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| Foto: Archivo particular

JUDICIAL

La misteriosa desaparición de la familia de un extraditable

Las autoriades aún no tienen rastro de la familia de Carlos Hugo García, alias 'Chocolate'. Muchos temen que en Cali se reactiven, como en los peores tiempos, las vendettas mafiosas. ¿Por qué?

2 de febrero de 2016

Hasta hace unos años el peor pecado para un narcotraficante era convertirse en ‘sapo‘. En aquellos mafiosos que por lograr una rebaja sustancial de sus penas en los Estados Unidos encienden el ventilador a diestra y siniestra y entregan rutas, socios y datos concretos de sus inversiones.
 
Pero ahora el nuevo ‘pecado‘ de los narcotraficantes que logran negociar con la justicia norteamericana son sus bienes. Esa parece ser la explicación de la misteriosa desaparición de la familia de Carlos Hugo García, alias ‘Chocolate‘ o ‘Lúker‘.
 
Este temido criminal que las autoridades describen como el jefe de una poderosa oficina de sicarios que operaba en Cali desde la que se ordenaban asesinatos, secuestros y extorsiones, pasa por la misma angustia que vivieron sus víctimas.
 
De manera extraña, su esposa, sus dos hijas, una sobrina y una prima desaparecieron el pasado domingo 31 de enero, mientras se dirigían desde el barrio Atanasio Girardot (Cali) hacia Jamundí, donde vive su cuñado.
 
Jamundí es un pequeño municipio a media hora de Cali. Cuando eran las 11:15 de la noche los familiares de ‘Chocolate‘ no aguantaron más la incertidumbre y dieron aviso a las autoridades.
 
Según dijo a medios radiales el coronel Nelson Ramírez, comandante de la Policía Metropolitana de Cali, de inmediato se conformó un equipo especial con el Gaula. “Con ellos se está haciendo la trazabilidad de la ruta que hicieron y se buscan imágenes de las cámaras de seguridad”, indicó el oficial.

Por lo pronto, las autoridades están descartando que se trate de un secuestro, “especialmente porque no tenemos elementos que así lo señalen y hasta el momento no hay comunicación o contacto con alguna persona”, aclaró.
 
La prudencia del oficial es entendible porque de tratarse de un secuestro, no hay duda de que en este caso sería con fines extorsivos y revivirían los temores de aquellos tiempos en que los narcos se enfrascaron en sangrientas vendettas en las que hasta sus familias eran objetivos.
 
En el Valle del Cauca y el Eje Cafetero el tema se volvió sensible porque existen varias señales de que el retorno de viejos narcotraficantes de la primera y segunda generación, desató una guerra por la recuperación de bienes, tal como lo contó SEMANA.
 
El ajuste mafioso más recordado es el del confeso narcotraficante Víctor Patiño Fómeque, alias el ‘Químico‘. Por lograr una rebaja sustancial de su condena en Estados Unidos -hoy ya está libre y vive en un tercer país-, negoció con las autoridades y delató a sus socios. Pero mientras él hablaba en una corte de EE. UU., en Colombia fueron asesinadas 35 personas entre familiares, amigos, escoltas, trabajadores.
 
Pero varias fuentes consultadas por este portal coinciden al afirmar que en el caso de alias ‘Chocolate‘, de confirmarse el secuestro de su familia, este no podría ser por una retaliación ante supuestas delaciones, sino extorsivo.
 
Son varias las razones para llegar a esa hipótesis. Primero, ‘Chocolate‘ fue extraditado a Estados Unidos en julio del 2012. Es decir, cumplirá cuatro años en ese país. Lo que quiere decir que si sus ‘compinches‘ dudaran de su lealtad o que los delatara, hace tiempo le habrían enviado señales de advertencia.
 
En cambio, lo que sí es de público conocimiento dentro del mundo de la mafia es que ‘Chocolate‘ amasó una fortuna no sólo como jefe de una de las oficinas de cobro y sicariato más temidas de Cali, sino porque era el responsable de coordinar los envíos de droga para la organización los Rastrojos, que lideraban los hermanos Javier Antonio y Luis Enrique Calle Serna, más conocidos como los ‘Comba‘. Ellos también están presos en Estados Unidos.
 
De hecho, los cargos que alias ‘Chocolate‘ enfrenta en la corte sur de Nueva York son precisamente por narcotráfico y lavado de activos.
 
Así las cosas, si la esposa, sus dos hijas, la sobrina y la prima de Carlos Hugo García no aparecen y se confirma que fueron secuestradas,  Cali y el Valle corren el riesgo de revivir aquellas épocas oscuras en que los mafiosos se peleaban a muerte lo que ellos llaman el ‘botín de guerra‘, que no es otra cosa que los bienes y la fortuna que amasaron traqueteando.