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| Foto: Ilustración de Jorge Restrepo / SEMANA

Política

¿'Likes' o votos? Esa es la cuestión en unas elecciones

Las redes sociales fueron protagonistas en el plebiscito, en el triunfo de Trump y serán fundamentales en la campaña del 2018. ¿Cuál es su verdadera fuerza?

2 de febrero de 2018

Hacer campaña digitalmente ya no es una opción para los políticos, es una obligación. Candidato que no cuenta con una estrategia en redes no existe y está expuesto a que las olas de ‘fake news’ acaben con él. Sin embargo, que un candidato sea activo y tenga muchas interacciones en sus redes sociales no es garantía de votos.

Según Guillermo Cuéllar, director de Brújula Comunicaciones y exdirector de La Misión de Observación Electoral (MOE,) “las redes más que generar un criterio de votación están para defender una posición ya establecida o atacar la del otro”. Las interacciones en redes sociales están permeadas por una tendencia agresiva y es uno de los principales espacios donde se evidencia la polarización que vive el país.

La tendencia de simplificar la política en las bondades de una persona ha existido siempre pero se ha intensificado con las redes sociales, idealizando a los políticos a tal grado que a sus seguidores poco les importa si lo que dicen está fuera de contexto, es irrespetuoso o incluso va en contravía de sus ideales. En las redes los políticos más que generar contenido para atraer a nuevos seguidores, gestan estrategias para destruir las posiciones del otro y defender a toda costa las propias.

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El tipo de red aunque es menos importante que la persona que publique el mensaje y la contundencia del mensaje como tal, también es notable en el impacto de lo que se diga. Twitter es una red de muy bajo uso, el 20 por ciento de los colombianos usan Twitter y solo el 58% lo usa diariamente, según la primera gran encuesta TIC 2017. Sin embargo, es de alta influencia pues los debates políticos que ahí se generan tienen mayor posibilidad de pasar a los medios; contrario a Facebook que aunque tiene más usuarios tienen menor influencia en el espectro político.

Un medio que no está en el radar de muchos porque no tiene la estructura de red social es Whatsapp, sin embargo según Guillermo Cuéllar “jugó un papel fundamental en la campaña del no en el plebiscito y va a ser la red de las elecciones del 2018” porque es perfecta para desinformar. Chatear reemplazó el voz a voz con la ventaja que además se puede compartir o recibir información por parte de cientos de personas al mismo tiempo, modalidad perfecta para difundir noticias falsas pues no hay posibilidad de que un tercero las rectifique.

Otro factor que también influye en el impacto de las redes es el contexto y el país donde se utilicen. Un ejemplo claro fue el resultado de las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos donde Donald Trump salió victorioso en gran parte gracias a todo lo que se movía en redes sociales, especialmente en Twitter. Sin embargo, en Colombia “los medios de comunicación son mucho más centralizados, por lo que tienen mucha más capacidad de generar noticia que en Estados Unidos. Lo que se traduce a que en Estados Unidos existe un mayor fraccionamiento de la información y por ende el país es más proclive a que las redes sean su fuente primaria de noticias”, asegura José Dante Parra asesor Demócrata y de comunicaciones hispanas del expresidente Obama en 2012.

Esto demuestra que por lo menos en Colombia los debates serios y profundos siguen siendo rubro de los medios tradicionales, y aunque las redes también sirven para viralizar cosas importantes que los políticos quieren difundir, la cantidad de información que se puede encontrar en ellas no permite que el usuario se concentre de forma prolongada en algo específico. Un ejemplo es la dificultad para ver un debate transmitido por Internet, pues hay una infinidad de distractores que hacen poco probable que se llegue al final de la transmisión, lo que impide generar una opinión seria y consciente en el usuario; cosas que la radio, la prensa, o la televisión, aún tienen la posibilidad de hacer.

Todo esto sin mencionar que en Colombia no existe una regulación para los mensajes de odio o difamaciones. En alemania se aprobó desde abril del 2017 la ley que obliga a Facebook, Google y Twitter a borrar dicho contenido dentro de 24 horas. Este año entró en vigencia, y los que incumplan deberán pagar una multa que puede llegar a los 53 millones de dólares.

Esto en Colombia afectaría a más de un político que escribe en sus redes todo lo que piensa sin importar si es falso o afecta a alguien, además de confundir y engañar a sus seguidores. Aparte es una buena forma de controlar las cuentas que se conocen como troles o fantasmas, que de manera anónima publican mensajes provocadores y mentiras desprestigiando a los candidatos que son ideológicamente opuestos e inflando al candidato que les gusta.

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Sin embargo, no todo es malo, las redes le han dado visibilización a movimientos políticos que tienen poco espacio en los medios tradicionales y han permitido una comunicación más bidireccional entre el político y los ciudadanos. Felipe Londoño, consultor en comunicación digital, asegura que si bien los mensajes tendenciosos y polémicos no generan adeptos nuevos, “cuando el político tiene un mensaje coherente que es transversal a la coyuntura puede construir un discurso permanente que es más probable que llegue a convencer a la gente a largo plazo”, es decir, hay manera de hacer campaña en redes y de influenciar la intención de voto del usuario si se buscan temas que aunque no sean coyunturales sean afines a la cotidianidad del ciudadano y tengan un lenguaje amable pero enfático. Además las redes tienen la posibilidad de segmentar la información que reproducen y dirigirla a diferentes públicos de manera simultánea, algo imposible para los otros medios; funcionando bien para ciertos aspectos de campaña que se pueden mostrar de manera más dinámica, como son los temas de agenda que son importantes pero que suelen aburrir al ciudadano común.

Una de las últimas campañas que dio de qué hablar fue la presidida por Angélica Lozano, Representante a la Cámara de la Alianza Verde que ahora aspira a Senado; y su formula a la Cámara, Juanita Goebertus. Las candidatas lanzaron el piloto de una miniserie donde los rusos se quieren infiltrar en su campaña para evitar que lleguen al Congreso. El primer capitulo ha recibido toda clase de comentarios, unos por ingenioso y entretenido, y otros por rayar en lo ridículo y ser un mala copia de un aparte del video “Job Interview” del entonces candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido demócrata, Bill Richarson. Camilo Gómez estratega político asegura que “este tipo de publicidad funciona para el que no es militante y para el que no tiene una posición definida. El solo hecho que llame la atención de los medios es sinónimo de éxito”.

Algo totalmente diferente a lo que hizo hace unos meses la Representante a la Cámara por el Centro Democrático, Margarita Restrepo cuando usó fotografías de Humberto de la Calle, Claudia López, Iván Cepeda, Sergio Fajardo, Roy Barreras, y Armando Benedetti para hacer una campaña que en muchos sectores se consideró agresiva y violenta. Los políticos tenían cintas en la boca, y las imágenes iban acompañadas de dos textos que decían “bravucones inconscientes” y “los callaremos en la urnas”. Una muestra clara de que el contenido de los políticos en las redes sociales en muchas ocasiones es más utilizado para atacar que para posicionarse.

Según varios expertos esas son formas de participación virtual que pueden fortalecer el apoyo de sus seguidores más fieles pero de ninguna forma fortalecen la democracia participativa. De igual forma los mismos expertos afirman que el poder de las redes sociales se fortalecerá a medida que el juego político avance, llegando a su máxima expresión y poder de influencia en la segunda vuelta de las presidenciales.

Por eso aunque las redes sociales van a ser importantes en estas elecciones, “la intención de voto de una persona obedece a un ambiente que crean todas los medios en conjunto. Se construye dependiendo de las preocupaciones de la persona, si el político se logra conectar con ello hay una verdadera incidencia, sino, no” afirma el consultor político, Camilo Rojas.