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Gustavo Petro y Sergio Fajardo, quienes han sido claros es anunciar sus aspiraciones presidenciales, adelantaron la pelea por el triunfo en el 2022

POLÍTICA

Bronca prematura entre Petro y Fajardo

Faltan todavía dos años para que comience la campaña presidencial. Pero Petro y Fajardo ya se están dando palo como si las elecciones estuvieran a la vuelta de la esquina. Por ahora, la pelea va en empate.

9 de noviembre de 2019

Como se ven las cosas hoy, la próxima elección presidencial no va a ser entre la izquierda y la derecha, sino entre la izquierda y el centro. A la fecha, Gustavo Petro y Sergio Fajardo encarnan esas dos corrientes. Eso podrá cambiar en los dos años que faltan para que empiece la campaña. Pero estos dos están mejor posicionados hoy para enarbolar esas banderas.

Los dos saben que se van a enfrentar y ya están peleando. Desde el día de las elecciones no han parado de mandarse mutuamente pullas por las redes sociales. Generalmente, Petro ataca y Fajardo se defiende. El enfrentamiento gira en torno a cuál de los dos le fue mejor en las pasadas elecciones regionales. En realidad a ninguno de los dos le fue tan bien.

Petro reclama como punto de honor que con Hollman Morris sacó el 14 por ciento de la votación en Bogotá, la ciudad que él gobernó. Mientras que Fajardo, quien fue gobernador de Antioquia y alcalde de Medellín, salió derrotado con sus candidatos en ambos frentes. Su carta para la capital antioqueña, Beatriz Rave, sacó apenas 14.000 votos, un poco más del 1 por ciento de la votación.

Petro agrega que los casi 200.000 votos que le sacó su hijo en Atlántico a Elsa Noguera por la gobernación están lejos de ser una derrota. Quiere decir con esto que en tierra de los Char, una votación de esa magnitud para un primíparo es un logro impresionante. Tiene algo de razón.

Petro agrega que los casi 200.000 votos que le sacó su hijo en Atlántico a Elsa Noguera por la gobernación están lejos de ser una derrota

Pero si bien a Fajardo le fue muy mal en su tierra, en el ámbito nacional le fue bien en cuestión de imagen. Para empezar, se quedó con la joya de la corona: la Alcaldía de Bogotá, en cabeza de Claudia López. Pero más que eso, está el hecho de que el dirigente paisa se beneficia de una confusión: todo el mundo lo asocia con el Partido Verde –el gran ganador de las elecciones del 27 de octubre–, aunque no es el de él. Esa asociación obedece a que a pesar de que Fajado tiene su propio movimiento, Compromiso Ciudadano, él ha hecho política de la mano con los verdes. Fue fórmula vicepresidencial de Antanas Mockus, y Claudia López fue fórmula vicepresidencial suya.  

El distanciamiento entre estos dos precandidatos tiene su origen en que Petro atribuye su derrota en las presidenciales a la negativa de Fajardo a apoyarlo. Desde que este último, a los pocos días de la primera vuelta presidencial, anunció que votaría en blanco y que se iba a ver ballenas, Petro no ha podido perdonarlo. Ese enfrentamiento se ha mantenido hasta hoy.

El distanciamiento entre estos dos precandidatos tiene su origen en que Petro atribuye su derrota en las presidenciales a la negativa de Fajardo a apoyarlo.

En retórica, Petro le gana fácilmente a Fajardo. Por cuenta de que este último dijo que no participaría en una coalición contra Uribe, el líder de la Colombia Humana lo califica de uribista. También describe a los que están con él como integrantes del partido de la vida; y a los que están en contra, del de la muerte. Fajardo es ante todo académico, y como no le gusta pelear, Petro le gana en ese terreno.

Si se van a medir por sus respectivas gestiones, gana sin duda Fajardo. Su trabajo en la Alcaldía de Medellín y en la Gobernación de Antioquia definitivamente fue mucho mejor que la gestión de Petro en Bogotá. La popularidad de este último, por lo tanto, no obedece a sus resultados como gobernante, sino a que él representa el rechazo al establecimiento. En términos políticos, ese posicionamiento es simultáneamente su mayor ventaja y su mayor debilidad.

Tanto Petro como Fajardo tienen un talón de Aquiles. El primero es demasiado agresivo, y el segundo, demasiado tibio. Paradójicamente, para llegar al Palacio de Nariño Fajardo tiene que ser un poco agresivo, y Petro, un poco más tibio.