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Aunque algunos piensan que Musk no está motivado por razones financieras, sino por objetivos humanistas, hay quienes están temerosos por los cambios que introducirá en Twitter y cómo controlará la información en ese foro social.
Aunque algunos piensan que Musk no está motivado por razones financieras, sino por objetivos humanistas, hay quienes están temerosos por los cambios que introducirá en Twitter y cómo controlará la información en ese foro social. | Foto: getty images

Redes sociales

Atentos usuarios: ¿qué es lo que va a cambiar en Twitter con la llegada de Elon Musk?

Con la adquisición de esta red social, todos esperan que el magnate traiga consigo un megaplán de novedades. Estas podrían ser algunas de ellas.

30 de abril de 2022

Elon Musk triunfó esta semana en la puja por quedarse con el control total de Twitter, la compañía que Jack Dorsey cofundó en 2006. Dorsey nunca quiso que una sola persona manejara una herramienta con tanto poder y por eso él y los creadores de Twitter nunca tuvieron control sobre sus acciones, atadas a un derecho de voto.

Por eso, muchos ven esta adquisición, que superó los 44.000 millones de dólares, como la materialización de los peores temores de Dorsey, pues hoy la red social tendrá un único dueño.

Twitter aún es una red social pequeña. Cuenta con 217 millones de usuarios constantes, mientras que Facebook tiene alrededor de 3.000 millones.

Hace poco, en Twitter alguien dio a conocer la lista de cuentas más seguidas, entre las que estaba la del expresidente Barack Obama y las estrellas pop Justin Bieber y Katy Perry. Musk respondió al trino: “La mayoría de estas cuentas raramente agregan contenido. ¿Está muriendo Twitter?”. La mayoría da por descontado que el nuevo propietario llegará con un plan de modificaciones para que eso no suceda.

Desde abril, Musk ha venido indicando en tuits, documentos regulatorios y en una conferencia TED, lo que piensa hacer y cómo esto podría afectar la manera en que hoy todos conocen a Twitter. Estas son algunas de sus ideas.

En esta ilustración fotográfica, la cuenta de Twitter de Elon Musk se muestra en la pantalla de un iPhone frente a la página de inicio del sitio web de Twitter el 26 de abril de 2022 en París, Francia. El multimillonario estadounidense Elon Musk compró la red social Twitter el lunes 25 de abril por la suma de 44.000 millones de dólares tras dos semanas de pulsos con la junta directiva de la empresa. (Ilustración fotográfica de Chesnot/Getty Images)
En esta ilustración fotográfica, la cuenta de Twitter de Elon Musk se muestra en la pantalla de un iPhone frente a la página de inicio del sitio web de Twitter el 26 de abril de 2022 en París, Francia. (Ilustración fotográfica de Chesnot/Getty Images) | Foto: Getty Images

Libertad de expresión

Los miembros de la derecha consideran a Twitter un foro de los liberales. El magnate sudafricano, quien se autoproclama como un “absolutista de la libertad de expresión”, ha dicho que quiere que Twitter sea un espacio en el que todos puedan expresar sus opiniones. Y lo repitió en el comunicado que anunciaba el negocio: “La libertad de expresión es la base de una democracia funcional, y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad”.

El problema, según los analistas, es que la libertad de expresión en línea podría ahuyentar a los usuarios y, aún más importante, a los anunciantes, porque al cada cual exponer sus puntos de vista es muy probable que las discusiones se vuelvan más acaloradas de lo que son hoy. El propio Musk se deleita al burlarse de otros en su cuenta de Twitter y en bloquear a quienes lo critican. Según la agencia The Associated Press, sus trinos a veces critican la cobertura periodística que es desfavorable a él, reduciéndola a falsa o engañosa, lo que ha llevado a que sus seguidores se ensañen contra los reporteros criticándolos por días.

Contenido moderado

Un tema muy ligado al anterior es la intervención que debe tener una red social en lo que publican sus usuarios. Por años, Twitter ha tratado de promover lo que llama un discurso más saludable en la plataforma, mediante la moderación de contenido. El argumento es que es bueno para los negocios. En este punto, Musk ha sido vehemente en que los moderadores de contenido, en ocasiones, llegan a extremos.

Por eso, considera que Twitter debería ser más cauteloso al decidir si elimina tuits o prohíbe permanentemente a ciertos usuarios. Para él funciona más un tiempo muerto como castigo. Eso ha dado pie para rumorar que personajes como Donald Trump, cuya cuenta fue desactivada ante la violencia del 6 de enero en el Capitolio, volverían a tener voz en este foro y sin tantas restricciones.

El botón de ediciónPara promover lo que Twitter llama un discurso más saludable en la plataforma, se diseñaría un botón de edición, que permitiría cambios sencillos. De esta manera, no todo lo escrito allí quedaría grabado en piedra. Los usuarios de Twitter lo han pedido durante mucho tiempo.

A principios de abril, Musk encuestó a los usuarios de la plataforma para saber qué querían. Votaron más de cuatro millones de cuentas, y más del 70 por ciento dijo sí al botón de edición. En TED, Musk reiteró su apoyo a esta herramienta y reflexionó sobre las formas en que la plataforma podría implementarlo para que la gente pueda corregir errores tipográficos o salidas en falso al calor de un momento. Pero esto tiene sus bemoles. Es poco probable que los periodistas e investigadores citen tuits si estos mañana son diferentes. Twitter ya no sería la red social de registro. Para que funcione, algunos sugieren un límite de tiempo, así como transparencia sobre lo editado.

De otra manera, podría utilizarse indebidamente para alterar el registro de la conversación pública, cuando lo que se pretende es protegerla. Transparencia“Quiero que Twitter sea mejor que nunca y para eso quiero un producto con nuevas funciones y con algoritmos de código abierto para aumentar la confianza, derrotar a los bots y autenticar a todos los humanos”.

Así ha dicho Musk que contrarrestará uno de los dolores de cabeza más grandes de las redes sociales: las cuentas automáticas o bodegas que crean caos mediante la difusión de desinformación o de noticias falsas. Algunos de ellos, según se ha demostrado, son responsables de interferir en las elecciones presidenciales en los países occidentales.

Elon Musk
Se espera que con la compra de Twitter por parte de Elon Musk, haya importantes cambios en esta red social. | Foto: Getty Images

Y en este punto, hay que volver a la moderación de contenido. La mayoría de redes sociales optan por la censura automática del material ilegal, mediante un grupo de moderadores humanos que juzgan los casos más sobresalientes. Pero el plan de Musk es la transparencia total para desenmascararlos, con lo cual, dicen sus allegados, no solo se protege la libertad de expresión, sino la democracia.

Durante una serie de tuits en abril, Musk sugirió que Twitter les daría a los usuarios que se suscriban al servicio de Twitter Blue, que agrega funciones adicionales, una marca de comprobación para mostrar que su cuenta ha sido “autenticada”. Esto sería distinto a la verificación azul que hoy se requiere para las cuentas notables. Muchos están a favor de esta movida, pues se espera que con ello se terminen los acosos racistas y sexistas, así como los bots.

La gran pregunta que queda pendiente es si Musk podrá hacer dinero de esta inversión. El plan de membresía que se ha rumorado que impondrá, podría limitar ese objetivo. Pero no hay que ir muy lejos para saber que el magnate le sacará provecho económico. Con 85 millones de seguidores, su cuenta se ha convertido en una fuente de publicidad gratuita para sus empresas: SpaceX y Tesla. Algunos dicen que Musk, un soñador en grande, tiene los ojos puestos en un objetivo mayor: ascender Twitter a la llamada Web 3.0, que usa criptomonedas y tecnología blockchain.

Y si se tiene en cuenta que puso en juego 20.000 millones de dólares de su propio bolsillo, no hay duda de que cree que lo va a lograr. Lo cierto es que ya con la compra se une al selecto grupo de barones de la información, como lo fueron en su momento William Randolph Hearst o Joseph Pulitzer, quienes dominaron el escenario mundial de los periódicos el siglo pasado.