terrorismo.

21 de noviembre de 2004

Durante los cuatro años de su primer período el presidente George W. Bush nunca vino a Colombia, pero tan sólo 15 días después de ser reelegido resolvió hacerlo. Por eso, la visita de esta semana del primer mandatario de Estados Unidos al país tiene un significado especial. Refleja la profunda sintonía política que existe entre él y el presidente Álvaro Uribe.

Es tal la afinidad entre los mandatarios que por primera vez desde que Jacqueline Kennedy estuvo en Bogotá hace más de 40 años, viene una primera dama estadounidense al país. Laura Bush va a reunirse con Lina Moreno de Uribe para apoyar algunos de sus proyectos, entre ellos el Plan Nacional de Lectura.

Bush viene sobre todo a evaluar de primera mano cómo evoluciona la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Por eso, los representantes del gobierno colombiano expondrán las cifras de reducción de hectáreas cultivadas de coca y la mejoría en las condiciones de seguridad. Entre los logros que se presentarán se encuentran la destrucción de 78.500 hectáreas de cultivos de amapola y 425.600 de coca, así como el aumento significativo de las operaciones durante los últimos años. Y el récord de 90 extraditados a ese país en dos años, sin contar a Gilberto Rodríguez Orejuela.

Esta visita no será tan informal como la que hizo el presidente Clinton en 2000. Sin embargo, responde a los gestos de cordialidad que ha manifestado el presidente Uribe con Bush. Es una reunión de tres horas de trabajo en la Casa de Huéspedes de Cartagena. Esta se concretó, después de meses de trabajo del embajador en Estados Unidos, Luis Alberto Moreno, cuando Uribe llamó a Bush para felicitarlo por su reelección.

Con este encuentro el gobierno colombiano tiene un excelente espacio para que el mandatario estadounidense conozca de primera mano cómo ha invertido el país los recursos económicos de cooperación estadounidense. De lo convencido que esté el gobierno de Bush de los avances colombianos en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico dependerá la posibilidad de seguir financiando el Plan Patriota, que se adelanta contra la guerrilla en las selvas del Caquetá, pues éste está financiado en gran parte con los recursos canalizados a través del Plan Colombia. Y es que este plan finaliza formalmente en 2005, y el gobierno Uribe busca que se extienda más allá para poder continuar con su costosa ofensiva contra las Farc.

Este corto encuentro también ofrece una oportunidad para que Bush le dé un empujón político a la firma del Tratado de Libre Comercio, TLC. Sobre todo cuando Colombia está empezando a hacer más exigencias en temas estratégicos para el país como la protección a la agricultura y al empleo.

Por último, según fuentes del alto gobierno, se aprovechará este diálogo directo entre presidentes para pedir la colaboración de Estados Unidos en la verificación de la desmovilización de los paras.

Aunque Colombia no es prioritaria en la agenda de Estados Unidos, al gobierno de este país también le conviene reunirse con Uribe. Colombia es el octavo país exportador de petróleo y el primero de carbón, y a Estados Unidos le interesa asegurar sus provisiones de largo plazo en este sector. Tampoco es casualidad que la primera salida internacional del mandatario estadounidense luego de su reelección sea a dos países aliados en América Latina, Chile y Colombia, una manera de apaciguar sensibilidades en la región después de una campaña donde ni siquiera fue mencionada. De paso, como lo señala el experto de la Universidad de Miami Bruce Bagley, "interesarse por el conflicto colombiano legitima la política internacional de Bush y le quita las connotaciones de guerra religiosa que tendría si sólo estuviera dirigida al Medio Oriente".

A pesar de lo corta, la visita de Bush es mucho más que simbólica. Es una oportunidad para que Colombia asegure recursos que garanticen la continuación de la política de seguridad democrática, y quizá también para lograr una negociación del TLC que también contemple las variables políticas y de estabilidad regional que se juegan en Colombia. Pero además, esta visita relámpago ratifica, para quien todavía tenga dudas, la cercanía que hay entre las políticas antiterroristas del presidente Bush y las de Uribe.