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La masacre de los uniformados se suma a varios ataques que ha perpetrado el ELN este año. | Foto: Archivo / SEMANA

CONFLICTO

La violencia del ELN mientras dialoga con el Gobierno

A la vez que avanzan los diálogos exploratorios con esta guerrilla, la masacre contra 12 uniformados en Güicán (Boyacá) y otros hechos de violencia ponen en duda la real intención de paz del ELN.

26 de octubre de 2015

Mientras las conversaciones en La Habana parecen haber entrado en una etapa definitiva hacia el fin del conflicto, los acercamientos entre el Gobierno y el ELN han estado envueltos de rumores y misterio. Se dice que van 24 meses de fase exploratoria, pero aún no se conoce una agenda de negociación.

Este lunes, después de las elecciones regionales, que según el presidente Juan Manuel Santos otorgaron un mandato nacional a los nuevos gobernantes, el de cimentar la paz en los territorios, se especuló con la inminencia del anuncio sobre el inicio de negociaciones formales entre el Gobierno y el ELN.

La noticia no se produjo y quién sabe si en las próximas horas tenga lugar. Sobre todo después de la masacre de 11 soldados y un patrullero de la Policía en Güicán, Boyacá, quienes cumplían instrucciones dentro del Plan Democracia, precisamente para garantizar la seguridad en las elecciones.

El hecho fue recibido por el presidente Santos con el  “corazón realmente roto”. Porque mientras había dado parte de que las elecciones del pasado domingo fueron las más tranquilas de las últimas décadas, el ELN atentaba contra la democracia, precisamente en un momento en que se espera que dé el paso definitivo para montarse al bus de la paz.

Sin embargo, este episodio puede generar escepticismo e incluso condicionar la instalación de una Mesa de diálogo con esta guerrilla. Sobre todo porque mientras se avanza en las negociaciones exploratorias, el ELN ha incrementado su accionar violento, o por lo menos sus incursiones ofensivas son más visibles, ahora cuando las FARC completan tres meses de haber decretado un cese al fuego unilateral.

Antes de las elecciones, la Misión de Observación Electoral (MOE) había hecho un llamado al ELN a establecer un cese al fuego unilateral por lo menos para permitir elecciones libres y tranquilas, toda vez que en su diagnóstico sobre riesgos en materia de orden público mantenía la amenaza de esta guerrilla en sus principales zonas de influencia.

Además, y según cifras de la Fundación Paz y Reconciliación, en el primer semestre del 2015 el ELN ha perpetrado 186 acciones violentas, de las cuales 38 han sido hostigamientos, 24 emboscadas y 16 combates.

En julio pasado el ELN reconoció ser el autor de una atentado contra una válvula del oleoducto Bicentenario, en la vereda Alto Caranal del municipio de Fortul, Arauca.

Igualmente, admitieron haber lanzado morteros en contra de la base militar de Pueblo Nuevo en Tame el pasado 20 de julio, así como otro supuesto ataque a las instalaciones del Batallón Reveiz Pizarro, en Saravena.

El último hecho se registró precisamente durante la jornada electoral. Este domingo, un ataque en el corregimiento de El Carmín, municipio de Anorí, nordeste de Antioquia, dejó como saldo un soldado muerto.

La suma de estos hechos de violencia podría alejar al ELN de un proceso de paz, o por lo menos que el Gobierno dilate el anuncio de la instalación formal de una Mesa de diálogo.

El exprocurador Jaime Bernal Cuéllar es uno de los colombianos que más cerca han estado de los numerosos intentos de paz con el ELN. De hecho, el presidente Juan Manuel Santos lo nombró el año pasado dentro de la comisión facilitadora para los diálogos con esta guerrilla. Admite que estos actos, que calificó de absurdos y reprochables, pueden generar escepticismo dentro de la población, pero considera que el Gobierno debe insistir en el diálogo. “No se pueden desconocer los grandes avances entre el Gobierno y los líderes de esa guerrilla”, dijo en diálogo con Semana.com.

El exprocurador recordó que se está en medio de un conflicto armado y que de momento el ELN no ha acordado un cese al fuego ni ningún otro condicionamiento. “Se ha avanzado demasiado y se está muy cerca de una Mesa de diálogo”, insistió.

Según Bernal, estos hechos de violencia pueden tener varias lecturas. Por un lado, una demostración de fortaleza militar con el propósito de llegar a una Mesa de negociación con la posibilidad de hacer mayores exigencias, recibir beneficios y concesiones.