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AL FILO DE LA NAVAJA

Las probabilidades de que Bogotá se vuelva a quedar sin agua son mayores de lo que la gente cree.

14 de septiembre de 1992

LA EMERGENCIA QUE SE presentó hace dos semanas en el sistema de Chingaza, que dejó a Bogotá sin el flujo normal de agua durante ocho días, tiene todavía mucha tela que cortar. Aunque su origen fué un desprendimiento de tierra que taponó el conducto a la altura del tunel El Faro un fenómeno natural imposible de prever-no se, ha descartado que la situación fuera provocada por la imprevisión de los ingenieros constructores que decidieron no colocarle a la obra un revestimiento especial con el cual todo habría sido diferente.
Los hechos no son claros. Tanto, que el propio gerente de la empresa, Juan Alfredo Pinto, esta interesado en que una comisión de alto nivel esclarezca lo que sucedió y defina si se cometieron errores. Lo que si esta claro es que Bogotá no está preparada para afrontar una emergencia de esa índole. Chingaza, que surte el 80 por ciento del agua de la ciudad, es un sistema vulnerable y las probabilidades de que se presente una nueva crisis son muy altas.El derrumbe puso sobre el tapete la necesidad que tiene Bogotá de una fuente alterna para superar los casos de emergencia. Función que, supuestamente, debería cumplir la represa de San Rafael, diseñada para abastecer de agua a la ciudad por 54 días, pero que se encuentra en plena construcción. Si ya hubiera estado funcionando, los bogotanos no se habrían enterado siquiera de la pasada crisis. Pero San Rafael solo estara lista dentro de dos años. Y eso si hay suerte, pues su construcción está a punto de detenerse debido a una amenaza del Banco Mundial de suspender el préstamo con el cual se viene realizando la obra desde abril del año pasado. La razón de esta amenaza es que la Empresa de Acueducto de Bogotá ya no ofrece garantías de pago.La situación financiera de la empresa entra en franco deterioro debido, por un lado, a la pérdida de agua: lo que llaman los técnicos "agua no facturada". El 42 por ciento del liquido que llega a Bogotá se pierde a causa de conexiones ilícitas y falta de mantenimiento, que provoca las rupturas consntes de tubos en la ciudad. Esta "agua no facturada" le ha implicado a la empresa, en los últimos 10 años, pérdidas por mas de 9 millones de dólares.
Por otro lado, y no menos grave, está la pesada carga laboral. Las distintas administraciones se han encargado de favorecer convenciones colectivas que en nada contribuyen a la solidéz de la empresa. El promedio mensual de prestaciones de la empresa es de 21 mil pesos por empleado mientras que en el sector privado el promedio esta alrededor de los 103 mil pesos. Las pensiones tienen un promedio de 325 mil pesos mensuales, a diferencia de las entidades privadas, en donde no alcanzan los 110 mil. A la empresa se le está yendo la plata "por entre los tubos". Por eso tanto el Banco Mundial como Planeación Nacional le pidieron a la actual administración que inicie un Plan de ajuste con el cual pueda mantener vigentes los prestamos y asegurar la continuidad de las obras. Porque ya no sólo esta en peligro el proyecto "Bogota IV", que corresponde a la terminación de San Rafael, sino tambien "Bogota V", que es un programa completo de alcantarillado para la la zona alta del sur de la ciudad. No se trata de un intento de privatizar la empresa sino de convertirla en una entidad de carácter mixto, en la que ciertas funciones queden en manos privadas. Este plan de acción, de acuerdo con Planeación Nacional, también tiene que ir dirigido a acabar, o por lo menos reducir, el porcentaje de perdida de agua y los privilegios extralegales de los que disfrutan actualmente los trabajadores.
Si el Plan no se pone en marcha, en octubre se suspenderan los desembolsos del Banco Mundial, lo que implicaria la detención inmediata de las obras que estan en marcha. Entre ellas la construcción de la represa de San Rafael, sin la cual el sistema de Bogotá sigue estando a la deriva. Cualquier accidente, como el que ocurri hace unas semanas, puede dejar a la capital sin agua por tiempo indeterminado. Lo que sería una catástrofe para una ciudad de mas de cinco millones de habitantes.