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Desde hace cuatro años Érica practica buceo. | Foto: Archivo particular

EMERGENCIA

"Suplico que no cese la búsqueda de mi esposa"

Jorge Arias relata la angustia por la desaparición de su mujer, Érica Vanessa Diaz, una de las buzo que sigue extraviada en Malpelo. Pide que continúen los esfuerzos para encontrarla.

3 de septiembre de 2016

Los últimos días han sido especialmente angustiantes para las familias de Érica Vanessa Díaz y Carlos Enrique Jiménez, los dos buzos que continúan desaparecidos en Malpelo, la isla colombiana ubicada en el Pacífico.

El viacrucis empezó el pasado miércoles cuando se conoció que cuatro buzos colombianos y un extranjero habían desaparecido durante una expedición a Malpelo. En medio de la emergencia Peter Morse, el buzo estadounidense, logró ser ubicado y avisar a las autoridades la desaparición de cuatro de sus compañeros, se trataba de Érica Vanesa Díaz, Hernán Darío Rodríguez Vera, Jorge Iván Morales Arbeláez y el instructor Carlos Jiménez.

Desde ese momento la Armada, con apoyo de la Fuerza Aérea, empezó la búsqueda que dio frutos 48 horas después. Una aeronave de Estados Unidos localizó a Jorge Iván Morales y Hernán Darío Rodríguez, quienes se encontraban a 39 millas náuticas al sureste de la Isla de Malpelo. Los deportistas fueron encontrados con señales de hipotermia.

Sin embargo, el drama de las familias de Érica y Carlos continúa. Jorge Arias, esposo de Érica, le contó a Semana.com que las dos familias se encuentran reunidas esperando noticias y tocando todas las puertas posibles para encontrar a sus seres queridos, inclusive consiguieron un avión particular para ayudar en la búsqueda, de ser necesario.

“Un avión norteamericano está buscándolos, tenemos mucha esperanza porque ese avión puede durar más tiempo sobrevolando la zona”, comentó Arias.

A Érica la esperan en su casa dos pequeños, sus hijos de un año y medio, y ocho años. Su esposo la describe como una excelente e intrépida mujer que a sus 30 años decidió ir por primera vez a Malpelo. “Antes había ido a Gorgona, pero ir a Malpelo es uno de los sueños de todo buzo”, explicó Arias.

Érica es abogada de profesión pero hace cuatro años decidió sumergirse en las profundas aguas para conocer un nuevo mundo. Ella, así como los demás buzos que fueron arrastrados por la corriente, tenía vasta experiencia en el buceo y por eso pudo ir a Malpelo. Para bucear en esta isla oceánica se debe contar con un nivel de certificación de buzo avanzado.

Carlos Jiménez, el otro colombiano desaparecido, es un experimentado buzo que iba como instructor en la expedición. Un hombre apasionado de 53 años que decidió entregar su vida a este oficio hace 15, dejando atrás su trabajo como técnico electrónico.

Malpelo es uno de los mayores tesoros de Colombia, hace parte del Valle del Cauca, cuya riqueza atrae a buzos y estudiosos de todo el mundo. Sin embargo, sus características la hacen tan espectacular como riesgosa. La mayor parte del año permanece cubierta por una densa bruma y en ella confluyen varias corrientes importantes.

No es común que en Malpelo ocurran accidentes, sin embargo el riesgo es latente. “Hace ocho años un biólogo desapareció y no lo encontramos”, relató Luis Alfonso Cano Ramírez, vocero de Parques Nacionales Naturales de Colombia.

La búsqueda de los dos buzos es en extremo compleja. Malpelo es una formación rocosa clavada a 500 kilómetros al oeste del puerto de Buenaventura. Quienes lo visitan recorren 30 horas en lancha para llegar a ese refugio y tienen que dormir en las embarcaciones, pues allí es muy difícil descender a la roca. La Unesco lo declaró "Sitio de patrimonio mundial natural" por su riqueza marina. En la isla oceánica están prohibidas todas las actividades humanas, en especial la pesca, por eso es un santuario al que acuden los amantes de la fauna y en especial de los tiburones martillo que allí se ven a borbotones.