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El alcalde electo de Barranquilla, Alejandro Char, y el gobernador electo del Atlántico, Eduardo Verano, le pidieron al presidente Juan Manuel Santos medidas urgentes para solucionar los graves problemas energéticos de la costa . | Foto: Felipe Ariza

ENERGÍA

Los graves problemas de energía del Caribe

A los costeños se les llenó la copa por las altas tarifas del gas y el mal servicio de energía eléctrica. Protestan los ciudadanos y los políticos de la región. ¿Cómo se llegó a este punto?

28 de noviembre de 2015

El pasado domingo 22 de noviembre una multitud de habitantes de Magangué (Bolívar) estalló en cólera después de haber pasado todo el día sin servicio de energía eléctrica. En la noche quemaron las instalaciones de Electricaribe -empresa que presta el servicio de distribución y comercialización de energía eléctrica en la costa Caribe- y se llevaron computadores, equipos y todo lo que encontraron a su paso.

Este hecho insólito muestra cómo se han caldeando los ánimos en esta región del país, a tal punto que los habitantes están tomando la justicia por su propia mano ante los problemas en el suministro de energía. Los costeños están enojados porque los frecuentes cortes de luz ocasionan graves efectos económicos que se traducen en menor productividad de las empresas, daños de electrodomésticos en los hogares y pérdida de productos no perecederos en el comercio.

A la falta de calidad en el servicio de energía, se suma la queja por el incremento en las tarifas, tanto eléctricas como de gas, que han llevado a usuarios, empresarios, mandatarios locales y congresistas a exigirle al gobierno medidas efectivas. En octubre la factura de energía aumentó 7,7 por ciento y en lo corrido del año ha subido 25,88 por ciento. Y en gas, mientras que en el interior del país pagan 3,80 dólares por mbtu (unidad térmica), en el Caribe a los industriales este combustible les cuesta 5,30 dólares, es decir, 40 por ciento más.

El malestar en la región llegó a la esfera política. En el Congreso la bancada costeña está en pie de lucha. La semana pasada el senador del Atlántico y copresidente del Partido de la U, José David Name, amenazó con no votar el plebiscito por la paz, si el gobierno no soluciona el problema del gas en la región. “Se está agotando la paciencia de los habitantes del Caribe”, afirmó. El representante a la Cámara por el departamento de Córdoba y presidente del Partido Conservador, David Barguil, hizo un debate en el Congreso en contra del alza de las tarifas de energía mientras que congresistas del Polo Democrático promueven una moción de censura contra el ministro de Minas, Tomás González.

A la protesta de los parlamentarios se sumó la de los electos gobernador del

Atlántico, Eduardo Verano, y alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, quienes en una carta al presidente Juan Manuel Santos expresaron su malestar. “La región Caribe, fiel simpatizante de su gobierno y protagonista de su reelección está siendo sometida a una injustificada inequidad en los precios del gas natural”, señalan. Solicitan al mandatario adoptar medidas para evitar que las industrias pierdan competitividad ante los altos precios del combustible.

Los empresarios no están menos enojados. En un documento que le entregaron a la ministra de Comercio, Industria y Turismo, Cecilia Álvarez, indican que los industriales de la costa están insatisfechos con esta situación.

Para tratar de bajar las tensiones, la semana pasada el ministro Tomás González se reunió con los empresarios de Barranquilla y en últimas la pelota quedó en la cancha de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), que tiene plazo hasta este 30 de noviembre para definir un cambio en la fórmula que fija las tarifas del gas para evitar mayores alzas.

En el ojo del huracán

En el centro de este despelote está Electricaribe, empresa a la que le ha caído toda el agua sucia. Esta compañía, cuyo socio mayoritario es la multinacional española Gas Natural, distribuye y comercializa el servicio desde 1998 cuando el gobierno del presidente Ernesto Samper intervino las electrificadoras públicas de los siete departamentos, porque eran insostenibles financieramente, tenían baja cobertura y mala calidad en la prestación del servicio.

La empresa se defiende y afirma que enfrenta múltiples problemas relacionados con el no pago de las facturas, conexiones ilegales y alteración de los equipos de medición. Esto se ha convertido en un círculo vicioso porque si los clientes no pagan no se puede hacer las inversiones para mejorar y ampliar las redes. La región Caribe es un mercado complejo pues el 70 por ciento de la población está en los estratos 1 y 2, que, aunque reciben altos subsidios, afrontan la mayor estrechez económica.

El presidente de Electricaribe, José García Sanleandro, revela con cifras en mano la compleja situación de la compañía. Dice que la deuda de los clientes asciende a 1,6 billones de pesos. En ese monto se incluye lo que les deben el gobierno y entidades oficiales (acueductos, hospitales, colegios públicos, etcétera). A ello se suma que cada año la empresa deja de recibir alrededor de 590.000 millones de pesos por los robos de energía y las conexiones ilegales y el no pago del servicio. Además, para hacer las inversiones necesarias la empresa se ha tenido que endeudar con los bancos en 1,4 billones de pesos.

“Llevamos hablando de estos temas con cinco ministros distintos en los últimos cinco años”, dice el directivo, quien señala que afortunadamente el ministro Tomás González tomó el toro por los cuernos y en junio pasado se puso en marcha el Plan 5 Caribe. Este incluye inversiones por 4,2 billones de pesos para mejorar las redes, construir nuevas subestaciones y tender nuevas líneas de conducción y transmisión para darle más confiabilidad al sistema.

Sin embargo, García Sanleandro afirma que la verdadera solución vendrá cuando todos pongan su parte, es decir, que los usuarios paguen el servicio y que se controlen las instalaciones ilegales.

El otro chicharrón que tiene el sector es el tema del gas. Los usuarios de la costa no se explican por qué deben pagar tarifas superiores cuando tienen los mayores yacimientos del combustible con los campos de Chuchupa y Ballena (La Guajira).

Detrás de esta queja razonable hay una situación muy compleja. Una de ellas es que estos gigantescos campos están en declive y no producen como antes; además, la demanda del combustible está en aumento por la llegada de cientos de empresas a la región, lo que encarece este producto. El otro problema es que está copada la capacidad de transporte de los gasoductos y los excedentes de gas del centro del país no se pueden llevar al Caribe. Y como si fuera poco, la fórmula de la Creg para fijar los precios del combustible tiene muchos reparos y si no se hacen ajustes vendrá una nueva alza en las tarifas del gas. En la reunión de la semana pasada entre el ministro de Minas y los empresarios de la región se acordó cambiar dicha fórmula, antes del 30 de noviembre.

Para el exministro de Minas Amylkar Acosta, actual presidente de la Federación Nacional de Departamentos, “la situación no aguanta más”, por lo que pide agilizar las medidas del Plan 5 Caribe.

De las rápidas soluciones que se le den a los problemas de energía y gas dependerá que la temperatura comience a bajar, en una región clave para el crecimiento económico y donde miles de empresas se están instalando por las oportunidades que ofrece para el comercio internacional. Pero con servicios caros competir será más difícil.