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Así eran Margarita y Mateo

Sus padres, profesores y amigos recuerdan a los dos futuros biólogos que debían recibir su título universitario en septiembre.

15 de enero de 2011

"Aunque no vivíamos juntos, siempre tuvimos una muy buena relación. Sus visitas eran hermosas y siempre me ponían feliz. Y aunque siempre le corría a los novios, cuando conocí a Mateo en diciembre vi que era otra cosa. Alguien verdaderamente especial para ella". Juan Montaño, padre de Margarita.

"A veces le decíamos Magolandia porque creíamos que ella vivía como en su propio mundo. En el colegio, cuando solo podíamos llevar tenis blancos, ella los llevaba de colores. Vivía por esa razón casi siempre en la rectoría y no le importaba en lo más mínimo". Natalia Ballesteros, amiga del colegio Siervas de San José.

"Margarita fue, ante todo, una persona luminosa. Alegre. Amaba a Colombia y creía en la educación y en la ciencia como caminos para el progreso. Fue una persona curiosa, inteligente. Por su compromiso y personalidad, Margarita no tenía techo". Carlos Jaramillo e Ignacio Escapa, asesores de la tesis de Margarita.

"Mi ‘Mate’ siempre estaba haciendo algo divertido. Y aunque era tímido, era muy risueño y molestón. En esto siempre superaba a su padre. Me decía: ‘Mamá, tranquila, las personas son buenas; las cosas son buenas’. Cada vez que mi hijo salía, yo le decía: ‘Hijo, por caridad, cuídate’. Esta vez era tal la felicidad de ese muchacho que no sentí miedo. No sentí esa aprehensión’". Tatiana, mamá de Mateo.

"En nuestra familia casi nunca hablábamos de política. Pero él era un niño pensador, sensible socialmente. No saben, no saben lo que tuve que vivir para reconocer a mi hijo en Lorica". José Carlos, papá de Mateo.

"Sus ojos eran una ventana a un alma exquisita y rica de amor y pasión por la vida. Si todos tuviéramos solo una pizca de aquel corazón grandioso, tendríamos ganada esta patria hermosa y quebrantada que él tanto quería". Andrés Jácome, amigo de la universidad.