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ALGUIEN ESTA MINTIENDO

El caso del padre Nel Beltrán y la supuesta cumbre guerrillera en Cuba sólo se explica por una mentira de la Iglesia Católica o una de la Fiscalía General de la Nación.

18 de abril de 1994

LA NOTICIA IMPACTO DESde el primer momento. En un artículo que abría a dos columnas la primera página de la edición del jueves 10 de marzo, el diario El Tiempo aseguró que representantes de la cúpula de la Coordinadora Guerrillera habían estado en Cuba en una "extraña cumbre" subversiva. Entre el 23 y el 28 de enero de este año, durante la realización de una de las muchas conferencias políticas latinoamericanas que suelen celebrarse en La Habana, en esta ocasión bajo el pomposo nombre de "IV encuentro latinoamericano y del Caribe por la autodeterminación de los pueblos", se habían reunido -según El Tiempo- un "controvertido obispo colombiano", los jefes guerilleros Iván Márquez y Alfonso Cano, de las FARC, y dos comandantes del EPL y el ELN, de apellidos Gutiérrez y Pardo.
La información había sido entregada a un alto funcionario del Estado por un ciudadano colombiano testigo de tales hechos. Lo que más llamaba la atención era que, según aquella versión, las propias autoridades cubanas habían asignado una oficina a la Coordinadora Guerrillera en el edificio T-2, zona 7, área residencial de la capital cubana. Si se daba crédito a esta versión, ello significaba que la guerrilla colombiana era patrocinada, o al menos apoyada, nuevamente, por el gobierno cubano. Un caso similar ocurrido en 1981 había conducido a la ruptura de relaciones diplomáticas, al comprobarse que guerrilleros del M-19 habían recibido en Cuba entrenamiento militar.
El gobierno cubano reaccionó de inmediato contra las acusaciones aparecidas en El Tiempo. El mismo 10 de marzo, a las dos de la tarde, el embajador cubano Jesús Martínez Beatón convocó a una rueda de prensa en la sede diplomática al norte de Bogotá. Sereno, pero con visible preocupación e incomodidad, negó todas las acusaciones. "Esa noticia es pura fantasía, es pura especulación. Estamos en un proyecto honesto de relacionarnos con Colombia, y no es nuestra política interferir en los asuntos internos de los países", dijo
El mismo día el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Pedro Rubiano Sáenz, le envió una carta a las directivas del diario bogotano para que le indicaran quién era el "controvertido obispo" al que hacía referencia la publicación. El prelado se quejaba en la misiva: "... Con esta clase de noticias se pone en tela de juicio ante la opinión pública a 79 obispos que ejercemos el ministerio sacerdotal en todo el país y a 12 obispos eméritos que residen en Colombia".

CUMBRE EN LA HABANA
Según la versión de El Tiempo, 71 colombianos entre miembros del Partido Comunista, voceros de agremiaciones sindicales y "movimientos de fachada de las redes de inteligencia urbana de la guerrilla" fueron invitados a participar en el congreso en La Habana. Aunque oficialmente el evento se había organizado para analizar temas como la política económica de Estados Unidos hacia América Latina y la deuda externa, para la fuente del periódico se trataba "en el fondo de la cumbre de las guerrillas colombianas".
La reunión entre el obispo colombiano y los comandantes guerrilleros se había celebrado, según las fuentes de El Tiempo, el miércoles 26 de enero a las siete de la noche, con asistencia de Iván Márquez, Alberto Gutiérrez Bermúdez y Alfonso Cano en representación de las FARC, Leonel Pardo por la disidencia del EPL, el dirigente sindical Jorge Luis Ortega, otra persona más y el desconocido prelado. Después de discutir las posibilidades de una tregua conjunta y de lograr regionalizar los diálogos con el gobierno, los jefes guerrilleros habrían asistido a la clausura del congreso y habrían repartido durante la sesión una proclama con las conclusiones de la VII Cumbre de la Coordinadora Guerillera.
Este relato, con otros detalles adicionales -itinerario de los guerrilleros, declaraciones de testigos, comunicados de los gobiernos cubano y colombiano y de la Conferencia Episcopal- fue llenando las páginas de El Tiempo durante los primeros seis días del escándalo. Sin embargo, la historia habría de tomar un viraje radical el jueves 17 cuando el periódico reveló por fin quién era el "controvertido obispo". Se trataba de monseñor Nel Beltrán, obispo de Sincelejo y mediador desde hace un par de años entre el gobierno y los grupos guerrilleros. Las fuentes del diario aseguraban haberlo visto en varios lugares de La Habana: en la Villa Panamericana, el Palacio de Convenciones, el Teatro Caimito la Cárcel de Mujeres y el Banco Nacional de Cuba. "El prelado colombiano -sostuvo el matutino- era el invitado de excepción a la cumbre organizada por la Coordinadora Nacional Guerrillera".
Según el nuevo informe, mientras el líder sindical Jorge Luis Ortega y el dirigente guerrillero Alberto Gutiérrez Bermúdez repartían el comunicado de la VII Cumbre de las FARC "monseñor Nel Beltrán tomaba un café con Alfonso Cano" en el Palacio de Convenciones, tras un receso de las comisiones que participaban en el congreso. Después de hablar media hora con el comandante guerrillero, Nel Beltrán se habría dirigido hacia el Banco Nacional para hacer "el respectivo cambio de moneda" y salir de la isla, ese miércoles 26 de enero.
Las nuevas revelaciones causaron indignación en la embajada cubana y en el episcopado colombiano. El embajador cubano citó de nuevo a una rueda de prensa en la que reiteró que en su país no habían estado guerrilleros colombianos. "No tiene sentido -dijo a SEMANA- que justo cuando reabrimos relaciones con Colombia seamos tan ingenuos para invitar guerrilleros. Tranquilamente puedo asegurar que esto es un montaje...". El propio presidente cubano, Fidel Castro, dialogó personalmente y durante dos horas ese mismo jueves con el embajador colombiano, Ricardo Santamaría, ante quien desmintió tales hechos.
Por los lados de la Iglesia el asunto tuvo mayores repercusiones. En su primera declaración pública tras haber sido señalado como el obispo de la cumbre guerrillera, monseñor Beltrán no sólo alegó tener pruebas de su inocencia sino que incluso anunció que demandaría al diario por calumnia y difamación. En forma lacónica desmintió que hubiera estado en Cuba entre los días 26 y 29 de enero y aseguró que tenía testigos que podían corroborar su versión. "Entré a Estados Unidos el 16 de enero de 1994 y salì el 31 de enero del mismo año, como consta en los sellos que aparecen en mi pasaporte", dijo.
Para curarse en salud, el gobierno colombiano asumió una postura más agresiva una vez que el fiscal Gustavo de Greiff le presentó a la canciller Noemí Sanín algunos de los elementos probatorios. La Ministra aseguró a los periodistas que las investigaciones de la Fiscalía dejaban entrever serios indicios de que Cuba habìa acogido a un grupo de guerrilleros colombianos. Entre tanto en Buenaventura, el presidente César Gaviria también se pronunciaba: "El gobierno de Colombia, con las evidencias, con los indicios que han estado surgiendo, con algunos testimonios, le va a solicitar por los canales diplomáticos explicaciones al gobierno de Cuba sobre lo que eventualmente haya podido ocurrir". Que Colombia hubiera optado por una nota explicativa y no de protesta, dejaba entrever las precauciones y dudas del gobierno frente a este espinoso tema.
Lo que sí quedaba claro por el momento, al menos en los medios periodísticos, era que la información de El Tiempo había provenido de la propia Fiscalía General de la Nación, posiblemente del propio fiscal De Greiff. La misma Canciller señaló: "Las coincidencias entre la información de ese diario y las de la Fiscalía". Pero aunque el diario capitalino había revelado la supuesta participación de monseñor Nel Beltrán en la cumbre de La Habana, De Greiff se abstuvo de confirmarlo o negarlo, "por ser secreto del sumario ".

LOS TESTIGOS
El viernes pasado, cuando se pensaba que el caso estaba resuelto en contra del obispo de Sincelejo, aparecieron los testigos. Algunos de ellos, inclusive, llamaron espontáneamente a las emisoras bogotanas para apoyar al sacerdote y corroborar su versión de que él se encontraba en Estados Unidos durante los días en que se le acusaba de haber viajado a La Habana. SEMANA entrevistó en Miami a Eva Staton, propietaria de la casa de Key Biscayne donde desde hace siete años pasa sus vacaciones monseñor Beltrán. La señora Staton y su esposo, ya fallecido -quien fuera uno de los mayores accionistas de Coca-Cola en Colombia- se conocieron hace cerca de 10 años con el prelado cuando participaron en un cursillo de cristiandad. La viuda asegura que el obispo llegó a Miami el día 16 de enero y que retornó a Colombia el 31 de ese mismo mes. Sin embargo, aclaró que no lo había visto durante los días 25 y 26, porque él había viajado a Disneyworld con su sobrina Adriana, a quien le había regalado el pasaje a Estados Unidos porque festejaba sus 15 años.
Junto con ellos estuvieron María Cristina Calle de Sierra, una dama antioqueña residente en Medellín, el sacerdote Jorge Cardona, quien reside en Miami, y la pequeña Alicia, una sobrina de Staton. SEMANA pudo confirmar que monseñor Beltrán hizo una reservación el 21 de agosto de 1993 en una agencia de viajes de la Florida para hospedarse durante su viaje a Disneyworld con su sobrina en el hotel Disney Dixie Landind Resort. Allí apartó habitaciones para los días 24 y 25 de enero de 1994. (Según la fuente de El Tiempo, monseñor Beltrán se encontraba durante esos mismos días en Cuba).
De acuerdo con la versión de la señora Staton, el prelado, su sobrina y los demás acompañantes, retornaron a Miami el 27 de enero, y el 28 tomaron un crucero a la ciudad de Freeport, en Las Bahamas. Ello explica que en la lista de inmigración de Estados Unidos esté fechada su salida de ese país. (El Tiempo coincide en que el día 28 el prelado había salido de Miami "hacia una isla del Caribe", pero no precisa que fueran Las Bahamas). Beltrán permaneció en Freeport cerca de tres horas y a la media noche regresó en el crucero a Miami.
Al día siguiente, el 29, monseñor Beltrán ofreció una misa en la residencia de la señora Staton. Lo mismo hizo el día 30 en la capilla de Saint Hugh, en Coconut Grove. Entre los testigos estuvo Mariano Ospina Hernández, hijo del ex presidente Ospina Pérez, quien corroboró esa versión, "pues me saludé con él". El día 31, monseñor Beltrán retornó a Colombia en compañía de Cristina Calle de Sierra, quien dijo el viernes a la cadena RCN: "Llegamos a Medellín. Esa noshe monseñor se quedó en mi casa y al otro día, o sea el primero de febrero, como a las 9:30 de la mañana, él tomó un vuelo de Aces rumbo a Montería".

VERDADES Y MENTIRAS
Vistos los acontecimientos, la única conclusión es que alguien está diciendo una gran mentira. O mienten monseñor Beltrán, la Iglesia Católica que lo respalda y Fidel Castro, o mienten la Fiscalía General y, por cuenta de ella, el periódico El Tiempo. Al final de la semana, las cosas tendían a aclararse en favor de los primeros. Por lo pronto, está confirmado que Diego Ruiz, el único dirigente guerrillero que se ha podido demostrar por un video que estuvo en el encuentro de La Habana es, desde hace unos 10 años, el vocero internacional de las FARC en México y como tal suele moverse por distintos países.
SEMANA se comunicó con Luis Javier Valero, director del periódico mexicano El Pregón, quien conoció de cerca a Ruiz durante su estadía en La Habana. Según su versión, ni él ni otros colombianos repartieron propaganda subversiva. "Hasta dónde pude ver -dijo- eso no ocurrió. Y además, la ponencia de Ruiz versó exclusivamente sobre la unidad latinoamericana. Nunca hizo alusión a los problemas guerrilleros en Colombia".
Sea como fuere, es muy probable que nadie haya actuado de mala fe en todo este asunto. Ningún periódico se inventaría noticias que fueran a ser desmentidas de forma contundente, a menos que tuviera una buena fuente. En cuanto al fiscal De Greiff, ha sido acusado de ingenuo, laxo y hasta de falto de criterio, pero ningún colombiano ha puesto en tela de juicio su honorabilidad. Por tanto, si su información fuera inexacta, sería por una manipulación hecha por sus testigos y no por mala fe. De quien es más difícil decir que miente, es de monseñor Beltrán, por una razón sencillísima: es mucho más grave que un obispo mienta a que se reúna con guerrilleros. Y en cuanto a Fidel Castro, independientemente de su pasado y de lo que en verdad haya ocurrido en La Habana, es seguro que no va a fomentar un acto de hostilidad contra uno de los pocos países que le están tendiendo la mano.
Pero aun si se reconoce lo anterior, lo cierto es que si la Fiscalía no logra demostrar que monseñor Beltrán estuvo en Cuba, su credibilidad habrá sufrido enormemente. Más aun de lo que hasta ahora parecen haber sufrido sus relaciones con la Iglesia, tal y como lo demuestra una frase de un alto prelado que le dijo a SEMANA tras pedir que su nombre se mantuviera bajo reserva: "Hace tres semanas el fiscal De Greiff era cuestionado por no haber dicho toda la verdad en cuanto a sus contactos con el cartel de Cali, pero ahora la cosa es más grave: se le cuestiona por haber dicho una mentira".