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Negociadores de las FARC. | Foto: AP.

PAZ

Comienzo poco prometedor en La Habana

En sus comentarios en público, las FARC y el gobierno parecen más distantes que nunca.

Álvaro Sierra, editor jefe Revista SEMANA.
9 de septiembre de 2013

Si hubiera que juzgar la marcha de las negociaciones en La Habana entre el gobierno y las FARC por las declaraciones públicas de ambos, la ronda número 14 que empezó este lunes tendría pronóstico reservado.

Mientras el gobierno adelantó que se avecina el momento decisivo, las FARC declararon que lograr prontos acuerdos es una “alucinación” del presidente y uno de sus negociadores, Jesús Santrich, lanzó la que ha sido quizá la más insultante de sus declaraciones públicas contra funcionario alguno, en este caso el ministro de Defensa. El cual, ni corto ni perezoso, ripostó en fuertes términos.

Poco antes de abordar su vuelo a La Habana, el domingo, Humberto de la Calle, hizo la breve declaración que ya es de rigor, pero esta vez sus palabras tenían un sentido de urgencia. “Está llegando el momento de la toma de decisiones”, dijo.

El jefe negociador del gobierno sostuvo que esta fase de las conversaciones está en “un momento especial” y que su intención es arrancar “con un impulso a fondo” esta décimocuarta ronda, la quinta en la que se continúa discutiendo el segundo de los seis puntos de la agenda, sobre participación política.

En el comunicado que leyó el lunes en la mañana, antes de entrar a la primera sesión de diálogos, Pablo Catatumbo, uno de los tres miembros del Secretariado en La Habana, no mostró particular empatía con el sentido de urgencia de la delegación del gobierno.

Llamó a “volver al orden de la agenda” y dijo que las FARC rechazan “mecanismos inicuos” como el Marco Jurídico o la idea permitir un referendo que coincida con fechas de elecciones, pues no se han consultado con ellas. Ratificó la necesidad de reunirse con una delegación del Congreso y los partidos para discutir este punto y otros de participación política, como el Estatuto de la Oposición. Llamó al gobierno a explicar su propuesta sobre referendo en la Mesa. E insistió en temas como la deuda social, la represión al paro agrario, la reforma a la Justicia y la necesidad de una Comisión de la Verdad.

El tono de este comunicado resultó mesurado comparado con otras dos piezas publicadas por las FARC en los días precedentes.

El sábado 7, un artículo sin firma en la página web del Secretariado de las FARC le recuerda al presidente los pocos “meses que restan de su inane periodo como primer mandatario” y declara como “nueva engañifa” el gran Pacto Agrario con el que intenta poner fin a la protesta en el campo.

El artículo dice que el presidente se juega todas sus cartas a una alucinación: “difunde en los medios que el acuerdo final se encuentra a punto, esgrime el espejismo del posconflicto, da por hecho que de aquí a diciembre habrá desmovilización, que aceptaremos su marco jurídico y su referendo. No entiende que así como pretende aplacar y someter la movilización social, sin afectar para nada la estructura económica y política del país, tampoco podrá llegar a ningún acuerdo con la insurgencia. En eso consiste su alucinación”.

Pero lo más fuerte fue un artículo de Jesús Santrich, “Pinzón, el ratificado”, publicado al día siguiente en un foro de las FARC en internet, en el que se dirige con calificativos difíciles de reproducir al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, responsabilizándolo de la muerte de manifestantes en el paro. Por su tono y por los términos que emplea es, de lejos, la declaración más insultante que las FARC han producido en el año que llevan las negociaciones.

“Opiniones de asesinos nunca nos han importado”, fue la fuerte respuesta del ministro Pinzón, que llamó a las FARC a “que hablen menos y se dediquen a avanzar en el proceso para que entreguen las armas”.

Por haberlo escrito un miembro de la delegación de las FARC, nada de raro tendría que las discusiones hayan comenzado el lunes en la Mesa en reversa, en medio de choques y protestas en torno a ese polémico artículo.

Las partes llegan, pues, con grandes distancias a la tercera ronda en la que se discute el punto de
participación política. Hasta ahora, las FARC se han caracterizado por hacer múltiples declaraciones públicas, pero en la negociación las partes han ido avanzando en hacer acuerdos.

Sin embargo, la lentitud de las últimas rondas comienza a ser tan evidente como la urgencia del gobierno en avanzar, como lo dijo claramente de la Calle y como ha insistido el presidente Santos. El punto de participación política está ‘crudo’ todavía y, aunque se han intercambiado ideas sobre casi todos ellos, aún faltan otros cuatro, también bastante difíciles.

A fines de agosto, en una entrevista en W Radio, el presidente Santos pidió que “no les paren bolas a lo que (las FARC) dicen por fuera de la mesa”. Sin embargo, después de esta andanada con la que han respondido al llamado del gobierno a meter el acelerador, convendría, quizá, tomarse esa afirmación con pinzas.

Las FARC pueden tener un discurso ‘para la galería’ y otra actitud en la Mesa. Pero cada día es más evidente que, en materia de Marco para la Paz y Justicia Transicional, de referendo o Constituyente, y de firmar rápido o tomarse su tiempo, las diferencias parecen de fondo, no de retórica.

Habrá que esperar qué resultados arroja esta ronda –si los arroja–, con la que, una vez terminada, las conversaciones estarán a menos de dos meses del plazo fatal de noviembre que el Presidente se autoimpuso, quizá en un costoso error de cálculo.

Por lo pronto, el comienzo de la ronda número 14 de La Habana luce poco prometedor.