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| Foto: Guillermo Torres

ENCUESTA

Pesimismo se toma a Bogotá

El 43 % de los capitalinos quiere irse de la ciudad por cuenta de la inseguridad y los trancones. Encuesta contratada por ProBogotá.

22 de agosto de 2015

Que los bogotanos se sienten cada vez más agobiados es algo que se percibe a diario. No solo porque las calles cada vez están más llenas de carros, motos, vendedores ambulantes, sino por la sensación de que en cualquier momento los pueden robar. Pero que por primera vez alguien se haya tomado el trabajo de medir qué tan satisfechos están los habitantes con su ciudad y con la vida que llevan, es por lo menos revelador.

Esa fue precisamente la idea de ProBogotá, una fundación creada por reconocidas empresas que busca influir en el futuro de la ciudad. Por eso contrató a la firma Yanhaas para hacer una encuesta para conocer la opinión que tienen de su ciudad y sus condiciones de vida los habitantes capitalinos así como los de Soacha, Facatativá, Chía, La Calera, Mosquera y Cota. En otras palabras, como dice Luis Guillermo Plata, presidente de la fundación, la encuesta terminó siendo un termómetro muy interesante de lo que piensan las personas acerca de su ciudad y los problemas que deben enfrentar los próximos alcaldes.

Precisamente, una de las principales conclusiones de la encuesta es el pesimismo de los bogotanos. Al preguntarles si su ciudad estaba mejor, igual o peor que hace cinco años, el 56,7 por ciento de ellos dijo que la metrópoli está peor, el 28,4 que sigue igual, y el 15 por ciento que mejoró.

Por su parte, la percepción en las personas de los otros municipios encuestados no es tan pesimista. El 41,8 por ciento de los encuestados dijo que su ciudad está peor que hace cinco años, el 19,7 dice que está igual, y el 38,5 contestó que su municipio ha mejorado.

El mayor porcentaje de las personas que creen que su ciudad o municipio está peor se encuentra en el estrato cinco con un 73,7 por ciento. Mientras tanto, el estrato uno con un 21,4 por ciento es el sector poblacional donde es más alta la percepción de que su municipio está mejor.

Esa creciente desazón también se puede percibir en que el 43,4 por ciento de los encuestados bogotanos respondió que le gustaría migrar a otra ciudad. Entre las razones están no sufrir tanto estrés; tener un mejor trabajo, ambiente, educación, un mejor clima o porque hay más oportunidades. Por el contrario, el 54,4 por ciento respondió que quiere seguir viviendo en la capital. Esa idea de marcharse es menor en los otros municipios encuestados: el 35,6 por ciento dijo querer hacerlo frente al 62,8 que dijo que no lo ha pensado. Al 29,5 por ciento le gustaría irse a vivir a un municipio cercano, preferiblemente Zipaquirá.

Al buscar los problemas que más afectan a todos los encuestados, el 54,2 por ciento dijo que es la seguridad, el 31,5 la movilidad y el 8,3 por ciento la contaminación. Al profundizar en el primero, hay datos contradictorios. El 89 por ciento se siente a gusto en el barrio en el que vive, pero solo un 60,8 por ciento se siente seguro allá frente a un 36,4 que dice lo contrario. Lo que más afecta su tranquilidad son las pandillas y el microtráfico de drogas. También creen que el deterioro de las zonas verdes y en especial del espacio público no está siendo atendido por la administración, y que es un tema que debe ser una prioridad porque afecta la calidad de vida.

Ahora bien, frente a las acciones para mejorar la seguridad, las personas creen que se debe aumentar el número de policías (27,1 por ciento), ofrecer programas culturales y deportivos a los jóvenes (27 por ciento), mejorar la organización entre los vecinos (24,8 por ciento) y mejorar el espacio público (24,8 por ciento). Esos resultados concuerdan con lo que los encuestados le piden a los nuevos alcaldes. El 39,6 por ciento solicita medidas frente a la seguridad, el 17,9 por ciento mejorar los sistemas de transporte, el 13,7 adecuar la malla vial, el 11,8 generar programas de educación ciudadana, y el 11,1 por ciento mejorar los programas de educación en los colegios públicos y acceso a la educación superior.

Otra de las grandes conclusiones es la noción tan limitada que existe de los deberes para con la ciudad. En las encuestas, el 66,5 por ciento dijo que era buen ciudadano, el 31,9 no se considera ni bueno ni malo, y el 1,6 cree que no lo es.

Sin embargo, al profundizar sobre lo que significa ejercer la ciudadanía los resultados son desconcertantes. Al preguntarles sobre qué hacen por su ciudad, el 74,5 por ciento dijo ser tolerante; un 28,8 aseguró no botar basuras, un 25,5 afirmó respetar las normas, ser buen peatón o conductor 19 por ciento, pagar impuestos 16,9 por ciento y reciclar 10,6 por ciento. Solo un 10,6 por ciento mencionó participar activamente en las votaciones.

En torno al tema de qué estarían dispuestos a hacer por su ciudad, el 61 por ciento dijo que no botar basura o reciclar, 7,9 ser tolerante, 6,2 ser buen peatón o conductor, 5,6 respetar las normas y 4,1 participar activamente en las votaciones.

El panorama sobre los derechos y obligaciones de los ciudadanos empeora aún más al ver las respuestas sobre participación política. El 62,3 por ciento dijo que votará en estas elecciones de alcaldes y concejales, frente a un 53,5 que lo hizo hace cuatro años. Pero otras respuestas muestran que la idea preponderante entre los encuestados es que con solo votar se es buen ciudadano.

Incluso la encuesta revela que a los habitantes de Bogotá y sus municipios aledaños no les interesan mucho las elecciones, ni vigilar lo que hacen sus concejales o alcaldes. El 33 por ciento respondió que no se acuerda por quién votó para alcalde, y el 70,3 dijo lo mismo para el Concejo. La mayor parte de la ciudadanía, tanto en Bogotá como en los otros municipios, no conoce ni el nombre del programa de gobierno (57 por ciento), ni el equipo del mismo (60 por ciento). Incluso, la mayoría no sigue ni sabe lo que está haciendo su alcalde o concejal. Todo esto pone en evidencia, según la encuesta, “el bajo nivel de importancia que se le da al voto por parte de los encuestados”.

Y la última gran conclusión que se desprende de la encuesta es la importancia que le dan las personas a la educación. La mayoría está conforme con los colegios, en su mayoría públicos, en los que están sus hijos. Y señalan diferentes factores: cercanía a la casa, buenas instalaciones, dotaciones, buen mantenimiento, buenos profesores y porque tiene actividades extracurriculares. Sin embargo, un 38 por ciento de los que tienen sus hijos en un plantel oficial ha pensado en cambiarlos a uno privado, para buscar un mejor ambiente para los niños o para que los profesores tengan mayor calidad.

Ahora bien, la mayoría considera que la educación superior es el camino para el progreso económico y cree que en sus condiciones actuales puede garantizársela a sus hijos. El 97 por ciento está de acuerdo en que una vez su hijo termine el bachillerato siga estudiando. El 89,2 en que probablemente su hijo irá a la universidad o que puede ir al Sena o a una institución de educación superior.

Estos y otros resultados muestran que los futuros alcaldes, en especial el de Bogotá, tienen mucho que hacer, sobre todo para convertirla en una ciudad más segura, en la que la movilidad no destruya todo lo que se ha construido, y en la que las personas quieran vivir. Los ciudadanos saben lo que desean, pero la gran pregunta es si los futuros alcaldes y concejales tendrán la disponibilidad y capacidad para hacerlo.

Vea la encuesta completa aquí