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Conocido con el alias de El Flaco, fue perseguido durante los últimos dos años por la agencia de inteligencia estadounidense y la Policía colombiana.

JUDICIAL

El boyacense que servía de enlace para la mafia italiana

Esta es la historia del hombre que se convirtió en el principal contacto para exportar droga para los carteles mexicanos y la temida ‘Ndrangheta italiana.

4 de junio de 2016

Alos vecinos de uno de los más exclusivos conjuntos residenciales de Cúcuta siempre les llamó la atención uno de los habitantes de la casa más costosa del lugar. Por semanas enteras el hombre desaparecía y los pocos días que permanecía en el sitio armaba estruendosas fiestas que duraban tres o cuatro días antes de perderse nuevamente. Todo indicaba que podía tratarse de alguien dedicado a ‘negocios raros’. Y no se equivocaron.

A finales de mayo pasado, un grupo de funcionarios y comandos de la Dijín llegó hasta el lugar y lo arrestó. Lo que no sabían los vecinos es que ese hombre no estaba dedicado a cualquier negocio. De hecho, las autoridades lo detuvieron al final de una operación de varios años que se extendió por cinco países, en la que participaron las principales agencias de inteligencia de Estados Unidos y los más curtidos oficiales encubiertos de la dirección de inteligencia de la Policía Nacional (Dipol). No era para menos.

El hombre al que perseguían era el principal transportador y enlace de los capos colombianos con dos de las organizaciones mafiosas más tenebrosas del mundo: el cartel del Golfo en México y la ‘Ndrangheta calabresa. Esos dos grupos criminales distribuyen más del 50 por ciento del mercado de droga en Norteamérica y Europa. La historia de la cacería a este hombre clave para los narcos mexicanos e italianos comenzó hace cerca de dos años, en las selvas del Catatumbo. Para comienzos de 2014 varios agentes encubiertos de la Dipol, mediante diferentes fachadas, lograron infiltrarse en esa región. Iban tras Víctor Navarro, alias Megateo, el exguerrillero del EPL que manejaba todo el negocio del narcotráfico en la zona. Los agentes encubiertos comenzaron a ver que frecuentemente llegaba hasta los campamentos del capo un hombre en camionetas blindadas. Algunas veces iba acompañado de varios mexicanos y otras con italianos. Se quedaban varios días y tras las reuniones hacían fiestas con mujeres ‘prepagos’ en la mitad de la selva.

El asunto llamó la atención de los hombres de la Dipol. Y, al tiempo que seguían a Megateo, comenzaron a poner sus ojos sobre el misterioso personaje. Inicialmente pensaron que se trataba de un narco venezolano, ya que cuando salía de los campamentos cruzaba la frontera hacia el vecino país en donde le perdían el rastro. Sin embargo, en una de esas visitas, el extraño personaje llevó varias cajas cargadas de millones de pesos para Megateo y regresó a Cúcuta. Esta primera pista permitió a los infiltrados seguirlo y conocer su nombre: Albeiro Roa, un boyacense que desde comienzos de la década pasada se había instalado en la frontera.

Los investigadores descubrieron que en el mundo de la mafia lo conocían con el alias del Flaco. Gracias a sus contactos a ambos lados de la frontera se había encargado de enviar la droga de conocidos narcos como el Loco Barrera y Comba, a México y Europa. A pesar de esto, siempre logró permanecer alejado del radar de las autoridades. Cuando estos dos capos cayeron y terminaron extraditados, los mexicanos e italianos le pidieron al Flaco contactarlos y servir de enlace con los narcotraficantes que quedaban en Colombia encargados del negocio.

Fue así como trajo al país a los narcos del cartel de Sinaloa y a uno de los representantes de la ‘Ndrangheta italiana e inicialmente los contactó con Megateo, en reuniones en las selvas del Catatumbo documentadas por los infiltrados de la Dipol. Tras sus reuniones, el Flaco viajó a Panamá y otros países de Centroamérica a reunirse con sus contactos. Los agentes encubiertos y las autoridades locales lo documentaron todo. Lo mismo ocurrió en Europa.

En octubre del año pasado, cuando Megateo murió en una operación policial, el Flaco contactó a sus socios mexicanos e italianos con alias Otoniel, jefe de la banda de los Urabeños, para seguir exportando droga. Pero desconocía que para ese momento la Inteligencia de la Policía, junto con los estadounidenses, ya sabían todo sobre él y su importancia en el mundo de la mafia. José Ramos, alias Tigre, el enlace del cartel del Golfo, y Gabriele Biondo, alias Caballo, el hombre de la ‘ndrangheta fueron detenidos en sus países tras la información entregada por los colombianos. Poco tiempo después, hace dos semanas, cayó el Flaco. Así terminó preso el principal enlace de la mafia en Colombia.