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APERTURA PETROLERA

Con las nuevas reglas de juego fijadas por Ecopetrol se busca asegurar la autosuficiencia petrolera del país.

24 de noviembre de 1997

Hace cuatro años el tema económico de moda en Colombia era cómo se adaptaría el país a su inevitable destino de nación petrolera. Ingenieros de la British Petroleum acababan de encontrar en el piedemonte llanero el mayor yacimiento de hidrocarburos de la América continental desde el hallazgo en los años 70 del depósito de Prudhoe Bay en Alaska. Los economistas y tecnócratas colombianos, acostumbrados a décadas de crecimiento estable e inflación moderada, teorizaban sobre las implicaciones de la bonanza y organizaban foros y conferencias en los cuales expertos de alrededor del mundo ilustraban con casos de otros países lo que se debía y no hacer frente a una avalancha de dólares producto de la exportación petrolera. A su vez, los analistas políticos especulaban sobre qué presidente heredaría la gallina de los huevos de oro de Cusiana. El ex ministro venezolano Ricardo Haussmann, en aquel entonces economista en jefe del Banco Mundial para América Latina, afirmaba que los padres de la patria sin duda no sabían de geología ni de petróleo y que por tanto las fronteras físicas que trazaron entre Colombia y Venezuela no contemplaban las bondades del subsuelo. En su concepto, Colombia tenía un potencial petrolero similar al de su vecino y recomendaba a los gobernantes colombianos no seguir el modelo de sus colegas venezolanos de prometer manejar los recursos petroleros "con criterio de escasez" y terminar manejándolos "con escasez de criterio". Hoy, cuatro años después, la bonanza parece un espejismo. Si bien el campo de Cusiana ha confirmado su vasto potencial, su desarrollo se ha retrasado y sus topes de producción no se alcanzarán dentro de este gobierno. Además el raudal de inversión extranjera que se esperaba continuaría descubriendo nuevas reservas en el país nunca se materializó. Incluso la exploración petrolera en el país se vino abajo. De perforar 67 pozos y realizar trabajos de sísmica en un área de 9.600 kilómetros cuadrados en 1990, las empresas petroleras pasaron a perforar 22 pozos y cubrir un área de solamente 2.200 kilómetros cuadrados en 1996. Es más, se llegó al punto de que varias petroleras internacionales de amplia tradición en el país_como la Shell Petroleum Company_ redujeron su exposición a Colombia. Ante estos desarrollos la pregunta es obvia: ¿por qué no ha despegado verdaderamente el negocio petrolero en Colombia? El potencial físico sigue estando ahí. Las características geológicas y geográficas del país hacen altamente probable que esté sentado sobre un océano de hidrocarburos (del total del territorio colombiano, sólo en un 20 por ciento se han realizado trabajos de sísmica). Además, si bien la situación de orden público se ha deteriorado _particularmente en las zonas petroleras_ no hay que olvidar que las empresas multinacionales operan en países como Nigeria y el Asia central, donde la seguridad de sus funcionarios y sus operaciones también constituyen un factor preponderante.La verdad es que la causa principal del subdesarrollo del sector ha sido una reglamentación petrolera que ofrece pocos incentivos a la inversión extranjera y que coloca al país en una franca desventaja en materia competitiva frente a otras naciones del mundo. Sin duda los funcionarios del gobierno colombiano subestimaron la competencia de otros países ávidos de capital para desarrollar su propios depósitos petroleros. El caso de Venezuela es muy diciente. El vecino país abrió sus campos marginales y áreas inexploradas al capital privado hace apenas dos años y ya ha recibido compromisos de inversión por más de 10.000 millones de dólares. Cambio de rumboLa semana pasada el gobierno colombiano finalmente decidió actuar sobre esta inevitable realidad lanzando un nuevo esquema de contratación que, en opinión de todos los expertos, dirige las políticas del sector petrolero en el sentido correcto. La noticia ha sido recibida con buenos ojos por todos los participantes del mercado petrolero a nivel nacional e internacional, con una ruidosa excepción: la del sindicato de Ecopetrol, que anunció un paro nacional para oponerse al proyecto.El nuevo esquema contiene cuatro aspectos fundamentales que lo diferencian del anterior. En primer lugar, establece condiciones diferentes para los hallazgos de gas y de crudo. Estos dos productos tienen economías radicalmente diferentes y la reglamentación anterior no reflejaba esta realidad. Por esto, este aspecto era un pesado lastre para la inversión petrolera en el país y la causa fundamental de las diferencias entre la Nación y la BP sobre el contrato del Piedemonte.Adicionalmente, se ampliaron los plazos de explotación para los yacimientos de gas y los petroleros ubicados en zonas inexploradas. De esta manera se logra que la explotación de yacimientos de gas se vuelva rentable _antes no lo era sino en contadas excepciones_ y se incentiva la exploración en las llamadas 'zonas frías', sobre las cuales no existe información sísmica y donde los costos de exploración, producción y transporte son mayores. Un tercer punto de gran importancia es que el gobierno reembolsará, en dólares reales, los gastos de exploración efectuados por las compañías asociadas en petróleo y gas. Hasta ahora el reembolso se efectuaba en términos corrientes, sin que se reconociera ningún tipo de depreciación. Y esto se convierte en un gran incentivo a la exploración. Finalmente, el gobierno decidió mantener todo el territorio nacional no adjudicado abierto a proponentes dispuestos a tomar bloques específicos en las condiciones del contrato de Asociación por Adhesión. Sin embargo, y es ahí donde radica el cambio más importante, Ecopetrol podrá sustraer aquellas áreas en las que no haya interés privado _los llamados campos marginales_ y subastarlas en condiciones que dependerán del potencial de cada área. Si la subasta no es exitosa la junta directiva de la empresa decidirá si el área vuelve al acervo disponible o se somete a una nueva subasta. El objetivo declarado del cambio en las reglas de juego petroleras es poder captar por lo menos 4.000 millones de dólares en nuevas inversiones en el sector en los próximos cinco años. En términos físicos, la intención es intensificar la exploración de tal manera que en ese mismo lapso se puedan hacer descubrimientos del orden de los 3.000 a 5.000 millones de barriles para poder asegurar la autosuficiencia del país en materia energética hasta 2010. Y tanto el gobierno como los expertos son muy optimistas en que con las nuevas condiciones esa meta se pueda lograr sin mayor dificultad.