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Los cables de ‘The New York Times’

SEMANA divulga los cables diplomáticos a los cuales se refirió el periódico estadounidense acerca de la percepción de la embajada gringa en Bogotá sobre los principales políticos en los noventa.

2 de junio de 2018

La semana pasada el diario The New York Times publicó un artículo sobre el contenido de unos mensajes en los que funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Colombia informaban a la Secretaría de Estado de ese país acerca del contexto político colombiano. Los documentos, desclasificados hace menos de un mes por el Departamento de Estado, describen reuniones de 1992 a 1995 entre funcionarios estadounidenses, congresistas y Álvaro Uribe, así como información sobre este, ministros y congresistas aportada por funcionarios y políticos colombianos del momento.

En los mismos cables se señala que la información incluida en ellos no representa acusaciones, sino evidencia de conversaciones de actores políticos que la embajada consideró estratégicos en Colombia para indagar sobre el tema del narcotráfico en el momento.

Vea los cables del New York times

En cuanto a la razón por la cual divulgaron los cables a pocos días de las elecciones, Nicholas Casey, el corresponsal del periódico y encargado de la región andina, aseguró a SEMANA que el diario “consideró el contenido de los cables una información periodística y de interés, independientemente de la fecha”.

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Estas son algunas de las referencias y episodios de los cables acerca del expresidente Uribe y otras figuras de la política nacional que hoy siguen vigentes:

Uribe y su estrategia contra las Farc y el narcotráfico en Antioquia en 1995

En reunión con el embajador de Estados Unidos, el entonces gobernador expresó que debido a la cantidad de hectáreas plantadas con coca y amapola sería difícil para el gobierno lograr una erradicación completa. Según uno de los cables, “Uribe dijo que, como un estudiante que tuvo tendencias izquierdistas en los sesenta, estuvo convencido de la dimensión ideológica de la guerrilla”, pero que en ese momento estaba seguro de que los guerrilleros eran poco más que “matones a sueldo”. El gobernador se quejó de no tener mucho apoyo desde Bogotá, “luego habló de la necesidad de restaurar la tolerancia en una sociedad altamente polarizada, y de recuperar los valores familiares”. Uribe le planteó al embajador que dos de las tácticas más controvertidas que planteaba consistían en crear y financiar una “red de solidaridad social” para combatir el terrorismo, y promover la fumigación aérea “con la que está absolutamente comprometido”.En el área judicial, el gobernador se quejó de la “falta de diligencia de las autoridades judiciales para implementar la Constitución de 1991, cuyo objetivo es romper las barreras ideológicas y partidistas que dividen a los colombianos e impulsar mayores niveles de integración social y tolerancia”.

Uribe, “un enigma”

En uno de los cables se insiste en que Uribe es un enigma para la embajada, pues “su familia tiene vínculos con los narcos, pero sus declaraciones contra ellos son duras”. También se dice que Uribe será uno de los líderes del pelotón de Ernesto Samper en Medellín, una ciudad estratégica para cualquiera que quiera ser presidente de Colombia.En otro se dice que “a partir de 1989 presuntamente ha estado relacionado con tráfico de drogas. Los registros son menos concluyentes y se limitan a describir que la familia de Uribe tienes grandes extensiones de tierra y hace negocios legítimos, como la cría de ganado”.

La acusación de Luis Guillermo Vélez

“Durante un almuerzo en febrero 3 de 1993, el senador liberal Luis Guillermo Vélez le dijo al funcionario Poloff (agregado político) que él cree que Uribe era el primero en contactar con la madre de Escobar. Vélez aseguró que Uribe tenía vínculos familiares con los hermanos Ochoa Vásquez, que financiaron parte de su campaña política. Escobar, a través de los Ochoa, ahora exige que Uribe le devuelva los favores al intentar abrir un canal de comunicación con Gaviria. En una reunión por separado, en febrero 4, el exsenador antioqueño Alejandro González reiteró los cargos de Vélez en el sentido de que Uribe teme por su vida porque fue incapaz de cumplirles a sus mentores del cartel de Medellín”.

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“Un líder joven con un futuro rosa”

Así describe uno de los cables al entonces gobernador: “Uribe Vélez (42) fue el alcalde más joven de la historia de Medellín y aunque no del todo luminoso, es una estrella brillante en el firmamento del Partido Liberal”.

Uribe explica la visita a la esposa de Pablo Escobar

Uribe dijo que es posible que los abogados hayan entrenado a la esposa de Escobar para decir lo menos posible. “En palabras de Uribe, se dice en las calles que está avergonzada del terrorismo de Escobar y que los vecinos la rechazan. La gente de Medellín está enojada con Escobar y el número de simpatizantes del capo se reduce constantemente. La reunión no terminó en ningún acuerdo. Uribe dijo que a su oficina había llegado la carta de la señora Escobar, pero que él se enteró por la prensa. Él cree que el original fue enviado al procurador regional Velásquez. Durante el encuentro con Poloff, con quien habló del tema, Uribe constantemente se paseaba por una pequeña oficina, visiblemente agitado. Dijo que quería que la embajada estuviera al tanto de su papel exacto en el encuentro”. “En lo que a mí respecta, Escobar tiene tres opciones: rendirse incondicionalmente, ser capturado o dado de baja”, aseguró el senador.Al final de este cable hay un comentario en el que se dice “la embajada está segura de que el presidente Gaviria no autorizó ese encuentro y que fue por iniciativa particular”.

“Álvaro Uribe, Iván Velásquez y Álvaro Villegas se reunieron con la mamá de Pablo Escobar para facilitar su rendición”

Un reporte de la embajada de 1992 describe un intento infructuoso de Uribe de nominar en un encuentro partidista a una persona vinculada con el tráfico de narcóticos a la Alcaldía de Medellín. Después de ese esfuerzo, Uribe propuso la candidatura de un tío del asesinado zar de la mafia, Pablo Escobar, quien también fue abatido. De acuerdo con otro informe de la embajada, en 1993 Uribe y otras dos personas se encontraron con la esposa de Pablo Escobar para negociar su rendición. Ese encuentro fue facilitado por un conocido de Uribe cercano a la familia de Escobar. Otro político liberal dijo al oficial que reportó que Uribe recibió recursos del clan Ochoa Vásquez para una de sus campañas, pero que “teme por su vida, pues no les hizo caso una vez fue elegido”. Este último cable aparece con el nombre Frechette a modo de firma. Otro cable sobre el mismo tema dice que “el enfrentamiento público entre los tres colombianos que se reunieron con la esposa de Pablo Escobar en diciembre, sumados, a las declaraciones que uno de los involucrados dio en la embajada, permite concluir que la administración Gaviria no tuvo nada que ver con los contactos con la madre de Pablo Escobar y que los involucrados actuaron por interés propio”. En una carta de Escobar, que asegura tener la embajada, se mencionan los tres nombres de quienes lo visitaron: el senador Álvaro Uribe, el entonces procurador regional de Antioquia, Iván Velásquez, y el senador Álvaro Villegas. En otro de los cables se señala que “Uribe explicó al funcionario Poloff (agregado político) que durante una reunión sobre seguridad con políticos locales, en la que estuvieron el alcalde de Medellín, Luis Alfredo Ramos, y el procurador Velásquez, alguien mencionó que Escobar no se había rendido porque tenía miedo de que lo mataran. Ante eso, Uribe anotó que si ese temor era el obstáculo, él mismo actuaría como garante de su seguridad”. Y continúa el texto: “En ese punto, de acuerdo con Uribe, Velásquez dijo conocer a la madre de Escobar y que podría organizarle un encuentro a ella con Uribe, quien podría transmitirle confianza sobre la seguridad del capo en caso de que se entregara. Pocos días después Velásquez llamó a decir que todo estaba listo y que Álvaro Villegas iría también. No les fue permitido llevar escoltas y terminaron yendo a un apartamento donde no estaba la mamá de Escobar, pero sí su esposa. Uribe dijo que no se dio cuenta de que era la esposa hasta que pasó un rato de la conversación y no tuvo explicación para sustentar porque esa reunión no fue con la madre”.

Ernesto Samper: preparándose para la Presidencia

Del entonces “futuro candidato liberal” se dice en un cable que ha comenzado a armar su equipo de campaña. “El equipo es en su mayoría serio y está compuesto por figuras liberales y honestas. Nuestra lista de apoyos a Samper tiene a varias personalidades desagradables y a un narco, pero Samper no los ha invitado a completar su ‘staff’”.

Horacio Serpa, un asesor de centroizquierda

Los funcionarios de la embajada de Estados Unidos definían a Serpa como un jurista de centroizquierda, que “al mismo tiempo que expresa una oposición conceptual a la figura de extradición de colombianos, ha apoyado la extradición de algunos de ellos y no ha dialogado con ninguno. Como miembro de la Constituyente apoyó la prohibición de extraditar nacionales, pero se opuso a la propuesta de algunos de declarar un perdón a los narcotraficantes”.

Carlos Holmes Trujillo, un liberal convencido

“Trujillo trabajará en la campaña de Ernesto Samper a la Presidencia. Ha sido ministro de Educación, cónsul en Tokio y alcalde de Cali. Es un liberal sólido y alguna vez ejerció como secretario general del partido”.

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Antonio Navarro, un funcionario destacado

En versión del empresario César Villegas, que según los cables fue un empresario cercano a Ernesto Samper y Álvaro Uribe, Antonio Navarro era una persona “filosóficamente cercana a Samper”. Los funcionarios de la embajada registran un profundo interés del samperismo en lograr un apoyo de Navarro para su candidato en segunda vuelta y el interés del presidente, en caso de ser elegido, de nombrarlo ministro de Salud o de Educación por haber sido un funcionario destacado en el periodo anterior.

Fernando Botero, amigo de la embajada

“Educado en Harvard, fluido en inglés, es muy cercano a Samper. Es el político por excelencia de los noventa, joven, energético, de avanzada… Es un amigo de vieja data de la embajada, un reformista que jugó un rol estratégico en destapar el narcoescándalo del senador Samuel Alberto Escrucería en 1982”. Paradójicamente, a poco más de un año que estallara el proceso 8.000, la embajada creía “difícil imaginar a Botero participar en una campaña salpicada por dineros sucios”.

Alberto Santofimio y otros nombres vinculados a la narcopolítica

“Si bien el presidente Gaviria ha sido relativamente exitoso al excluir a las personas con vínculos de narcotráfico de los niveles más altos de su administración, la política y el gobierno colombianos continúan operando bajo la sombra de la influencia del narcotráfico. Esta influencia es más evidente en el Congreso colombiano y en las gobernaciones departamentales. Un control exhaustivo de la DEA muestra el 20 por ciento del Senado, el 5 por ciento de la Cámara de Representantes y el 15 por ciento de las gobernaciones elegidas en 1992 sospechosos de tener lazos con los narcos. A pesar de todo, las elecciones de octubre de ese año implicaron algún avance en la limpieza de la política colombiana. Muchos antiguos barones conservadores y liberales vieron caer sus votos totales, dejando a algunos sin bases de poder locales. Un ejemplo es Alberto Santofimio, un notorio narcopolítico, cuya pobre actuación forzó la disolución de su movimiento en el Tolima. La tendencia electoral actual contra los barones electorales, si se mantiene a largo plazo, podría disminuir la influencia del narcotráfico en el Congreso y en los departamentos. Sin embargo, esta influencia se debe dejar de considerar una amenaza”.