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" Acabaron con mi vida"

Hace 11 años, Enrique Roldán fue el primer funcionario público denunciado en Colombia por acoso sexual. Su experiencia demuestra cómo un cargo de esta naturaleza puede destruir la vida de una persona.

6 de diciembre de 1993

ENRlQUE ROLDAN LEMOS HAbía sido considerado toda la vida un funcionario ejemplar y un esposo y padre perfecto. Todos los que lo conocian afirmaban que sus únicos valores eran el trabajo y la familia. Tenía empaque de marido zanahorio y de jefe estricto. Habia trabajado 15 años como gerente del Banco de la República en Cali, como subgerente general de la Caja Agraria, como Ministro de Hacienda encargado y se encontraba de Cónsul en Nueva York cuando recibió una llamada del entonces presidente Turbay pidiéndole gue se viniera a hacerse cargo de la presidencia de la Comisión Nacional de Valores en reemplazo de Hernan Echavarria Olózaga, quien acababa de renunciar.
Roldán era considerado mano dura en materia burocrática. En el consulado de Nueva York destituyó a 19 empleados de un total de 27 y, al llegar a la Comisión de Valores, hizo una limpieza de igual magnitud: de un total de 32 personas, en menos de un año habia destituido 25. Fue en ese momento, en junio de 1982, cuando apareció una columna de Daniel Samper Pizano que habria de cambiar su vida. Se titulaba "No sólo pedía re nuncias~. En esta se afirmaba que cuatro de las funcionarias destituidas habían sido objeto de pretensiones amorosas por parte del presidente de la entidad. Todas dieron declaraciones a los medios de comunicación acusando a Roldán Lemos de haberlas presionado. Durante una semana el tema fue escándalo en en el país. Se armaron dos grupos enfrentados.Uno,defensores,que manifestaban haberlo conocido de toda la vida y creían que era imposible esa conducta por parte de Roldán. Y otro, de acusadoras, conformado exclusivamente por mujeres destituidas en la barrida.
Y como sucede siempre en estos casos, el asunto quedó reducido a la palabra de uno contra la de las otras.
Al terminarse el gobierno del presidente Turbay el funcionario presentó su renuncia irrevocable. Pero el calvario de Roldán apenas comenzaba. Sus hijos, que estudiaban en la Universidad de los Andes, decidieron retirarse ante lo inmanejable de la situación y terminar sus estudios en el exterior. Sus hijas, que estaban recien casadas, fueron objeto de tantos anóminos y amenazas que también contemplaron la posibilidad de irse del país. Su esposa, Izida Modrak, fue su mayor apoyo en ese momento. El escándalo, en lugar de debilitar su matrimonio, lo fortaleció.
Pero las consecuencias del episodo no se limitaron al ámbito familiar. Roldán se había pensionado después de 32 años como servidor público y aspiraha trabajar tres años más con el fin de adquirir el derecho que otorga la ley para ajustar la pensión. Algunos de sus amigos del Valle de toda la vida tra taron de ayudarlo. Rodrigo Lloreda,en ese entonces canciller de la República, le propuso su nombre al presidente Belisario Betancur para la gobernación del Valle o para una embajada. Betancur, tal vez por prudencia política comprensible, manifestó que cualquier nombramiento sería difícil después del escandalo. El ajuste de la pensión nunca se pudo llevar a cabo. Jamás le volvieron a ofrecer un cargo público.
Sorprendido por lo que le estaba ocurriendo, Roldán envió una carta a la Procuraduría solicitando una investigacion y un fallo. El caso le correspondió a un procurador delegado para la vigilancia administrativa, quien, después de estudiarlo, absolvió a Roldán. Este rechazó el fallo con el siguiente argumento mientras fuera un hombre quien lo exonerara, siempre podría haber la pobilidad de que la decisión fuera interpretada como un acto de solidaridad machista. Y en una solicitud sin precedentes en la historia de la Procuraduría, pidió que su caso fuera juzgado por una mujer. Según el, frente a una acusación de acoso sexual ninguna otra fórmula tendria credibilidad.
El expediente pasó entonces a manos de Beatriz Eugenia Potes, procuradora regional para la vigilancia administrativa. La doctora Potes revisó todo el proceso y llegó a la conclusión de que por falta de mérito tenía que archivarse.
"Desde ese momento mi vida ha estado marcada con una equis en la espalda dice Roldán. Por cuenta de los medios masivos de comunicación me converti en el primer colombiano denunciado por acoso sexual. Todas las acusaciones contra mí se publicaron a ocho columnas, en primera plana. Todas las absoluciones se publicaron en letra diminuta en página interna.
Curiosamente no le atribuyo mala fe a Samper Pizano. El simplemente recibio unas quejas y las hizo públicas. Tal vez destituir a 25 personas en una entidad que tenia 32 es insólito en este país. Pero ese era mi talante. Y no creo que mereciera la venganza de que fui objeto. Entre mi palabra y la de unas mujeres, se creyo en la de ellas. El daño que me hicieron ha sido irreparable ".