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Camino culebrero

La autopista Bogotá Medellín, la tercera vía más importante del país, está en manos de la guerrilla y los transportadores sufren las consecuencias.

18 de diciembre de 2000

El ‘Palacio de los Frijoles’, situado a medio camino entre Medellín y Puerto Triunfo, era hasta hace muy poco un próspero negocio. Pero ahora está a punto de cerrar sus puertas. En el pasado sus meseros no daban abasto para atender a la clientela, la mayoría de ella conformada por viajeros que se desplazaban por la autopista Medellín-Bogotá. “De los 14 meseros que necesitábamos para atender a la gente ahora sólo ocupamos cuatro”, cuenta Carmen García, quien desde hace más de 10 años es su administradora.

Los comensales del ‘Palacio de los Frijoles’ se han ido esfumando a lo largo de estos últimos tres años. Eso mismo ha ocurrido con los estaderos, hoteles, gasolineras, montallantas y todos los negocios que vivían de la intensa actividad de este importante eje vial.

Quizás uno de los mejores termómetros para medir el impacto de lo que está ocurriendo en una de las principales vías del país son las estaciones de servicio que hay a lo largo del trayecto. “Los 4.000 galones que vendíamos en una semana para abastecer las tractomulas, los buses intermunicipales y los vehículos particulares, ahora tardamos más de un mes para salir de esa gasolina”, contó a SEMANA Alejandro Ortiz, administrador de uno de esos negocios.

La vía Medellín-Bogotá es considerada como la tercera en importancia en la red vial del país. Las estadísticas del Instituto Nacional de Vías (Invías) indican que diariamente por allí circulan entre 12.000 y 18.000 vehículos. Los transportadores de carga movilizan 9.000 toneladas de productos. En cuanto a la movilización de pasajeros, ésta corre por cuenta de 12 empresas que también al día transportan cerca de 1.500 pasajeros entre Bogotá y Medellín.

Pero la maldición le cayó a la vía Bogotá-Medellín hace cerca de tres años cuando los grupos guerrilleros decidieron convertirla en uno de sus principales fortines económicos. Primero lo hizo el Ejército de Liberación Nacional (ELN) con su cuadrilla Carlos Alirio Buitrago, hoy el principal proveedor de dinero para el comando central (Coce) del ELN. Este grupo, conformado por cerca de 500 hombres, se ubicó a lo largo de 120 kilómetros, comprendidos entre los municipios de Santuario y Granada. Desde allí lanzaron su ofensiva para extorsionar a las empresas de transporte, cobrar ‘peajes’ a los pobladores que sacaban sus productos y montar ‘retenes’ para realizar ‘pescas milagrosas’.

Los resultados económicos obtenidos por la Carlos Alirio Buitrago llamaron la atención del Secretariado de las Farc, que hace cerca de un año movilizó el noveno frente con la misión de sacar a los elenos del sector y marcar territorio en la autopista Medellín-Bogotá. Las Farc se ubicaron en las goteras de Santuario y desde allí han librado su batalla con el ELN, a tiempo que ha desplegado parte de su fuerza para recaudar fondos a través de los mismos métodos de los elenos.

La presencia de la guerrilla y sus continuos atentados, como la quema de buses, tractomulas, robo de mercancía y cobro de ‘peaje’ a las empresas para que puedan seguir circulando por la vía, han convertido a la autopista Medellín-Bogotá en una de las más peligrosas del país. La situación ha llegado a tal punto que las empresas de servicio intermunicipal atraviesan por su más difícil situación económica. De acuerdo con datos estadísticos que maneja la Unión de Transportadores de Antioquia, en lo que va corrido del año la movilización de pasajeros ha disminuido en 23 por ciento.



Secreto a voces

Pero, ¿qué está pasando en esta vía que ha espantado a transportadores y viajeros? La autopista Bogotá-Medellín se convirtió en el escenario de una fuerte disputa territorial entre el ELN y las Farc con el fin de mantener su hegemonía en el oriente antioqueño. Cerca de Santuario está montado el sistema hidroeléctrico del oriente, que produce el 35 por ciento de la energía del país.

Un ejemplo palpable de esa lucha entre los grupos guerrilleros ocurrió en febrero de este año cuando el ELN mantuvo el cierre de la autopista por tres semanas consecutivas. En ese momento entró un tercer grupo en contienda: las autodefensas del Magdalena Medio. Los paras respondieron a la toma de la vía obligando a más de 8.000 campesinos vecinos de la autopista a desplazarse hacia las cabeceras municipales por un período de tres meses, lo cual no sólo causó una emergencia sanitaria por el desplazamiento masivo sino que además hirió de muerte a la economía local, que vive de la agricultura y el turismo.

La confrontación armada ha sido letal para los negocios que sobreviven a lo largo de la vía. “Aunque les hemos insistido a los que permanentemente pasan por nuestras fincas que no queremos que nos metan en sus disputas a diario somos objeto de las amenazas de uno y otro bando“, señaló a SEMANA un campesino de la zona quien denunció, además, que ahora los quieren meter a la guerra contra su voluntad. Y agregó: “Las autodefensas están presionando para que cada vereda responda por la seguridad del tramo de carretera que le corresponde. Y cuando aparecen los retenes o queman carros sólo nos queda la posibilidad de encomendarnos a Dios”.



Región estrategica

Los organismos de Inteligencia militar señalan que la pelea entre los grupos armados por controlar el oriente antioqueño tiene varias razones de fondo. En primer lugar, esa región genera en sus hidroeléctricas la tercera parte de la energía que consume el país. Igualmente, y como lo ha demostrado el ELN con la voladura de torres, desde allí se puede sabotear la distribución de energía en una buena parte de la Nación. Otra de las razones que tienen los grupos guerrilleros para buscar la hegemonía del oriente antioqueño es su cercanía al área Metropolitana del Valle de Aburrá, de donde los grupos guerrilleros obtienen recursos por extorsión y secuestro.

Paralelamente los corredores de movilización de armas, municiones e insumos, tanto del ELN como de las Farc, pasan por allí. “A los elenos los conecta con el sur de Bolívar, donde tradicionalmente han manejado su comando central, y a las Farc con el Bloque Noroccidental, hoy por hoy uno de los más importantes de esa organización”, aseguró uno de los oficiales de Inteligencia del Ejército con sede en Medellín.

Otro valor estratégico para la guerrilla es la cercanía del aeropuerto José María Córdova, principal terminal aéreo de Antioquia, y a la zona agroindustrial del oriente, conformada por un grupo importante de industrias y cultivos de exportación.



La pelea

La autopista Medellín-Bogotá se ha convertido en un botín tanto para la guerrilla como para las autodefensas. Y en medio de esa disputa está la población inerme, que ha padecido en carne propia la batalla sin cuartel entre los bandos enfrentados. Las otras víctimas de ese enfrentamiento han sido los transportadores, que en últimas son el botín que persiguen los elenos y las Farc.

“La gran dificultad que tiene la fuerza pública para controlar la autopista son las difíciles condiciones topográficas y el área selvática que la atraviesa en el sector más crítico, comprendido entre Cocorná y San Luis”, sostiene el coronel Pablo Amaya, comandante del Grupo Mecanizado Juan del Corral, batallón de la Cuarta Brigada encargado de mantener la normalidad en los municipios del oriente antioqueño.

Como ejemplo de la batalla entre los bandos en conflicto está la toma de la vía que hizo el ELN durante tres semanas. Dos meses más tarde los paras ordenaron el desplazamiento de más de 8.000 campesinos provenientes de todas las veredas que cruza la autopista a su paso por los municipios de Santuario, Cocorná, San Luis, El Carmen y San Francisco. La Cruz Roja Internacional, el departamento de Antioquia y la Red de Solidaridad ayudaron a sortear los tres meses que duró el desplazamiento masivo en las cabeceras municipales hasta el retorno definitivo de los campesinos a sus parcelas.

Pero esos desplazamientos de la población han agudizado el tema de violencia que se ha apoderado de la autopista Medellín-Bogotá. Hace dos semanas el Bloque Metro de las AUC incursionó en la zona después de que las Farc y el ELN decidieran bloquear nuevamente la vía. El resultado de esa operación de los paras fue una masacre ocurrida en el municipio de Granada, donde perdieron la vida 19 campesinos.



La presión

Si bien en este escenario de confrontación todos los actores presentes en el oriente antioqueño han usado la autopista para sus fines, quienes mayor provecho han sacado de las ventajas que ofrece ha sido sin lugar a dudas el ELN. De acuerdo con informes del Ejército y la Policía del Valle del Aburrá, este grupo subversivo es el responsables de la mayoría de las acciones que se han cometido en ella. “Cada vez que quieren ejercer presión sobre el gobierno recurren a la quema de vehículos, dinamitan puentes y peajes, ocasionando cuantiosas pérdidas materiales”, aseguró el coronel Amaya.

La delicada situación de orden público en esta importante vía del país tiene en ascuas a quienes se benefician de ella. Las cifras señalan que el transporte es uno de los sectores de la economía que más se ha visto afectado. De las 9.000 toneladas de carga que a diario se movilizaban por la autopista hoy sólo circula la quinta parte. La utilización de otras vías para llegar a Bogotá aumenta los costos. Estos superan los 80 millones de pesos diarios que deben pagarse para lograr que por fin la carga llegue a buen recaudo a la capital del país.

¿Quién asume esos sobrecostos? Todo parece indicar que los mismos transportadores. Este gremio es uno de los más solidarios que hay en el país. Aglutina a 100.000 propietarios que tienen rodando sobre las vías de Colombia 140.000 vehículos de carga pesada. Esto genera cerca de 1.500 empleos directos y un número no determinado de indirectos. A pesar de su solidaridad y su cohesión como gremio los transportadores están a punto de la bancarrota. La guerrilla ha sido inclemente con ellos. No sólo en la vía Medellín-Bogotá deben pagar el ‘peaje’ a la subversión sino que éste se repite en casi la totalidad de las carreteras nacionales. Quienes se han negado a cancelar la ‘vacuna’ a las Farc o al ELN han visto cómo sus vehículos son quemados en las propias vías cargados de víveres, electrodomésticos y maquinaria pesada.

Por otra parte Alvaro Escallón, presidente de La Previsora, estima que la autopista Bogotá-Medellín absorbió entre el 60 y el 70 por ciento de las 384 reclamaciones que el transporte nacional le demandó a esta aseguradora por causas de terrorismo durante los primeros ocho meses de este año. Esta aseguradora estatal es la única que responde por los vehículos quemados por la guerrilla. Este año le ha tocado desembolsar más de 13.000 millones de pesos. El 49 por ciento de los vehículos incinerados en las vías son de carga, el 30 por ciento de transporte público intermunicipal y el restante 21 por ciento corresponde a vehículos particulares. La situación ha llegado a tal punto que algunas empresas decidieron no usar más esta vía.



Piratas terrestres

Los problemas que se presentan en la autopista no son estrictamente relacionados con los grupos guerrilleros. También se padece un mal endémico con las bandas de piratería terrestre. Según Defencarga, otra de las entidades que aglutina a los transportadores, uno de los mayores dolores de cabeza que tienen con la piratería terrestre es el robo de los camiones con la carga.

Las consecuencias de la acción de los grupos guerrilleros, así como de las bandas de piratería terrestre, se ven hoy reflejadas en el incremento de las primas de los seguros, que han aumentado en un 31 por ciento. Esto ha llevado a que grupos de empresarios estén creando fondos de riesgos para solventar por ellos mismos los costos que les genera la guerra.

“En este momento La Previsora y la Central de Seguros son las únicas compañías que nos aseguran con tarifas asequibles, la otras no tienen arrimadero“, indicó Luis Fernando Ospina, presidente de la Asociación de Transportadores de Colombia. Además el seguro no reconoce el lucro cesante, que en tractomulas tiene un valor de 26.000 pesos la hora. “Para colmo, las cargas no están cubiertas y prohíben transportar de noche”, agregó Ospina.

Según una encuesta reciente que realizó la Asociación de Transportadores de Carga, el 80 por ciento de los vehículos de carga en el país no tienen seguro. Es por eso que con el Fondo de Seguridad y Previsión de Transportadores, respaldado por nueve agremiaciones del ramo, los empresarios están buscando apoyarse unos a otros.

A pesar de los esfuerzos realizados por los propios transportadores para hacerles frente a la delincuencia común y a la ofensiva guerrillera desatada en la autopista Medellín-Bogotá la solución de fondo no parece cercana. Los operativos puestos en marcha por el Ejército tampoco han dado los resultados esperados. Mientras tanto el ELN, las Farc y los paras continúan en una guerra abierta para lograr el dominio de esta importante vía del país. El Ejército se defiende con el argumento de que los transportadores manejan una doble moral: “Ellos decidieron tributar a ambos bandos. Es decir, que le spagan una parte de vacuna a los paras, otra al ELN y otra a las Farc”, señaló una fuente de Inteligencia militar. El remedio parece más grave que la propia enfermedad y muy poco se ha hecho para salvarla de esta agonizante situación que tiene en jaque a los transportadores y pobladores por donde serpentea una de las principales vías del país.