Bogotá: 10 noticias diferentes al caso Petro

El multimillonario Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York entre el 2002 y el 2013, tenía una frase de cabecera: “Tapar huecos y recoger basuras no es una cuestión de izquierda ni de derecha, gobernar una ciudad no es cuestión de ideología”. Al retirarse, buena parte de la opinión norteamericana aplaudió su gestión y lo eligió como uno de los mejores burgomaestres del país. En efecto, durante su administración recuperó la seguridad de la ciudad, construyó 724 kilómetros de ciclovías, plantó 750.000 árboles y se construyeron 40.000 nuevos edificios, entre otras cosas.

Su caso viene a cuento por lo que ocurre en Bogotá y que ahora copa buena parte de la agenda informativa del país. Desde hace casi dos meses, todas las noticias pasan por el caso Gustavo Petro y sus consecuencias legales. Y mientras tanto, en la calle la vida sigue y hay hechos que pasan inadvertidos pero que al verlos en su conjunto muestran un inquietante panorama. Semana.com presenta una selección de 10 sucesos recientes, algunos de las últimas horas.

Una mujer que conducía un carro particular perdió el control del vehículo en la Autopista Norte con Calle 128 A, sentido norte-sur, y se fue contra los ‘taches’ que separan el carril de TransMilenio, uno de los más concurridos. La Policía confirmó que el accidente se produjo porque la mujer trató de esquivar un hueco. Aunque no hubo heridos de gravedad, podría haber sucedido una tragedia por culpa de tan lamentable estado de la malla vial.

Con casi un año de retraso, por fin esta semana se puso en marcha la conexión del TransMilenio entre las calles 26 (autopista El Dorado) con la carrera 30 (avenida NQS). El propósito, que es bastante bueno para beneficiar a los usuarios del sistema de transporte masivo, tuvo, sin embargo, una chambonada: para permitir el paso de los articulados entre las dos vías se metió un semáforo a la carrera 30 casi en la puerta principal de la Universidad Nacional. En lugar de hacer un paso subterráneo, se optó por montar allí el semáforo que le pone un frenazo adicional a la de desesperante movilidad bogotana. El semáforo se instaló debajo del puente de la carrera 33 que se construyó con el objeto de agilizar el tránsito por allí.

Esta semana las tapas de las alcantarillas llegaron a El País de Madrid, que les dedicó un amplio reportaje: El periódico habla de las recientes muertes de las niñas Michel Dayana Barrera, de 2 años, y Anyelen Galindo, de 4, quienes cayeron en estas trampas mortales. “Los vagabundos, la mayoría adictos al bazuco (pasta de coca), o los pequeños delincuentes son los que suelen robar las tapas (lo que supone un delito menor) que venden en el mercado negro por un precio irrisorio que no supera 10.000 pesos colombianos (unos ocho euros). Luego los compradores que conforman la red dedicada a comercializar estas piezas robadas las funden para vender el hierro o las comercializan en otras regiones del país, con jugosas ganancias”, dice el rotativo madrileño.

Colombia se conmocionó por el asesinato de la jovencita Luisa Fernanda Ovalle, una bella porrista de Millonarios, atacada con puñal en el occidente de la ciudad, hace 50 días. Las autoridades prometieron que habría justicia. Ahora la familia hace vigilias para pedir que la Policía no deje caer su caso en el olvido.

Esta semana la carrera séptima, entre las calles 11 y 24, quedó exclusivamente para los peatones. Buena idea porque se trata de recuperar para la ciudad uno de sus iconos más emblemáticos de toda su historia. Sin embargo, y aunque nadie espera que el tramo tenga la belleza de los Campos Elíseos, lo cierto es que es evidente la improvisación: las autoridades locales tiraron unas barreras naranja en el asfalto para que los carros no crucen, y ya. Ahora para entrar y salir del centro en carro se vive una odisea mientras la vía empezó a llenarse de vendedores informales, indigentes y, eso sí, nadie se atreve a pasear por allí de noche: la inseguridad lo impide.

En las últimas horas falleció en Bogotá el taxista Hugo Andrés Herrera, un joven conductor que fue asaltado en la madrugada de hace unos días en el sector de Ciudad Bolívar. La víctima, que estaba conectada un respirador artificial, inconsciente, con una bala alojada en la cabeza, dejó tres hijos huérfanos. Para los taxistas, la inseguridad se ha incrementado por una nueva norma que los obliga a recoger los pasajeros sin que ellos puedan argumentar el tradicional: “No me sirve. Voy para otro lado”. “Ahora debemos ir a sitios muy peligrosos, los atracos y las muertes nos persiguen”, dicen sus voceros. Se han denunciado media decena de asaltos a taxistas en menos de 10 días.

Un camión que iba alta velocidad se descolgó esta semana por una vía del barrio Sotavento de Ciudad Bolívar, se subió al andén y mató cuatro miembros de una familia: la abuela, la madre y un nietecito de 8 meses de nacido. También falleció Javier Steven González, de 16 años de edad, quien estuvo recluido en el hospital El Tunal. El caso no tuvo el impacto mediático del de la mujer que, en diciembre, ebria, se subió a un andén y atropelló a varios niños que esperaban la ruta escolar con sus padres, en la calle 100. Un niño de 11 años perdió una de sus piernas. Ya ni los andenes son seguros.

Aún no se ha aclarado oficialmente el caso ocurrido hace unas semanas por la muerte de una joven. Se trata de la joven Karen Estephany Aldana, de 22 años, quien sufrió un paro cardiorrespiratorio dentro de una ambulancia. Para la familia de la paciente, que estudiaba octavo semestre de medicina, se trató de un paseo de la muerte porque la joven no fue recibida en una institución adecuada por falta de una firma; para las autoridades, hubo todos los protocolos y las valoraciones necesarias, pero los médicos no tenían la información de los medicamentes que ella requería. La investigación sigue.

Y en el norte de Bogotá, el agua empezó a llegar a las casas con un leve color amarillo. La Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Bogotá (EAB) explicó el cambio de color obedece a trabajos de adecuación en la planta de Chingaza. La EAB explicó que la obra no afectará la calidad del agua y que esta sigue siendo apta para el consumo humano y que de lo que se trata es de hacer los trabajos adecuados para mejorar su distribución.