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Los guardianes de La Modelo capturados le pedían a los internos sumas entre los 2 y 30 millones de pesos. | Foto: León Darío Peláez

JUDICIAL

El bochornoso negocio de los guardianes de La Modelo

Durante dos años, un grupo de funcionarios del Inpec en esa cárcel mantuvo una macabra modalidad de negocio: amenazar y extorsionar a los detenidos. Esta es la historia.

4 de junio de 2016

La cárcel La Modelo, Localizada en el occidente de Bogotá, es uno de los centros penitenciarios más grandes de Colombia. Pero al igual que la mayoría de las prisiones en todo el país, el lugar se ha convertido en un infierno para los detenidos.

Con una capacidad para albergar 2.000 internos, actualmente en ese sitio conviven un poco más de 5.000 entre sindicados y condenados. Ese hacinamiento tiene el lugar al borde del colapso por falta espacio, deficiente alimentación e insuficientes servicios sanitarios y de salud. Nada de esto es nuevo para la opinión pública, que periódicamente ve en los titulares de prensa historias sobre cómo los llamados caciques de los patios le cobran a sus compañeros detenidos por todo, incluso por el derecho a ocupar un espacio en una celda o un corredor. Lamentablemente esa situación se ha vuelto normal en el caótico paisaje de las cárceles colombianas. Sin embargo, cuando pocas historias podían sorprender en ese penal, un nuevo y vergonzoso caso acaba de ocurrir allá. Las autoridades desmantelaron una banda de guardianes del Inpec que, lejos de velar por la integridad y seguridad de los detenidos, estaba dedicada a extorsionarlos.

El caso comenzó hace un poco más de un año cuando la esposa de un preso se presentó en el Gaula de la Policía de Bogotá. La angustiada mujer le contó a los investigadores que estaba cansada de las constantes extorsiones de guardianes de La Modelo, quienes la obligaban a conseguir entre 2 y 5 millones de pesos a cambio de no inventar falsas anotaciones contra su esposo o cambiarlo a un patio en donde lo podían violar o asesinar. Los hombres del Gaula comenzaron las pesquisas y terminaron descubriendo un panorama aterrador.

Con agentes encubiertos, seguimientos y controles de comunicaciones descubrieron que un capitán de la guardia, uno de los cargos más altos en la jerarquía del Inpec, tenía un macabro y lucrativo negocio junto a un teniente y dos dragoneantes. El modus operandi de la banda era macabro y efectivo. Estudiaban el perfil del interno vulnerable y le exigían pagar sumas semanales que oscilaban entre los 2 y 30 millones de pesos. Sus familiares debían consignar el dinero sin falta a diferentes números de cuentas o entregarlo personalmente por fuera del penal a otro integrante del grupo.

Durante varias semanas los investigadores siguieron paso a paso a cada uno de los miembros de la banda del Inpec. Por medio de los controles lograron establecer que estaban dedicados a extorsionar desde hacía por lo menos dos años. En el allanamiento a la casa de uno de los integrantes de la banda los sabuesos del Gaula encontraron más de 20 hojas de consulta, que se supone son reservadas, en donde están los datos de los internos, así como los de sus familiares.

La red usaba esta información para determinar la capacidad económica del detenido y establecer el monto de la extorsión, así como para ubicar, presionar y amenazar a las familias. En el sitio encontraron también 169 tarjetas prepago de 5.000 pesos para llamadas a celular por valor total de 845 millones de pesos. De acuerdo con la investigación, los guardianes del Inpec solicitaban en algunos casos a sus víctimas que pagaran la ‘vacuna’ con esas tarjetas. Posteriormente las revendían y obligaban a los detenidos a adquirirlas dentro del penal al triple su valor.

Tras consolidar un contundente conjunto de pruebas, el martes de la semana pasada los miembros del Gaula arrestaron a los cuatro guardianes y su cómplice. Si bien es cierto que no es algo extraordinario descubrir que algunos miembros del Inpec son corruptos, este caso resultó especialmente llamativo para las autoridades. Por primera vez lograron capturar a un grupo de guardianes extorsionistas. Ahora pasarán de vigilar a los presos a ser sus compañeros.