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CELEBRO QUE CON LA DUCTILIDAD QUE LO CARACTERIZA, RAFAEL PARDO, UN BISNIETO DE MIGUEL ANTONIO CARO, ESTÉ DE DIRIGENTE DEL PARTIDO LIBERAL

Al paredón con María Isabel

¿Apoyaría la propuesta del Fiscal de perdonar a los ‘traquetos’?

El ex fiscal Alfonso Gómez Méndez le contesta a María Isabel Rueda.

4 de noviembre de 2006

M.I.R.: ¿Cómo le pareció la propuesta del Fiscal de perdonar a los 'traquetos' que denuncien a los grandes capos?

A.G.M.: Se puede discutir, pero advierto que no es nueva. Colombia viene en ese tema desde la década del 80 con decretos incluso de la época del presidente Barco y luego con la política de sometimiento a la justicia, del presidente Gaviria.

M.I.R.: Pero hasta ahí íbamos en rebajarles la pena si colaboraban. Ahora vamos en no aplicarles ninguna pena…

A.G.M.: Como idea está para discutir, pero el diablo está siempre en los detalles. ¿A quiénes? ¿En qué circunstancias? ¿Quién clasifica si es un capo medio, mayor o un gran capo? ¿Quién toma la decisión? 'Traqueto' es fundamentalmente el sicario, que ahora se asocia con los mafiosos, pero puede haber 'traquetos' que no sean mafiosos. El fondo de esto es que como el Estado no es capaz de desbaratar las organizaciones criminales, la única posibilidad es con la colaboración de los propios criminales. Yo no estoy de acuerdo con eso: soy pro-Estado, y me parece que lo que hay que hacer es fortalecerlo para que la única manera de desbaratar las organizaciones criminales no sea debilitando a la justicia.

M.I.R.: El ex ministro Rafael Pardo escribió la semana pasada en una columna algo que es muy de su escuela: No hagamos más reformas, apliquemos la ley…

A.G.M.: Pardo puede ser de mi escuela, pero sólo en esta materia. (Risas).

M.I.R.: Aguante que ahoritica voy a hablarle de política…Pero lo que Pardo plantea, con mucha razón, es que por este camino vamos a llegar a la impunidad total. A los 'traquetos' se les exonera si denuncian. Y a los grandes capos se les aplican penas irrisorias mediante la Ley de Justicia y Paz…

A.G.M.: Incluso eso ya pasó. En el año 93 se expidió la Ley de sometimiento, Ley 81 del 93, presentada por el Ministro de Justicia y el Fiscal de entonces. Todos esos beneficios que tanto se critican vienen de allá, porque esa era la idea. Pero eso no ha funcionado: hemos tenido mecanismos de ablandamiento que hasta ahora no han producido el desmantelamiento total de las organizaciones criminales. Ahora estamos dejando la sensación de que mientras más violencia se ejerza, mejor tratamiento se recibe por parte del Estado, en el mal llamado proceso de paz con los mal llamados paramilitares.

M.I.R.: ¿Cómo le parece el diagnóstico de la Procuraduría sobre que la aplicación del sistema acusatorio es un fracaso?

A.G.M.: Yo lo advertí y me dejaron completamente solo. Desde un comienzo lo califiqué como un embeleco. Trasladaron mecánicamente a nuestros códigos el modelo de Puerto Rico. Fue un error. Deben responder los que metieron al país en esta camisa de 11 varas.

M.I.R.: ¿Como quiénes?

A.G.M.: Pues el anterior fiscal, Luis Camilo Osorio, a quien graduaron de genio jurídico por haber "logrado la revolución", y los parlamentarios que aprobaron esto sin mayor discusión. Ha funcionado en casos de flagrancia para delitos menores, pero no ha aclarado ninguno de los grandes crímenes.

M.I.R.: Entre la Fiscalía que usted dejó y la que hay hoy, ¿qué ha cambiado?

A.G.M.: Muchas cosas. Cuando estábamos adaptando la Constitución del 91, teníamos la escuela de formación de investigadores, y el señor Osorio llegó y la cambió. Los investigadores estrella en materia de derechos humanos fueron destituidos…

M.I.R.: Usted no tuvo brujo…

A.G.M.: Ni brujo ni bruja. (Risas). Al país se le venden frases. Este no es un sistema acusatorio. Es un híbrido. El sistema acusatorio supone que el Fiscal hace parte del Ejecutivo y no del poder judicial. Un sistema acusatorio con Procuraduría es único en el mundo. El nuestro no tiene jurado de conciencia, y lo establecimos de manera selectiva, porque los procesos ante la Corte no tienen sistema acusatorio.

M.I.R.: ¿Qué opina de que se le haya caído al gobierno el proyecto para acabar con el choque de trenes?

A.G.M.: Soy partidario de la tutela y de la Corte Constitucional. Pero se inventaron el sistema de la vía de hecho para hacer revisiones, por cuenta de lo cual dos magistrados de una sala, como pasó en el caso del 'miti-miti', tumban una decisión en la que han intervenido previamente 23 funcionarios. El choque de trenes es una expresión impropia porque los trenes van muy rápido y esa no es una característica de nuestras altas Cortes. Por ley estatutaria se podría regular el concepto de vía de hecho, para que excepcionalmente la Corte Constitucional pueda ocuparse de sentencias judiciales, incluidas las de las altas Cortes, porque hay casos evidentes de errores de decisiones tomadas por la Corte Suprema y el Consejo de Estado.

M.I.R.: Pasemos al tema político. ¿Por qué ese puyazo que le dirigió aquí arriba a Rafael Pardo, si es de su mismo partido?

A.G.M.: A Rafael Pardo le sobran los elogios: ha demostrado gran ductilidad política.

M.I.R.: ¿Otro puyazo?

A.G.M.: No. Para un político, la ductilidad es un elogio.

M.I.R.: ¿Lo que sugiere es que no ha tenido coherencia y que se acomoda?

A.G.M.: O que tiene una mente comprensiva. Otros tenemos la mente más cerrada para la política, y mantenemos una coherencia programática. Yo conocí a Pardo cuando era funcionario -y por cierto muy bueno- de Barco. Después lo fue de Gaviria. Fue artífice de la Gran Alianza por el Cambio, en el gobierno Pastrana. Jefe de debate de Alfonso Valdivieso cuando usted lo lanzó de candidato. Luego salió elegido al Senado con las listas del presidente Uribe. Votó la reelección… Y ahora celebro mucho que él, un bisnieto de Miguel Antonio Caro, esté de jefe del Partido Liberal. A eso súmele la competencia del sobrino nieto de Eduardo Santos y del nieto de Carlos Lleras… Entre ellos se están disputando el espacio político en Colombia.

M.I.R.: ¿Le preocupa que Pardo ya tenga hasta cuñas promoviendo su candidatura presidencial?

A.G.M.: Yo hubiera preferido que esa no fuera una cuña a título personal, sino institucional, para invitar al congreso liberal, porque hasta donde van mis informaciones, todavía no estamos en elecciones y hay una norma del Código electoral que prohíbe esa anticipación. Él es un hombre bien intencionado, no lo hizo de mala fe.

M.I.R.: ¿Qué opina de que para la presidencia del partido de La U estén sonando nombres tan insólitos como el del ex presidente Ernesto Samper, el del ex ministro Néstor Humberto Martínez, el del ex alcalde Enrique Peñalosa, el del ex vicepresidente Humberto de la Calle…?

A.G.M.: Usted ha citado varios nombres que son ejemplo de ductilidad en política. Peñalosa fue secretario económico de la Presidencia con Virgilio Barco, representante a la Cámara por el Partido Liberal, luego estuvo de independiente, tuvo un fugaz tránsito por el uribismo y luego regresó por muy poco tiempo al liberalismo guiado de la experta mano del senador Cristo; Néstor Humberto es un abogado inteligentísimo, sumamente hábil, uno de los primeros ministros del gobierno Samper y luego de Andrés Pastrana: no sé si ahora está con Uribe… Tampoco sé cuál ganaría la competencia entre Martínez y De la Calle sobre quién tiene más experiencia en política…

M.I.R.: Y entre Samper y José Obdulio, ¿quién debería quedarse con La U?

A.G.M.: Yo no sé a José Obdulio de dónde lo han graduado dizque de ideólogo. Es un buen polemista, dijéramos. Y a Samper, que tiene tantos enemigos, a lo mejor lo han candidatizado con esa mala intención. (Risas).

M.I.R.: ¿Así de malo es el cargo de presidente de La U?

A.G.M.: Por lo menos es un cargo que no existe. ¿Qué quiere decir U? ¿Uribe? ¿Unión? ¿Uno? ¿Ubérrimo? Yo ofrezco un premio a quien logre señalar cuál es la diferencia programática entre Cambio Radical -que por cierto fue fundado por Rafael Pardo- y La U: esas son "carajadas". Me parece que postularse para la presidencia de una entelequia no es propiamente algo meritorio.

M.I.R.: ¿Y el liberalismo ya superó su tránsito por la 'entelequia'?

A.G.M.: El partido ha tenido unas crisis en la historia. Muchas veces le han rezado los responsos. Álvaro Uribe nunca fue disidente: siempre estuvo en las filas del partido. Se fue porque Serpa iba a derrotarlo en la Convención. Disidentes verdaderamente han sido Gaitán, López Michelsen, Galán. ¿Uribe de disidente? Eso es un chiste. Al liberalismo le pasó en el siglo XXI lo mismo que le pasó en el siglo XIX, cuando Núñez se fue del partido y terminó en brazos del conservatismo porque el liberalismo trataba mal a doña Soledad Román. ¿Quién eligió a Uribe en 2002? Todo el Partido Conservador, con Ciros y Carlinas, y un sector del Partido Liberal. Pero el liberalismo también terminó siendo un partido clientelista, y eso es lo que hay que cambiar.

M.I.R.: ¿Y finalmente, su candidatura qué?

A.G.M.: No quiero cometer el error de otros, porque hay mucho espontáneo. No ensillo el caballo antes de traer las bestias. El presidente Uribe se acaba de posesionar y por las pisadas que está dando, no se quiere ir.

M.I.R.: ¿Pero cuando hagan encuestas de presidenciables, desde luego lo tienen que incluir a usted?

A.G.M.: Pues deberían. A veces se sienten deseos de algunos sectores de invisibilizarlo a uno. Yo no digo que esté hoy de candidato. Es incluso prematuro hacer encuestas sobre precandidaturas, pero ese es un deporte nacional. He pasado por todas las ramas del Estado, y no es descabellado que puedo estar ahí, pero cuando llegue el momento. Planificar a más de dos meses en la política colombiana es una locura.