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Los niños de la Escuela de formación diversamente hábil e inclusiva hicieron un ensamble con la banda fiestera de Facatativá. El resultado fue más que maravilloso. Fotos: Gabriel Gonzalez C. | Julián Bermúdez | Semana | Foto: Julián Bermúdez / Semana

A vuelo de cóndor

Arte incluyente

Tener discapacidad física o mental no es impedimento para estos niños de la Escuela de formación diversamente hábil e inclusiva, que conmueven con sus mágicas presentaciones. La historia de este grupo, que participó en el Festival ‘A vuelo de cóndor’, es fascinante.  

5 de septiembre de 2018

Desde 2006, 63 personas (entre adultos y niños) de las veredas cercanas a Facatativá y otros que viven en la parte urbana juiciosamente se reúnen en la Casa de la Cultura para ensayar los acoples de la banda fiestera de ese municipio cundinamarqués. Trombones, platillos, clarinetes y saxofones se combinan a la perfección con un grupo de bailarines que deja al público con esa sensación de absoluto asombro.

Y es que la complejidad de unir a personas con diagnósticos de ceguera permanente, pérdida de la audición o con algún tipo de discapacidad física o mental y que desplieguen sobre la tarima un derroche de arte, no es poca. Implica disciplina, la perseverancia de sus tutores y el no prescindir de los sueños.

Ángela Parra, directora de la Escuela de formación diversamente hábil e inclusiva, es la persona que ha abanderado el proceso. Afirma que esta es la única escuela en Cundinamarca y, quizá a nivel nacional, dedicada exclusivamente a este tipo de población. “Cuando hablo de personas inclusivas no significa que las personas con discapacidad se unan a procesos de personas convencionales como nosotros. El proceso es al revés. Las personas convencionales nos incluimos en los procesos diversamente hábiles”, dice.

Las patologías de estos artistas varían: retardo mental (leve, profundo, moderado), Síndrome de Down, retardo psicomotor, déficit de aprendizaje, entre otros. Lo más destacable de todo es que algunos llevan procesos académicos, otros trabajan y también cuentan con la práctica de algún deporte, según sus gustos.

A estos jóvenes no les caben más preseas doradas en su escuela. Han sido multipremiados en diferentes eventos y escenarios, de hecho recientemente representaron al departamento en el Octavo festival de artes escénicas Fides, en Cartagena. Adicional, en seis ocasiones han llegado a ser campeones nacionales de danza folclórica y dos veces han obtenido primer y segundo puesto a nivel Iberoamericano, en esa misma categoría.

Si bien los recursos para que esta escuela funcione dependen de la administración municipal, falta aún mucho camino por recorrer. “Nuestro reto más grande es mantener la escuela, retener el talento de estas personas. Sabemos que verlos quizá no genera tanta satisfacción como la entrega de una gran obra civil, un puente, una vía… pero con este programa estamos cambiando vidas. No buscamos lo económico. Queremos que nuestra gente se vea, se muestre, exhiba todo lo que ha trabajado. En los grandes eventos no se premia el proceso sino el resultado y necesitamos que el camino de estos muchachos sea visibilizado y respaldado financieramente”, concluyó el profesor Fernando Peña, director de la banda fiestera de Facatativá.

Cáqueza será la protagonista de la novena parada del Festival ‘A vuelo de cóndor’ en Cundinamarca. En camino vienen los municipios de Pacho y Chía. Han sido tres meses de recorrido y un inventario de aventuras.

El dato

La Escuela de formación diversamente hábil e inclusiva atiende a personas con los cuatro tipos de discapacidad: física, sensorial, cognitiva e intelectual.