Home

Nación

Artículo

Bogotá

¡Aquí mando yo!

La salida de 17 de los 20 alcaldes locales mostró que el modelo de descentralización de Bogotá hizo crisis.

10 de abril de 2005

Tras varias semanas de denuncias de supuestos malos manejos en la contratación, y de investigaciones por organismos de control, el miércoles el alcalde mayor de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, aceptó la renuncia a 17 de los 20 alcaldes locales. Nombró en su lugar a funcionarios que ejercerán en forma interina hasta el 6 de julio. En esa fecha serán designados los nuevos alcaldes, muchos de los cuales administran localidades tan grandes como Bucaramanga o Pereira. Sólo continuarán los de Tunjuelito, Sumapaz y Ciudad Bolívar.

La medida, que ha recibido todo tipo de calificativos, se dio porque según Garzón se requiere cambiar la forma como se escogen los mandatarios locales y porque el modelo de descentralización y de administración de una ciudad de siete millones de habitantes está en crisis y debe ser modificado.

De acuerdo con el Estatuto Orgánico de Bogotá, expedido por el presidente César Gaviria a raíz de un artículo transitorio de la Constitución, las Juntas Administradoras Locales (JAL) seleccionan una terna para que el alcalde mayor escoja a uno, que si bien no tienen la autonomía de los alcaldes municipales, manejan un presupuesto anual de 200.000 millones de pesos.

La purga ocasionó críticas de la mayoría del Concejo, incluso del Polo Democrático, pues si bien algunos perdieron a sus cuotas de poder, la decisión fue catalogada de apresurada. Garzón había dicho que cambiaría a algunos alcaldes, pero el miércoles, en rueda de prensa, anunció la decisión de sacarlos para frenar los abusos y para hacer una nueva escogencia más transparente.

A pesar de que Lucho dijo que con la medida no estaba poniendo en duda la ética de los salientes,, el concejal del Polo Democrático Bruno Díaz dijo que "sin tener en cuenta sus logros y compromiso, Lucho los igualó a todos con la tabla rasa de la corrupción, les negó el debido proceso y el derecho fundamental al buen nombre, a la honra y a la dignidad".

Ahora la selección se hará a través de audiencias públicas, para que la comunidad conozca quiénes pueden ser sus alcaldes y qué piensan hacer. Lo que allí se determine deberá ser acogido por las JAL al integrar las ternas. Pero para hacer esto es necesario modificar el Estatuto Orgánico mediante un decreto del presidente Álvaro Uribe. Según algunos concejales, se requiere modificar la Constitución.

Mientras tanto, varias cosas quedaron en claro. La primera es que Lucho tuvo la valentía de reconocer que los criterios con los que escogió a los 20 alcaldes eran incorrectos, al tiempo que abrió las puertas para que se discuta de nuevo el modelo de ciudad y de descentralización que requiere la capital. Con ello aceptó el fracaso del criterio de la milimetría política de la coalición que lo llevó al poder, es decir, la repartición de cuotas políticas entre el Polo, el Partido Liberal, el Conservador y otros.

El otro tema de fondo es la descentralización. Por la corrupción y los malos manejos, Garzón y los líderes políticos han dicho que se requiere un cambio en la escogencia de los alcaldes locales, pero que no es tiempo de abrir la posibilidad de elegirlos por voto popular. "¿Quién decide cuándo es el mejor momento? ¿Por qué la elección del alcalde de Engativá, en la que viven 200.000 personas, es mala, y la de Titiribí, de 20.000, sí es buena?", advirtió el historiador y profesor de la Universidad Nacional Fabio Zambrano. Pero para otros la elección popular local sería la puerta abierta de la anarquía y la corrupción en la ciudad.

En el cambio de alcaldes Garzón hizo una jugada política de alta cirugía que aún no se sabe cómo terminará. Ojalá la discusión vaya al fondo del asunto y no se quede en las enmarañadas ramas de la política bogotana.