Home

Nación

Artículo

Barranca: ciudad sitiada

El conflicto en el puerto petrolero es lo más parecido que hay en Colombia a una guerra

6 de abril de 1992

LAS VOLADURAS DEL POLIducto, el gasoducto y el oleoducto, perpetradas por la Coordinadora Guerrillera la semana pasada en las goteras de Barrancabermeja, dejaron al descubierto el plan que tiene la guerrilla de apoderarse de una de las zonas más ricas y conflictivas del país.
Los hechos de orden público que recientemente se han presentado en Barranca, no son otra cosa que la continuación sistemática de una guerra civil que ha dejado poblaciones aisladas, campos minados donde han perdido la vida centenares de campesinos, tierras productivas abandonadas por sus dueños, quienes han sido boleteados y secuestrados, y pérdidas millonarias para Ecopetrol por las contínuas voladuras de su oleoducto.
La zona donde se ha concentrado el mayor número de acciones por parte de los grupos subversivos, comprende una vasta región conformada por los municipios de San Vicente de Chucurí, El Carmen y Cimitarra. Zonas donde nacieron varios frentes de las Farc y el ELN. Durante años esta parte del Magdalena medio fue de total dominio por parte de los grupos guerrilleros. Pero las cosas han cambiado. La población civil que ha sufrido en carne propia los efectos de una guerra ha decidido voltearle la espalda a sus antiguos protectores. Las razones son muchas, pero quizá la más poderosa de todas ha sido el asesinato a sangre fría de niños y campesinos que se han negado a seguir colaborando con los grupos guerrilleros. Es el caso de El Carmen. Hoy, una población sitiada por la subversión, pues las únicas vías de comunicación con el resto del país fueron dinamitadas. En San Vicente de Chucurí, fortín del ELN, las cosas son muy parecidas.
Esta vez las acciones de la guerrilla fueron más lejos. La colocación de minas en los caminos veredales y en las plantaciones ha dejado un reguero de muertos y mutilados que han copado la capacidad del hospital de San Vicente.
Pero quizás la localidad de mayor conflicto es Barrancabermeja. En los últimos meses el puerto petrolero es una bomba de tiempo. Los problemas de orden público, sumados a los sociales y a la desestabilización creada por las milicias populares, colocaron a esta ciudad bajo el fuego. Para las autoridades militares Barranca se ha convertido en el objetivo principal de la guerrilla. La idea es aislar a este puerto del resto del país, con el fin de crear una emergencia social. De lograrlo, la Coordinadora Guerrillera iría a la mesa de conversaciones con el Gobierno con un nuevo argumento para buscar una negociación en donde la balanza se incline a su favor. Por ahora la misión no está tan lejos de ser cumplida. En los últimos tres meses en Barranca se han cometido 680 asesinatos. Se han realizado 16 voladuras de tramos del oleoducto y los conflictos laborales, originados por los paros escalonados realizados por la USO, han contribuido a este plan de desestabilización.
Pero los problemas de Barranca no sólo son de orden público. La emigración de campesinos de regiones aledañas a esta ciudad ha originado una superpoblación, que ha llevado a uno de los índices de desempleo más altos en la historia reciente del puerto petrolero. De acuerdo con estadísticas de los organismos de seguridad, en Barranca hay en la actualidad 30 mil personas desempleadas. Las consecuencias de esta situación ya se palpan. Las milicias bolivarianas, conformadas por las redes urbanas de la subversión, han logrado imponer su ley en los barrios periféricos de la ciudad, donde habita por lo menos el 50 por ciento de la población.
El trabajo de estos milicianos es participar y organizar los paros cívicos que a diario se realizan por las calles de la ciudad. Pero lo más grave es su infiltración dentro del sindicato de la USO. Los organismos de seguridad descubrieron un plan, montado por las milicias bolivarianas, para atentar contra la refinería. El solo hecho de contemplar la posibilidad de que una bomba estalle en los predios de las plantas de Ecopetrol, causa escalofrío. Si ello llegara a ocurrir, se calcula que todo lo que se encuentra a 42 kilómetros a la redonda de la refinería desaparecería de la faz de la tierra.
El conflicto que hoy vive el puerto petrolero está más candente que nunca. Las negociaciones del pliego laboral presentado por la USO han sido aprovechadas por los frentes guerrilleros que operan en esta zona, para crear un mayor grado de zozobra. Mientras las fuerzas militares atienden los hechos de orden público para contrarrestar los desmanes ocasionados por los sindicalistas, la guerrilla ha aprovechado el momento para aumentar sus acciones bélicas. Estas se han concentrado en las voladuras de puentes y carreteras que están a punto de dejar aislada a Barrancabermeja del resto del país. Esta situación ha originado enfrentamientos diarios entre el Ejército y la guerrilla, y la población civil continúa sometida al fuego cruzado.
En este río revuelto un nuevo elemento se ha sumado a la guerra. Son los grupos paramilitares, acusados por la Procuraduría General de la Nación de ser los responsables directos de las masacres que han ocurrido en el Magdalena medio. Los funcionarios del Ministerio Público señalan que Barranca es una de las regiones más violentas del país, donde se configura una violencia generada por grupos subversivos, delincuencia común, grupos paramilitares, enfrentados con el Ejército y la Policía. De acuerdo con estadísticas oficiales, en lo que va corrido del año se han registrado 84 homicidios colectivos, cifra que sobrepasa ampliamente a la registrada durante todo el año pasado. Esto demuestra claramente que los problemas de orden público que hoy aquejan a Barrancabermeja requieren de toda la atención del Gobierno Nacional. Las autoridades del puerto petrolero exigen soluciones concretas y no paños de agua tibia como los que hasta ahora se han aplicado al conflicto.
El primer paso que se dio para buscar una solución de fondo fue la reunión que hace dos semanas celebraron en Barranca los gobernadores de los Santanderes, Antioquia, Cesar, Magdalena, Boyacá y Bolívar. En dicha reunión se acordó elaborar un plan, a corto plazo, para contrarrestar los efectos de esta guerra no declarada. Sin embargo las acciones perpetradas por la guerrilla en la última semana, demuestran que la Coordinadora Guerrillera está más interesada en encontrar una solución por la via armada que en una mesa de negociaciones.-